“Vamos a pasar hambre”
“Vamos a pasar hambre”. La frase es tremendamente elocuente. Y dura. La pronuncia Darío Alejandro Oviedo, uno de los 450 usuarios del Banco de Alimentos de Vitoria con necesidades acreditadas que se quedará sin la ayuda de comida por el recorte de una subvención comunitaria de 18.000 euros con la que la asociación AGLE distribuía los lotes de alimentos a más familias de las habituales.
“Lo doloroso es que el Banco de Alimentos tiene los productos y los va a tener que tirar. Si vamos a pasar hambre es porque no hay quien reparta el material que hay”, lamenta este argentino que destina todo el sueldo de su mujer, que tiene un empleo, a pagar la vivienda y los suministros y que incluso ha tenido que renunciar a medicamentos que tiene recetados para hacer acopio de alimentos.
Este hombre relata que este lunes AGLE “reunió a los representantes de 450 familias para explicar la problemática”. ¿Qué ha ocurrido para que AGLE haya colgado en su puerta un cartel que indica que desde el 1 de febrero no se distribuyen lotes de comida a todos los usuarios del servicio?
La asociación, como ha publicado eldiarionorte.es, tiene un presupuesto ordinario de 22.000 euros aportado por el Ayuntamiento. En 2016 pudo elevarlo hasta los 40.000 merced a un acuerdo del Banco de Alimentos con la Unión Europea. De esta manera, AGLE no sólo realizó su función, las valoraciones de las familias solicitantes y la distribución de los lotes a 150 de ellas, sino que atendió a un total de 600 familias.
Pero en 2017 no se ha repetido esa aportación económica. Darío Alejandro Oviedo ha hablado con el Ayuntamiento. “El vicealcalde [por Peio López de Munain, teniente de alcalde y concejal de Servicios Sociales] me dice que ellos no tienen nada que ver porque el Banco de Alimentos es una entidad privada. Pero nos plantea que pidamos cita con los asistentes sociales para que nos valoren. Yo me pregunto: ¿Van a amortiguar a tanta gente en tan poco tiempo cuando no lo han hecho hasta ahora?”.
Este argentino tiene cita con los servicios sociales municipales el 7 de febrero. Hasta entonces tiene en casa “legumbres, arroz y fideos” para subsistir. “Tenemos todos una necesidad real”, insiste.
Darío Alejandro Oviedo acudirá este jueves a las nueve de la mañana al reparto del Banco de Alimentos en la calle de Brasil de Vitoria, en la antigua base de las ambulancias de la DYA. Allí 120 familias recibirán su lote de comida por última vez. Desean convertirlo en una pequeña reivindicación y anhelan que los medios de comunicación se hagan eco de su delicada situación.
Desde AGLE explican que los teléfonos de la asociación no dejan de sonar. Aunque ha sido un golpe tener que comunicar que no habrá comida para 450 familias, esta entidad está recibiendo numerosas llamadas de otras asociaciones que van a exprimir sus recursos para atender a más personas. “Hay quien está a tope pero va a acoger a cuatro o cinco usuarios más. Y una parroquia nueva de Zabalgana parece está dispuesta a asumir 20 ó 30”, indican desde AGLE.
En total, 7.000 familias tienen acreditada una necesidad de alimentación en la ciudad que se enorgullece de su cohesión social y de sus servicios públicos. Desde este mes de febrero, el 6% podría quedarse en un limbo.