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Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

Interferencias es un blog de Amador Fernández-Savater y Stéphane M. Grueso (@fanetin), donde también participan Felipe G. Gil, Silvia Nanclares, Guillermo Zapata y Mayo Fuster. Palabras e imágenes para contarnos de otra manera, porque somos lo que nos contamos que somos.

#OccupyLaIzquierda o qué hacer con Podemos

Stéphane M. Grueso

Los turnos de publicación del blog #Interferencias me han ayudado a ver todo este tema con unos días de distancia tras las elecciones, aunque no han dejado de pasar cosas. Todo se acelera. Además de la ya conocida y 'monocolor relatada' abdicación real los ritmos se aceleran, todo pasa más rápido en política. Estos días ya hemos podido leer interesantes análisis de lo sucedido como los de Guillermo Zapata, Marta G. Franco, Olga Rodríguez o Arturo Puente. Yo en mi línea sólo os traigo unas deslavazadas reflexiones personales.

Pero empecemos por el principio. Lo primero es reconocer directamente que al fenómeno Podemos yo no lo he visto venir. Me ha pasado por encima. Me ha atropellado cual sexagenaria en un Toyota blanco. Y tampoco lo he comprendido, o no me ha “seducido”. Todavía tal vez. No les he votado. En las últimas elecciones me he decantado por el “voto útil”, o eso he intentado. Mi misión era restar un eurodiputado más al bipartidismo, bajar su porcentaje. Hice mis cuentas y decidí. No es bonito votar así. Ni justo, pero vivimos tiempos de emergencia y hay que hacer compromisos. Ya lo hice en 2004, ains...

Sigo con Podemos.

Conozco a algunos de sus impulsores personalmente y respeto su trabajo. No era del todo ajeno a la gestación del proyecto, tenía lejanas noticias y no puedo evitar poner media sonrisa cada vez que escucho o leo eso de “Hay que ver la que ha liado Podemos con tan solo cuatro meses de vida...”, sabiendo que la cosa viene de lejos. La cuestión es que no sé por qué, pero no lo he pillado. Quizás mi alergia a todo lo que sea política de partidos, o tal vez haya sido todo el rollo ése -claramente una herramienta- del personalismo, la cara de Pablo en las papeletas, etc... No lo sé.

Reconozco abiertamente que pensé que Podemos, quizás, sacaría un eurodiputado (dos, tres como máximo) y que la cosa se enfriaría a las pocas semanas. Comenzaría entonces la maquinaria de la vieja política a mover sus engranajes y Podemos en su exilio belga perdería relevancia poco a poco. La presión mediática y la económica harían el resto y Podemos acabaría en un par de años convirtiéndose en “un Pacma” (con todos los respetos): ese partido que siempre está ahí, que mola (y mucho, tal vez), pero que es irrelevante en el actual sistema y que nunca tendría un tamaño suficiente para poder cambiar cosas.

Me he equivocado de 'pe a pa'. Y me alegro mucho, por cierto.

En las Europeas Podemos ha dado la gran campanada. Izquierda Unida también ha subido mucho, triplicando su representación y otras fuerzas de izquierda también han conseguido representación en el Europarlamento. UPyD también ha subido. Y lo importante (y bueno, entiendo yo): el bipartidismo se ha hundido. Ya no es todo solo cosa de PSOE y PP.

La cosa es que a Podemos, afortunadamente, le está sucediendo lo mismo que al lema “Democracia Real Ya!” o al fenómeno que llamamos '15M': ha trascendido. La situación les ha desbordado. Con el éxito mediático y electoral que han tenido y la ilusión que han despertado con esa invitación a todos a hacer política desde abajo (que parece haber calado), ha dejado de cierta forma de pertenecer sólo a los iniciadores: ha pasado un poco a formar parte del común. En el mismo núcleo de Podemos está este carácter abierto: círculos, participación, cierta horizontalidad, primarias abiertas... Pero yo creo que la cosa va un poco más allá. O lo quiero creer.

Pablo Iglesias (Podemos), la periodista Olga Rodríguez y Alberto Garzón (IU)

en un debate organizado por el CNC-Mirador. Lo puedes ver aquí.

