Londres y Bruselas rebajan la tensión del Brexit en medio de la crisis por las fiestas de Boris Johnson en pandemia
Cambia el tono. La presentación es otra. Pero, de momento, no parece que haya avances sustanciales entre Londres y Bruselas para superar la crisis del Brexit. Eso sí, al menos se traslada un enfriamiento de la tensión en un frente muy delicado, el del protocolo de Irlanda del Norte, en medio de la crisis que golpea al primer ministro británico, Boris Johnson, por las fiestas en Downing Street durante los confinamientos de la pandemia del coronavirus.
Así, el vicepresidente de la Comisión Europea Maroš Šefčovič, y la ministra de Asuntos Exteriores del Reino Unido, Liz Truss, han publicado un breve comunicado conjunto, algo que hacía mucho tiempo que no pasaba, después de reunirse en Chevening (condado de Kent, Inglaterra) este jueves y viernes.
“El encuentro se ha desarrollado en un ambiente cordial”, afirman Londres y Bruselas, que acordaron que sigan las reuniones la próxima semana en “conversaciones intensificadas”, y que Šefčovič y Truss vuelvan a verse el 24 de enero. “Compartimos el deseo de una relación positiva entre la UE y el Reino Unido respaldada por nuestra creencia compartida en la libertad y la democracia”, concluye el comunicado.
Es la primera vez que se ven cara a cara Truss y Šefčovič, y se han esforzado por trasladar una imagen diferente a la primera conversación telefónica que tuvieron, el pasado 21 de diciembre, al poco de la dimisión del negociador británico David Frost.
Entonces, en vísperas de la Navidad, Truss, dijo, según fuentes de Downing Street: “Queremos una relación constructiva con la UE, sustentada por el comercio y nuestros principios compartidos de libertad y democracia. Resolver los problemas actuales es fundamental para encauzar ese potencial. La posición del Reino Unido no ha cambiado. Necesitamos que los bienes fluyan libremente entre Gran Bretaña e Irlanda del Norte, poner fin al papel del Tribunal de Justicia como árbitro final de las disputas, además de resolver otros problemas”.
Aquella primera conversación entre el Gobierno de Boris Johnson y la Unión Europea, por tanto, incluía los mismos argumentos británicos de los últimos seis meses, cuando comenzó a amenazar con suspender el acuerdo del Brexit firmado por el propio primer ministro en octubre de 2019 si la UE no acepta reescribirlo en asuntos centrales, como el papel del Tribunal de Justicia de la Unión Europea en la gobernanza del protocolo de Irlanda del Norte.
“Debemos acelerar el ritmo de las conversaciones en el Año Nuevo”, dijo entonces Truss, en la línea de lo pactado entre Sefcovic y Frost en el último día de trabajo de éste antes de su dimisión. “Nuestra preferencia sigue siendo llegar a una solución acordada”, proseguía Truss antes de lanzar la amenaza recurrente que ahora ha preferido reservarse: “Si esto no sucede, seguimos preparados para activar las salvaguardas del Artículo 16 [la suspensión unilateral del protocolo de Irlanda del Norte] para hacer frente a los problemas reales que afronta Irlanda del Norte y proteger el Acuerdo de Belfast (Viernes Santo) en todas sus dimensiones”
desde que el pasado verano Reino Unido publicó el llamado Command Paper en el que reescribía el protocolo de Irlanda del Norte firmado por el propio Boris Johnson con la Unión Europea y afloraba un problema nunca antes manifestado, como era el de la gobernanza del TJUE, no ha pasado semana de negociaciones en las que Reino Unido haya impugnado el papel del tribunal con sede en Luxemburgo y amenazado con suspender el protocolo.
Pero, ¿cuál es el problema? Que para cumplir los acuerdos de paz de Viernes Santo y que haya una frontera invisible entre Irlanda del Norte, que ha salido de la UE como parte de Reino Unido, y la república de Irlanda, que se ha quedado en la UE, lo que pactaron Londres y Bruselas es dejar a Irlanda del Norte dentro del mercado único, mientras el resto de Reino Unido, en concreto Gran Bretaña, se quedaba fuera.
Pero eso, ¿qué supone? Controles para todo lo que pase de un país fuera de la UE y el mercado único, como Gran Bretaña, al mercado único, en el que se encuentra Irlanda del Norte. ¿Y qué ocurre? Que las reglas del mercado único de la UE están sujetas a la gobernanza del TJUE. Y eso, ahora, no lo quiere Reino Unido, argumenta que el TJUE, como tribunal de la UE, actuará de parte de la UE, como si no hubiera fallado numerosas veces contra la Comisión Europea.
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