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Un experimento sobrevenido: el estado de alarma avala la eficacia de las políticas de restricción del tráfico para limpiar el aire

La calle de San Vicente, en el centro de València, vacía de tráfico durante el estado de alarma por la epidemia de coronavirus.

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“Los datos muestran la correlación entre menos coches y mejor calidad del aire”, resume escuetamente el ingeniero químico José Manuel Felisi, de València per l'Aire, una plataforma ciudadana que se ha dotado de “medios técnicos propios” para llevar a cabo “mediciones y vigilancia sobre la calidad del aire” con la intención de difundir “información objetiva y socialmente accesible sobre la contaminación del aire en València y su área metropolitana”.

Felisi, que pertenece a Mesura, una asociación de profesionales y técnicos por la mejora de entorno, se refiere a los datos que arrojan las mediciones durante el periodo de aplicación de las instrucciones de confinamiento y de restricción de los desplazamientos, adoptadas con el estado de alarma decretado por el Gobierno frente a la epidemia del coronavirus. En la ciudad de València, la reducción del dióxido de nitrógeno (NO) ha sido, según indica,  de más del 60% en la primera semana de caída del tráfico debido a esta situación de emergencia.

El efecto de esta especie de experimento sobrevenido es espectacular porque viene a corroborar con contundencia algo cada vez más asumido. Las restricciones a la circulación han tenido una consecuencia inmediata en la limpieza del aire de las ciudades. Estos días ha hecho público el Centro de Investigaciones Físicas de la Universitat Politècnica de València un estudio, realizado a partir de imágenes captadas por un satélite del programa Copernicus de la Unión Europea, según el cual ha caído un 83% la contaminación por dióxido de nitrógeno en Madrid, un 73% en Barcelona, un 64% en València, un 76% en Castellón o un 68% en Alicante.

“Se demuestra que hay una relación directa entre la contaminación atmosférica y el uso excesivo del vehículo motorizado”, concluye el concejal de Movilidad Sostenible del Ayuntamiento de València, Giuseppe Grezzi. “Además, pienso que de esto tenemos que extraer una lección importante: que no sea esta bajada un hecho coyuntural debido a la paralización generalizada. Nos tiene que hacer reflexionar sobre la necesidad imperiosa de cambiar el pernicioso modelo de movilidad vigente, con medidas que consoliden un cambio de paradigma necesario e inaplazable”.

La crisis del coronavirus ha coincidido, precisamente, con el momento en que se iba a emprender una medida clave en la estrategia urbanística y de movilidad en València, como es la peatonalización de la plaza del Ayuntamiento. Enmarcada en la idea de “una ciudad de plazas”, iba a ser el gran aldabonazo de la recuperación del centro urbano para el viandante. Sin embargo, el estado de alarma ha obligado a aplazar el inicio del proceso, previsto para el 20 de marzo, tras el fin de unas Fallas que tuvieron que ser suspendidas.

“El proyecto de la plaza del Ayuntamiento está listo y a la espera de ser reprogramado cuando se levante el estado de alarma”, comenta Grezzi. “Y el de la peatonalización de la plaza de la Reina sigue en licitación, a la espera de que se pueda reunir con normalidad la mesa de contratación para analizar las plicas de las empresas que se han presentado. Ahora mismo, la mesa de contratación también está parada por el estado de alarma”.

La importancia de las iniciativas orientadas a descarbonizar el transporte y la movilidad urbanas, entre las que se incluye la reducción del tráfico de automóviles, no radica solo en evitar las consecuencias negativas de la contaminación sobre el medio ambiente, sino también en mejorar lo que respiran los ciudadanos. Como refleja el título de un acto convocado por la plataforma València Per l'Aire en el paraninfo de la Universitat de València para el 28 de abril, en forma de segunda entrega de una serie bautizada con la pregunta ¿Què respiran los políticos?, y que ha tenido que ser pospuesto a septiembre: “Menos coches, más salud”. Un lema, por cierto, que también vale para la pandemia.

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