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Colas, mascarillas, gel y papeletas: así han sido las elecciones en otros países en la era COVID-19

Un votante deposita su voto en un colegio electoral de Singapur, el 10 de julio de 2020.

Icíar Gutiérrez

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Mascarillas, gel desinfectante, colas con distancia de seguridad, controles de temperatura, desinfección de colegios electorales. La pandemia de COVID-19 ha trastocado la rutina de los ciudadanos en todo el mundo, y también ha transformado su manera de votar. Muchos de los procesos electorales se han pospuesto, algunos se han retomado teniendo en cuenta diferentes medidas de seguridad para prevenir contagios y votar de manera segura. Ante las elecciones vascas y gallegas de este domingo, repasamos cómo han sido las diferentes votaciones que se han celebrado en algunos países como Corea del Sur –el primer país en hacerlo–, Francia, Rusia o Singapur.

Corea del Sur, pionero en celebrar elecciones en pandemia

El primer país en ir a las urnas a nivel nacional en plena pandemia fue Corea del Sur, con 51 millones de habitantes. Lo hizo el pasado 15 de abril, en unos comicios legislativos con participación récord en los que los principales temas de debate fueron eclipsados por la exitosa gestión del coronavirus del presidente Moon Jae-in, cuya popularidad se había disparado. En aquel momento, el país asiático estaba doblegando su curva y registraba una media de solo unos 30 contagios nuevos al día. Pero para evitar los colegios electorales no desencadenaran un nuevo repunte de las infecciones justo cuando el país parecía tener el brote bajo control, se transformó la manera de votar de los 44 millones de personas que pudieron participar, incluidas las enfermas con coronavirus.

La organización de las elecciones giró en torno a las medidas de seguridad y cómo garantizar el derecho al voto de los pacientes de COVID-19. A mediados de marzo, un mes antes, se estipuló que quienes estaban siendo tratados en hospitales y otras instalaciones, y las personas en cuarentena domiciliaria de dos semanas podían votar por correo, previa solicitud entre el 24 y el 28 de marzo. Además, las autoridades decidieron crear centros especiales de votación anticipada para quienes dieran positivo en COVID-19 después de esta fecha límite. Pocos días después, se establecieron un total de ocho colegio electorales para ellas en varias zonas del país. Finalmente, se permitió que aquellos sin síntomas que se encontraran en cuarentena –que hasta entonces se arriesgaban a sanciones– pudieran ejercer su derecho al sufragio el mismo día de las elecciones después del horario de votación, que finalizaba a las 18:00. Se estableció un horario estricto de menos de dos horas para abandonar sus hogares y se les vigiló mediante app móviles.

Durante los preparativos, las autoridades surcoreanas insistieron en que la mayor prioridad era diseñar un mecanismo “para evitar que otros votantes se expongan al riesgo de infección”. En los días previos, la Comisión Electoral Nacional anunció la desinfección a fondo de las 14.330 mesas electorales y 251 espacios de recuento y prohibió la entrada en ellos hasta el comienzo de la votación.

Durante la jornada electoral, pidieron a los votantes que llevasen mascarillas y se les tomó la temperatura a la entrada de los colegios. A las personas con una temperatura de 37,5 ºC o más o con síntomas respiratorios se les derivó a una cabina de votación separada, que según indicaron las autoridades, se desinfectaba inmediatamente después de su uso. También, se informó a los ciudadanos de que tenían que desinfectarse las manos y ponerse guantes de plástico antes de depositar la papeleta, así como mantuvieran al menos a un metro de distancia entre sí. Había personal de las mesas electorales encargado de que esta pauta se cumpliera y de ventilar regularmente. A los miembros de la mesa se les solicitó, además, minimizar el contacto con los votantes y usar mascarillas y guantes. Durante el recuento, el código de conducta imponía abstenerse de conversaciones innecesarias y mantener la distancia en un momento en el “que muchas personas están juntas durante un largo período”.

Más de 29 millones de votantes ataviados con mascarillas y un total de 11.151 personas en cuarentena participaron, según datos gubernamentales recogidos por la agencia coreana Yonhap. Según la Comisión electoral, la participación fue la más alta en 28 años, un 66,2%, y la votación anticipada también alcanzó un récord del 26,69%. El partido gobernante cosechó una victoria aplastante, con mayoría absoluta, en unos comicios que de manera generalizada se plantearon como un referéndum sobre Moon Jae-in. Las autoridades sanitarias dijeron al día siguiente que iban a seguir un posible repunte en el número de nuevos casos confirmados durante un máximo de dos semanas tras las elecciones, pero la curva continuó en descenso y el verdadero aumento vino a comienzos de mayo, asociado a un brote en una zona de ocio nocturna de Seúl.

