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Las empresas de gran consumo cargan contra la reducción de la jornada laboral: “Va a destrozar la competitividad”

Interior de un supermercado.

Cristina G. Bolinches

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“Hablemos de lo importante”. Ese es el lema que ha escogido este año la asociación Aecoc, en la que están integradas tanto empresas de alimentación como distribuidores, que este año celebra su congreso anual en Zaragoza. Y lo importante para las más de 30.000 empresas a las que representa es la productividad, que aseguran es “un mal endémico” de la economía española.

Esa productividad, afirman, irá a la baja con la propuesta de PSOE y Sumar de rebajar la jornada semanal a un máximo de 37,5 horas semanales. “La productividad es un problema crónico. Reducir las horas solo va a agravar una situación que ya es complicada”, ha asegurado el presidente de Aecoc, Javier Campo, en el discurso inaugural del Congreso.

“La nueva coalición de Gobierno” que anunció ayer su pacto de gobierno, “va a profundizar en este problema”. Según Campo, la sociedad española ya tiene un “índice de productividad muy bajo” y, recortando la jornada laboral, “vamos a destrozar la competitividad de la economía española” que “no está funcionando bien”.

Una productividad que es “mediocre”, según Campo, y que debería llevarnos a “hacérnoslo mirar”. En concreto, ha asegurado que actualmente la productividad en España está tres puntos por debajo de la 2019, antes del COVID, cuando la media de la Unión Europea ya ha dejado atrás la pandemia.

En ese contexto negativo, también ve buenas noticias, pero con matices. Esta asociación de gran consumo asume que la economía española ha sido capaz de crear 1,1 millones de empleos tras la pandemia. “Pero las horas trabajadas son las mismas”. El motivo, apunta, el alto absentismo, que se ha creado empleo público “que de media trabaja menos” y hay más empleo a tiempo parcial.

Menos impuestos y repensar el gasto publico

Otra crítica a la gestión económica por parte del gran consumo es la deuda pública que, apunta Campo, se ha incrementado en 200.000 millones de euros para conseguir recuperar el PIB previo al COVID. 

“La mayor parte de países han aumentado la presión fiscal”, ha reconocido el presidente de esta asociación de gran consumo. La media, afirma, en el conjunto de la UE, del 1,8%, “En España, es un 10% más, es cinco veces la media de la eurozona”.

Una presión fiscal que, entiende, es más alta en Bélgica o Francia porque “están desorbitados” pero ahora “España está entre los países con mayor presión fiscal”, justificada por ERTES y e inversión en vacunas, que ya han quedado atrás. “Ante el previsible ajuste”, Campo ha pedido “revaluar el gasto, más que aumentar impuestos, porque vamos a dañar seriamente la economía”.

“Hay que aumentar la tasa de actividad, revisar las políticas de empleo y desempleo, porque hemos normalizado un desempleo de doble dígito, cuando hay sectores que no encuentran” trabajadores.

También ha criticado la situación política y el “tsunami regulatorio” que se le avecina al gran consumo, para reducir el impacto medioambiental. En cuanto a la situación política, esta asociación empresarial aboga por “hacer reformas estructurales, que exigen un mínimo de consenso. Por degracia, la política se ha instalado en la confrontación permanente, de donde no puede salir nada bueno” y pide que “se recupere el sentido común”.  

“No hemos terminado con la inflación”

En cuanto a la inflación, Javier Campo ha asegurado que “estamos por debajo de la media de la UE”. “En este proceso inflacionario, los alimentos han jugado un papel importante, pero si miramos desde la guerra en Ucrania, en un contexto con una enorme sequía, con cosechas a la baja” las críticas por la presión de los precios de la cesta de la compra son “injustificadas e inmerecidas”.

Según el presidente de Aecoc, los márgenes de las empresas de distribución bajaron durante todo 2021 y empezaron a recuperarse en 2022 y, actualmente, están en el 2,8% sobre ventas. Márgenes que este año, ha apuntado, irán al alza.

“No hemos terminado con la inflación, seguiremos luchando contra ella”, ha adelantado. Asume que los consumidores han cambiado sus compras hacia proteínas más baratas -como el huevo o el pollo-, a la marca de la distribución y los productos más baratos. “Hay una pérdida de valor para el conjunto del sector del gran consumo” que, a pesar de eso, es un sector “que lo ha hecho muy bien”, durante los últimos años.

En rueda de prensa, Campo ha incidido en que la inflación en el caso de los alimentos está por encima del 10%, mientras que los ingresos de las empresas de la distribución suben un 7% por ese trasvase de los consumidores a los productos más baratos. “La marca blanca tiene más peso que nunca, estamos por encima de Alemania e Inglaterra. Ese cambio, muy brusco, no va a continuar por mucho tiempo”, ha asegurado. Un peso de la marca blanca que, actualmente, ronda el 43% en valor. Es decir, sobre el coste de la cesta de la compra.

Y, en cuanto a una revisión al alza del salario mínumo, ha vuelto a recalcar el impacto en la productividad. “No funciona competir con costes laborales altos y baja productividad. Estamos viendo subidas salariales, que pueden tener su razón de ser, porque hemos tenido una inflación muy fuerte, pero combinar caída en horas laborales y mayor coste laboral es una mala forma de encarar el futuro”.

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