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'En la jaula de oro', el podcast que muestra que la violencia de género también llega a las altas esferas

Carátula del podcast 'En la jaula de oro'.

Carmen López

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En un principio parecía el clásico cuento en el que la princesa vive en cientos de metros cuadrados sin más preocupaciones que mantenerse atractiva, cuidar de sus dos hijas y acompañar a su marido a eventos de gente con dinero. Pero detrás había un infierno de violencia machista que la protagonista tardó en asimilar porque pensaba que algo así no le ocurría a las ricas. Es la historia que se narra en el podcast En la jaula de oro, producido por El Cañonazo y The Facto en exclusiva para la plataforma Podimo. Dividido en seis capítulos de 25 minutos de duración, se estrenó el pasado jueves 8 de abril.

Aunque está basado en hechos reales –debidamente verificados siguiendo los preceptos del rigor periodístico– este documental sonoro se ha anonimizado para proteger la identidad de la protagonista. La actriz María Isabel Díaz, conocida por sus papeles en las series Patria o Vis a vis, ha sido la encargada de darle voz a esta mujer que en el primer capítulo se presenta diciendo: “Me llamo Gabriela, soy colombiana, tengo cuarenta y muchos y mi nombre aparece en uno de los casos de corrupción de mayor actualidad en España, uno de esos casos que oímos todos los días en los telediarios. ¿Qué cómo? De la forma más tonta, por carambolas de la vida. Por haber creído a mi maltratador. Voy”. El nombre es ficticio, claro.

Si la historia que se cuenta puede asemejarse a una (desagradable) ficción, el proceso de elaboración del podcast podría ser el capítulo de una serie de Aaron Sorkin sobre la épica del oficio. El periodista de investigación Tomás Ocaña es uno de los directores del podcast y conoció a ‘Gabriela’ hace unos tres años, a raíz de un proyecto audiovisual que tenía el objetivo de contar la situación de maltrato que pueden vivir las mujeres formadas y de clase alta. Aunque finalmente aquel trabajo no llegó a término, él mantuvo el contacto con su fuente. 

Según explica a elDiario.es: “Yo estaba obsesionado con contar esta historia. Me enganché al concepto que ella misma decía, que no se reconocía como víctima de maltrato porque para ella una mujer maltratada era una mujer de San Blas con el ojo morado. Cuando empezó este auge de los podcasts entramos en contacto con Podimo y vi la oportunidad perfecta para contarla”.

El formato ofrece varias ventajas a la hora de exponer un tema como este. Por un lado es más fácil proteger el anonimato de la implicada ya que no hay imagen y por otro, dice Ocaña, “es una historia como muy de contar al oído. ”De hecho, casualidades de la vida o no, aquella primera entrevista que le hice fue en audio. Y también hay una tercera pata que es la intimidad. La mujer que esté escuchando este podcast a lo mejor se reconoce en algunas cosas y lo oye en sus cascos, nadie se mete ahí. Si lo estás viendo en la tele y viene tu maltratador o tu hija o quien sea, tienes que cambiar de canal“, afirma.

Documentar el caso y verificar los datos ha sido un proceso arduo. Aunque el periodista ya había comprobado la validez de algunas partes del testimonio, no se podían dejar cabos sueltos. David Ávila es el otro director del podcast: “Hubo muchísimas reuniones. Agustina Pozzi ha hecho un trabajo de fact checking espectacular, chequeando todo lo que ella nos iba contando porque claro, nosotros lo primero que hacíamos era poner en duda todo lo que decía la protagonista. No por falta de empatía, sino por lo espectacular de la historia. Siempre había alguien del equipo que decía: 'no me lo creo'. Pero el detonante de producir esta historia y hacer el podcast era algo tan sencillo y complicado a la vez como visibilizar la violencia machista en la alta clase”. 

El valor de un testimonio

Una de las guionistas del podcast es la periodista Lula Gómez. Llegó al proyecto porque conocía a Tomás Ocaña de coincidir en círculos gremiales y un día la llamó porque necesitaba a una profesional con experiencia en temas de género. Como guionista quería “contar una historia que no solo interesase a las mías, a toda la tribu de periodistas que seguimos este tema como un asunto trascendental y gravísimo porque nos están matando. Me parecía muy importante que se entendiese, que fuese ameno pero sin caer en el sensacionalismo ni salirnos del rigor que requería la historia. También evitar el victimismo, la pena, caer en un tono lastimero, porque me parece que hace un flaco favor hacia las mujeres. Llegar a ese equilibrio era muy importante”, cuenta a elDiario.es por teléfono.

