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Absuelven a una animalista de apropiación indebida tras rescatar un perro de la calle

La activista Alessandra Ricetti, absuelta de un delito de apropiación indebida

Jesús Conde

En la Asociación Salvemos los Animales de Mérida (SAM) respiran tranquilos. Reconocen que han pasado un mal trago. Su presidenta pasó una tarde en el calabozo y fue a juicio acusada de un delito de apropiación indebida tras rescatar un dálmata de la calle.

El Juzgado de Instrucción de Almendralejo ha absuelto a Alessandra Ricetti, presidenta de la protectora, tras ser denunciada por un particular. El denunciante aseguró a la policía que los animalistas se negaban a devolverle el perro, aunque el juez reconoce en su sentencia que “al no tener constancia fehaciente de que era el titular del perro, no lo entregaron inicialmente”.

Se trata de una mala experiencia que sin embargo no les ha hecho perder los ánimos y el entusiasmo por seguir defendiendo los derechos de los animales. “Una defensa que casi nos cuesta una pena”.

Los hechos

El lío judicial comenzó el pasado mes de marzo cuando Alessandra recibió un mensaje de Whatsapp --como otros muchos-- en el que le avisaron de que había aparecido vagando por las calles de Mérida un perrito. Al día siguiente vino un vecino de Almendralejo que lo reclamaba.

“No sabíamos si este señor que decía ser el propietario tenía un criadero de perros ilegal o no”. Sus reticencias se basaban en que el animal no tenía chip, pero también por que en su denuncia valoró al dálmata en 400 euros y en el mercado el animal podía alcanzar un cierto valor, según explica a este diario.

Tras la denuncia interpuesta, y su negativa a entregar el dálmata, Alessandra llegó a pasar por los calabozos de la policía. “No nos negábamos a entregarlo, pero queríamos tener la seguridad de que era suyo (...) No nos trataron bien. No somos criminales, solo creemos en la defensa y los derechos de los animales”.

En el juicio se dilucidaba si había cometido una apropiación indebida y el juez recoge en la sentencia que Alessandra no entregó el dálmata como “consecuencia de la ausencia de justificación de la titularidad”, de modo que en el fallo se le absuelve del delito de apropiación indebida.

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