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Pensamiento crítico, creatividad, colaboración y comunicación en lugar de clases tradicionales

Alex Morera, uno de los alumnos participantes en 'The Challenge by EduCaixa'

Tomás Muñoz M.

Que la educación se encuentra en plena transición hacia un nuevo paradigma es algo que saben en la Fundación “la Caixa”, como la propia organización ha demostrado en los últimos años con la puesta en marcha de la iniciativa The Challenge by EduCaixa. A través de este programa, la entidad quiere enriquecer el proceso de enseñanza-aprendizaje para hacerlo más significativo e integral. Para lograrlo, sus proyectos están enfocados a trabajar en torno a tres ejes principales como son el desarrollo competencial del alumnado, el desarrollo profesional de equipos directivos y docentes y, por último, la generación y transferencia de evidencias.

De esta forma, The Challenge está dirigido a los niveles de tercero y cuarto de la ESO y primero y segundo de Bachillerato y tiene como foco acercar a la sociedad a los Objetivos de Desarrollo Sostenible de la ONU: las clases participantes deben poner en práctica “un proyecto innovador que tenga impacto positivo en la sociedad y ayude a construir un futuro mejor”, según recogen las bases del programa. Así, los alumnos y alumnas se convierten en worldshakers o agitadores del mundo, es decir, “jóvenes talentosos y comprometidos con los problemas de nuestro tiempo, con ganas y capacidad de participar del cambio social necesario”, tal y como apuntan desde EduCaixa.

Tras trabajar a lo largo del año en los proyectos, finalmente se seleccionan los cien mejores para participar en un campus presencial en Barcelona y presentar sus ideas a la incubadora NEXT, si así lo desean. En este evento, asimismo, se eligen las 20 iniciativas más representativas y son premiadas con un viaje a Silicon Valley. Aquellos docentes o estudiantes que deseen participar en el The Challenge correspondiente al curso que acaba de comenzar deben inscribirse en la convocatoria y rellenar un formulario, una vez se haya abierto el plazo para la edición de 2023.

Precisamente, con intención de motivar a los nuevos participantes, algunos representantes de los proyectos seleccionados el año pasado han querido compartir sus experiencias. Es el caso de Alex Morera, quien presentó un diseño de aplicación para dispositivos móviles, junto a sus compañeros de equipo del colegio Padre Damián - Sagrados Corazones de la ciudad condal. La propuesta se basaba en fomentar los hábitos sostenibles y logró seducir al jurado de The Challenge. El propio Alex reconoce que “el viaje a Silicon Valley supuso superación y aprendizaje” y le condujo a trabajar en “la mejor versión” de sí mismo.

Otra de las estudiantes seleccionadas el año pasado fue Laura Martín-Bejarano, participante en el proyecto (Bio)lógica, que buscaba una solución al problema de las subidas de los precios de la luz y a la acumulación de residuos. “Fue un punto de inflexión en mi vida”, asegura la joven, quien, además, reconoce que le impulsó a liderar todas sus iniciativas vitales con una mirada puesta en el progreso social.

“Aprenden con proyectos, sin darse cuenta”

Para los padres esta forma de entender la educación también supone un shock: “En su primer día de clase vino a casa contando que no tenía libros y que iban a hacer un proyecto de biomecanización”, recuerda la madre de una de las alumnas participantes, quien reconoce que le dijo a su hija que ese método “no iba a funcionar”. Se equivocaba. De hecho, la madre de otro estudiante asegura que este sistema “les abre las puertas al no fracaso, algo que es muy importante cuando hablamos de adolescentes porque cuando las cosas no les salen bien, normalmente, ven como se hunde su mundo”, precisa. Otro de los progenitores lo resume explicando que “en nuestra época nos enseñaban conceptos, los memorizábamos y los soltábamos en un examen, mientras que ahora hacen proyectos y por el camino van aprendiendo sin darse cuenta de ello”.

Pero este método de enseñanza —conocido como aprendizaje basado en proyectos— se basa en la puesta en práctica de las cuatro ces, verdadero motor del cambio, según subrayan desde EduCaixa. Estas premisas son el pensamiento crítico, la creatividad, la colaboración y la comunicación. De este modo, con la primera ce se promueve la argumentación y permite extraer conclusiones: “Es una gran herramienta para la resolución de problemas”, apuntan desde Fundación “la Caixa”.

Por otra parte, la segunda ce, la creatividad, resulta “fundamental para adquirir el concepto de la innovación, primordial en el desarrollo de cualquier niño o niña”, especifican. La colaboración es la tercera ce y fomenta el trabajo en equipo entre los distintos actores de la comunidad educativa, lo que “permite extraer los mejores talentos tanto del alumnado como de los profesores”. Por último, la última ce es la comunicación, igualmente fundamental para EduCaixa: “El correcto uso del lenguaje es la manera más eficaz de transmitir conocimientos de un modo dinámico y acorde a nuestros tiempos”, enfatizan.

Enmarcados en The Challenge, EduCaixa pone en marcha cada año sus proyectos en pos del cambio educacional, bajo su lema “el mundo de mañana depende de la educación de hoy”. Entre ellos destacan el Big data, enfocado al desarrollo de la competencia digital; BeCritical, dirigido a todos los niveles educativos y centrado en el pensamiento crítico; Jóvenes Emprendedores, cuyo fin es promover la iniciativa particular innovadora de las alumnas y alumnos; Comunica, orientado a la mencionada competencia comunicativa; Emociona, para fomentar la autoconciencia, las habilidades sociales y el bienestar personal; y SteamXChange, que invita a los jóvenes estudiantes a investigar aplicando el método científico.

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