Apunta, como Ávila, que en ocasiones ha dudado de la historia. “Al final todos y todas somos machistas. Y yo, en más de una ocasión, he dicho 'no puede ser, no me lo creo'. Es muy curioso porque también nosotras y nosotros caemos en esos tópicos. Así que también es muy divertido comprobar cómo nos hemos ido quitando vendas de los ojos y entre todos viendo que caíamos en los estereotipos”. De los tres entrevistados, Ocaña es el que más seguro estaba de que lo que Gabriela contaba era cierto: “Cuando uno lleva muchos años en esto, sabe quién te miente y quién no. Yo tenía claro que lo que Gabriela me estaba contando era eminentemente verdad. Y que las verificaciones previas de las cosas que yo había decidido hacer se cumplían”. 

En el podcast participan una serie de expertos y expertas en temas de género y violencia machista que contextualizan los hechos. Entre ellos están Maria Victoria Rosell, delegada del Gobierno contra la Violencia de Género; Gloria Poyatos, jurista y presidenta de la Asociación de Mujeres Juezas de España; Carme Valls, médica y experta en salud de las mujeres; Octavio Salazar, especialista en nuevas masculinidades y Ana Requena, redactora jefa de Género de elDiario.es. “Desde el principio queríamos generar una historia y un producto completamente respetable, muy digno, sin hacer el ridículo y rodeado de las mejores. A todas las personas que se lo hemos pedido han dicho que sí, es una pasada”, comenta Ávila. 

Atreverse a contarlo

Los tres miembros del equipo remarcan la valentía de la protagonista a la hora de contar su experiencia teniendo en cuenta lo que ha pasado hasta ahora. Ocaña afirma: “Ella tiene un doble sentimiento, como me cuentan las expertas que ocurre en estos casos. Por un lado, siente que esto es una reivindicación de su historia, de orgullo, un poco de venganza, si quieres. Y por otro lado, se preocupa porque cada vez que ella hace cualquier cosa, él la machaca”.

Los oyentes más curiosos puede que sientan el impulso de encontrar la identidad real de Gabriela porque, al fin y al cabo, hay datos significativos que pueden guiar la búsqueda. Sin embargo, Ocaña opina que no es tan fácil llegar a saber quién es ella o quién es él para alguien que no sea de su entorno. “Que él sepa que se ha contado la historia, no solo no me da miedo sino que veo cierta justicia poética. Pero a mí lo que me preocupa es que esto pueda tener repercusiones para ella. Por eso hemos tomado todas las medidas necesarias, hemos contactado con un abogado, con Santiago Torres, para verificarlo todo, para estar seguros de que ella no va a tener problemas”. 

Cada episodio termina con un mensaje alentando a víctimas o testigos de violencia de género a llamar al 016, el teléfono de información sobre este tema. Además, los beneficios generados por la escucha del podcast En la Jaula de Oro irán destinados a la Asociación de Mujeres Juezas de España para que continúen con su labor de defensa de la justicia y la libertad. Y desde AMJE han decidido que los beneficios sean donados directamente a la Comisión para la investigación de malos tratos a mujeres.

“Lo que espero sobre todo es poner un granito de arena para ayudar a romper los estereotipos que hay en torno a la violencia machista. Que no hay que ser de clase baja, no tener formación o tener el ojo morado para sufrir violencia machista porque hombres machistas y maltratadores hay en todos los estamentos y en todos los lugares. Una cosa que decían las expertas que entrevistamos es que no hay un perfil de maltratada pero sí un perfil de maltratador: todos son hombres. Y da igual que sean ricos, hombres, vicepresidentes, botones o cualquier otra cosa”, afirma Ocaña y añade que: “Ojalá alguna mujer lo escuche y le sirva para plantearse su propia situación. Y dando un triple mortal, ojalá algún hombre lo escuche y se plantee como está tratando a su mujer o a su pareja. Aunque quizá eso es mucho pedir”.

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