Mascarillas obligatorias y abstención récord en las municipales francesas

Los franceses volvieron a las urnas el pasado 28 de junio, mes y medio después del inicio de desescalada y pasados más de tres desde la primera vuelta, para elegir a sus alcaldes en unos comicios cuya celebración tuvo que aplazarse por la crisis del coronavirus. Aquel día, el país vecino –cuya curva también sigue descendiendo– registró alrededor de 520 casos más de COVID-19.

El Ministerio del Interior francés anunció “medidas excepcionales” para garantizar una segunda ronda segura. Estableció que se iba a dedicar una cola prioritaria para las personas vulnerables. También optó por reducir el número de votantes que podían acceder a la vez al colegio electoral, permitiendo un máximo de tres electores dentro del centro de votación. Interior anunció además que iba a haber un punto de agua con jabón o gel hidroalcohólico disponible en todos los colegios electorales, donde todos los miembros estaban obligados a llevar mascarilla durante todo el proceso. Lo mismo se exigió a los votantes, con la excepción de las personas con discapacidad. Sin embargo, se les podía pedir que se las retiraran momentáneamente para verificar su identidad.

Las autoridades dieron igualmente la instrucción de mantener la distancia de un metro entre cada persona y dijeron a los votantes que si lo deseaban podían llevar su bolígrafo o su papeleta ya doblada si la recibieron por correo. En una circular, la cartera de Interior dejó claro que el presidente de una mesa electoral no podía evitar que un votante visiblemente enfermo vote, aunque solo podía permanecer allí durante la votación.

15 semanas después de la primera vuelta, que se celebró cuando la pandemia estaba ganando intensidad en territorio galo y entre las primeras medidas de cierre, esta segunda convocatoria no logró atraer a los votantes, a pesar de que las condiciones de seguridad a priori eran más favorables tras la mejora de la situación. Pero los ciudadanos parecieron no haber perdido el miedo al contagio, a lo que se sumó la práctica ausencia de campaña electoral. Al contrario que en Corea, tras una primera vuelta marcada por un descenso histórico en la participación, los comicios municipales finalizaron con una abstención récord: solo dos quintas partes de la población fue a votas. Los resultados confirmaron el “tsunami” ecologista que anunciaban los sondeos y el revés del partido del presidente, Emmanuel Macron.

Siete días de votación para el referéndum constitucional en Rusia

Entre el 25 de junio y el 1 de julio, los ciudadanos rusos estaban llamados a votar en un referéndum sobre las enmiendas constitucionales propuestas por Vladímir Putin, que también había tenido que ser pospuesto por la pandemia. En estos momentos, Rusia es el cuarto país con el mayor número de casos acumulados del mundo y aún contabiliza un importante volumen de infecciones nuevas diarias, más de 6.500, aunque el número de fallecimientos registrados es muy inferior al de otros territorios con niveles de contagio similares.

Según explicó la Comisión Electoral Central, más de la mitad de los electores, más de 50 millones, ejercieron su derecho al voto por adelantado, en los seis primeros días. Las autoridades abrieron los colegios con una semana de antelación para evitar aglomeraciones y un posible aumento de los casos de COVID-19. “La gente vota con calma en cumplimiento de todas las normas de seguridad sanitaria y epidemiológica”, sostuvo la presidenta de la comisión. Los críticos del Kremlin arrojaron dudas sobre este mecanismo, diciendo que podía usarse para manipular el resultado. Otras medidas contra los contagios fueron detectar la temperatura en la entrada de las mesas electorales, proporcionar a los miembros de las mesas equipos de protección y promover el distanciamiento físico. La participación en toda Rusia fue de casi el 68% y casi un 78% votaron 'sí' a la reforma.

Colas en Singapur, último país en votar en pandemia

El último país en sumarse a la lista de países que han organizado elecciones en plena pandemia ha sido en Singapur, que este viernes 10 de julio ha celebrado comicios generales. El país asiático reaccionó pronto y bien a la COVID-19 en un principio, con solo 26 muertes, pero el virus se propagó en los dormitorios donde viven hacinados los trabajadores inmigrantes, vitales para su economía, que suponen el 90% de las más de 45.000 infecciones contabilizadas.

En la pequeña ciudad-Estado también se han desplegado estrictas medidas de seguridad durante la jornada electoral, con requisitos similares a los de Corea del Sur, como el uso de guantes de goma o el uso de mascarillas, así como desinfectar regularmente las superficies tras la votación. Según informa Reuters, se han guardado las distancias y se ha tomado de temperatura de los votantes cuando ingresaban en los colegios electorales. La sesión de la mañana se ha reservado principalmente para los ancianos, con el objetivo de evitar aglomeraciones. Ha habido retrasos y también se han visto largas colas en los colegios de toda la isla, lo que ha llevado a extender la votación dos horas más. El partido que ha gobernado Singapur desde la independencia en 1965 encabeza el recuento preliminar de los votos al final de la jornada. De acuerdo con EFE han votado más de 2,5 millones de personas, el 96% del electorado, en la isla, donde el voto es obligatorio.

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