Paro aquí.

Comencé a escribir este texto hace cinco o seis días. Han pasado cosas desde entonces. Muchas. Insisto: parece que esta nueva política tiene otros ritmos. El bipartidismo sigue con su #GluGluGlu, hundiéndose lentamente mirando hacia arriba y buscando oxígeno mientras esperan órdenes del poder económico que parece que no se aclara y anda de sucesiones monárquicas y demás anacronismos.

Entre tanto, Pablo Iglesias anunció el congreso/asamblea fundacional de su formación en otoño con unos procesos un tanto extraños de listas cerradas y votaciones en una semana y en Izquierda Unida parece que empiezan a moverse las cosas. Parece. Las voces que reclaman que el diputado por Málaga, Alberto Garzón -máximo representante en IU de esa nueva política y de una nueva generación-, dé un paso al frente dentro de su organización se multiplican.

Este mismo domingo pudimos ver en el programa de televisión de La Sexta, 'Salvados', cómo jóvenes que participan en distintos espacios sociales han hecho mucha más política en estos últimos años que todo un señor portavoz de un grupo político en el Parlamento vasco. Todo se está acelerando. De repente me entraron ganas de ver gente como ellos en los escaños de alguna cámara. ¿Serán ellos mismos? ¿Habrá ya gente así en Podemos o IU u otras fuerzas de la izquierda? ¿Serás tú, que lees estas líneas, uno de ellos? ¿Será eso posible? ¿O cuando te metes en la estructura de un partido, más pronto que tarde, 'te amoldas' o 'cambias' o qué se yo...? Más preguntas, más dudas.

Ayer mismo conocimos las noticias de las tensiones entre círculos e iniciadores de Podemos. Claro, normal.

Otra pregunta que me hago es: ¿no deberíamos darle una chance a esta gente? O mejor dicho, ¿1000 chances? Que se equivoquen, recapaciten, lo hagan mejor y que de nuevo se equivoque para aprender... En fin, lo normal en una tarea tan compleja como la que tienen por delante. Si comparásemos lo que les exigimos a ellos con lo que NO nos atrevemos ni a pedir a otros partidos u organizaciones a las que votamos sería evidente que usamos dos varas de medir completamente distintas.

Merecen nuestra atención, ayuda y comprensión. Sí, también vigilancia y control, pero sobre todo que les dejemos hacer. Creo que tienen margen, ¿no?

Acabo.

Convulsionado por las noticias de los últimos días, pero alegre porque al fin pase algo, miro con ilusión el futuro.

Este texto no es una loa a Podemos. No. Pero sí una reflexión o incluso un llamamiento a que podemos participar en Podemos. Hackearlo tal vez. Y aun sin estar en Podemos. Y también podemos participar en Izquierda Unida. Y podemos participar en otras fuerzas de la izquierda. Incluso sin militar en ellas, insisto. Y podemos seguir participando en la política fuera de los partidos y en la calle, claro. Y debemos hacerlo. Eso se nos ha dado bien.

Ahora la tarea es ver el qué, reconocer qué, decidir qué y atreverse a hacer algo nuevo. En algún partido. Tal vez sea el momento.

El bipartidismo ahora mismo 'está de #GluGluGlu', pero en algún momento van a coger aire, los dueños de casi todas las bombonas de oxígeno (y los medios de comunicación, por cierto) son sus amigos y empleadores, y reaccionarán no me cabe la menor duda. Con las elecciones municipales y autonómicas en el próximo horizonte: es nuestro momento.

Es urgente, amigos.

Atrevámonos, seamos osados.

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Interferencia (Wikipedia): “fenómeno en el que dos o más ondas se superponen para formar una onda resultante de mayor o menor amplitud”.

Interferencias es un blog de Amador Fernández-Savater y Stéphane M. Grueso (@fanetin), donde también participan Felipe G. Gil, Silvia Nanclares, Guillermo Zapata y Mayo Fuster. Palabras e imágenes para contarnos de otra manera, porque somos lo que nos contamos que somos.

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