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El alquiler de habitaciones en Madrid se abarata con el confinamiento a la espera de septiembre y los estudiantes

Fachada de un piso en alquiler.

Marta Maroto

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Alquilar una habitación en Madrid es hoy más barato que antes de la pandemia, según los principales portales de vivienda como Idealista, que cifra la caída en un 3% con respecto a marzo, o Pisos.com, en un 2%. Con un sector inmobiliario en punto muerto y el país en plena desescalada, el alquiler por habitaciones en la capital registra bajadas que los propietarios no esperan recuperar hasta que pase el verano. 

Un vistazo al portal Idealista basta para ver que la pandemia está suponiendo ‘las rebajas’ de los pisos compartidos. Aunque muchos se mantienen con los mismos precios, es fácil encontrar descuentos de hasta la mitad del precio en habitaciones céntricas. “Como no sabemos qué va a pasar…”, apunta dubitativa Mar, propietaria de un piso cuyas habitaciones antes alquilaba a 600 euros. Ahora están a 300, aunque, como muchos otros anunciantes, pretende subir el precio nuevamente a partir de septiembre. 

Muchos estudiantes, ocupantes mayoritarios de pisos compartidos, que se marcharon de Madrid al comienzo de la pandemia, o no continúan con el contrato o han tratado de negociar rentas más bajas con sus arrendatarios, según los expertos consultados para este artículo. En los últimos meses, muchas personas han encontrado problemas graves para asumir el alquiler, también en habitaciones.  Ante la marcha de los estudiantes de intercambio de otros países, la perspectiva de poca actividad durante el verano y la imposibilidad de visitar con normalidad la vivienda, los propietarios confirman que han bajado los precios para evitar que las habitaciones se les queden vacías. 

“Me di cuenta después del confinamiento de que necesitaba más luz y más espacio y vi que los precios habían bajado estrepitosamente”, asegura Eduardo. Por 400 euros, la misma cantidad que pagaba en su anterior habitación, con apenas un ventanuco que daba a la cocina, ha encontrado una habitación más luminosa y con zonas comunes más amplias. “Esto constata que había una burbuja del alquiler”, sentencia. El precio medio de la habitación en Madrid se ha situado en el mes de abril en los 436 euros, según Pisos.com. 

El de los pisos compartidos es un mercado diferente al resto del sector inmobiliario por la consistencia de su demanda, explica el director de estudios de Pisos.com, Ferran Font. Según la plataforma, ya el año pasado se registró un descenso en torno al 1%, y la previsión para este 2020 era que continuara en la misma línea. 

Todavía es pronto para dar cifras de los efectos que causará la pandemia, aunque los expertos no esperan caídas desmesuradas. “El efecto sobre el alquiler de habitaciones es más atenuado, la economía del propietario tiene menos riesgo porque se divide y se diluye el impacto de la menor capacidad de pago del inquilino”, apunta Font. 

También hace falta más perspectiva para analizar cómo afectará al lado de la oferta la migración de los pisos turísticos hacia alquileres convencionales y si estos se pondrán mayoritariamente en alquileres por habitaciones. Pisos.com cifra ya este traslado de Airbnb y otras plataformas al alquiler tradicional en un 11%.

A los ejes habituales de la oferta y la demanda hay que añadir un tercer factor característico de los mercados financieros que son las expectativas, añade Javier Gil, investigador y miembro del Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Madrid. El entorno actual de incertidumbre no beneficia a los ciclos especulativos que operan en el sector de la vivienda, un valor históricamente de refugio en las crisis económicas, explica. Y esa caída que se espera en el sector de la compraventa va a arrastrar consigo al alquiler de habitaciones. 

“Ya éramos el país de la OCDE que más paga de nuestra renta por alquiler”, recuerda Gil, los jóvenes por debajo de los 25 años destinan un 40% de su sueldo a pagar un alquiler, por lo que el investigador considera que “este contexto refuerza el poder de negociación de los inquilinos”. 

Si la demanda se mantiene fuerte la recuperación del sector podría suceder a principios del año próximo, estima el jefe de estudios de Idealista, Fernando Encinar. En un sector acostumbrado a una cantidad de estudiantes consistente cada curso escolar, esta fluctuación es quizá la más complicada de predecir. “Estamos muy preocupados por cuándo abrirán los bares, pero olvidamos a las universidades”, apunta Jesús Gurrea, director comercial de Aluni, una agencia intermediaria entre propietarios y estudiantes. 

La empresa sigue con cautela las noticias de desescalada en el ámbito educativo, que se reanuden o no las clases va a ser vital para su economía. De los cerca de 131.000 estudiantes que vinieron a cursar sus clases en Madrid, unos 81.000 proceden de otros puntos de España. Y de los 50.000 restantes, extranjeros, Aluni ya da por asumido que el curso que viene como mínimo se reducirán a la mitad. 

Las malas previsiones de crecimiento económico afectarán a la ya precaria economía de los jóvenes y de sus padres, los que normalmente pagan las rentas del alquiler mientras son estudiantes, agrega Font, de Pisos.com. Pero no solamente los estudiantes alimentan este mercado, cada vez generaciones más mayores que ven reducido su poder adquisitivo van incorporándose a los alquileres compartidos. “Es probable que personas o parejas en ERTE o en paro tengan que dejar sus pisos para instalarse en pisos compartidos, o incluso alquilar una habitación de su vivienda para hacer frente a la cuota hipotecaria o al alquiler”, añade Encinar, de Idealista. 

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