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A esta sanidad invito yo

Money

Ignacio Vidal

Se acerca abril y muchas personas se preparan para presentar su declaración de la renta. La mayoría cruza los dedos para no haber cometido un error que les suponga quedarse sin esos pequeños ahorros que guardaban con tanta ilusión. Que te salga a devolver es casi como que te toque la lotería. A nadie le hace gozo pasar por ese trago, pero cada vez más la ciudadanía entiende que los impuestos son una pata esencial para el buen funcionamiento de un país. No parece ocurrir lo mismo con algunas empresas que prefieren que la factura la pague otro. El pago de impuestos recae en un 83% en las familias a través del IVA y el IRPF mientras que el impuesto de sociedades aporta un 12% de la recaudación total. Cuando deciden pagarlo.

Y es que en el 2017 las empresas del IBEX-35 mantuvieron 858 filiales en paraísos fiscales, todas menos 4. La sociedad española se tiraba de los pelos cuando los Panamá Papers iban delatando a personas que evadían sus impuestos, pero poco revuelo parece desatar que hagan lo mismo prácticamente todas las empresas más importantes de nuestro país. En su declaración de la renta marcan la casilla “yo no pago”. Muchos medios de comunicación, partidos políticos y asociaciones dependen en gran medida de estas entidades como para atreverse a alzar la voz.

Existe además el miedo extendido de que, si se obliga a pagar lo que toca, tanto a las empresas nacionales como extranjeras, se marcharán del país. ¿Qué compañía en su sano juicio cerraría sus puertas porque su beneficio ya no es tan extremadamente exagerado como le gustaría?

“Ya, pero es imposible controlar dónde va el dinero”. El 75% de las filiales del IBEX en paraísos fiscales está en sólo cuatro territorios: Delaware, Holanda, Luxemburgo e Irlanda. Como se puede ver lugares lejanísimos e inaccesibles con los que España o la UE poca influencia tiene.

Oxfam calcula que Francia, España, Italia y Alemania dejaron de recaudar en conjunto cerca de 35.100 millones de euros tan solo en 2015, que permitirían reducir el gasto en sanidad de los hogares entre un 12,4% y un 28,3%, reinvirtiendo dicho dinero en sus sistemas de sanidad nacionales.

Ahora que vienen unas cuantas campañas electorales oiremos decir que gran parte de las medidas que nos podrían hacer la vida más fácil no se pueden implantar porque son de los mundos de Yupi. A pocos se les ocurrirá ni siquiera insinuar que las grandes empresas pueden hacer más por su país y seguiremos dando vueltas en un bucle infinito de banderas y falsas causas que en nada mejorarán nuestro nivel de vida y que solo aumentarán la fractura social.

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