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Ayuso pone en la picota a Telemadrid

La presidenta regional, Isabel Díaz Ayuso, y el director de Telemadrid, José Pablo López.

Fátima Caballero / Cristina Armunia Berges

“Tenemos que parar esta salvajada de estar tirándonos siempre los trastos a la cabeza con Telemadrid y poniendo en tela de juicio a la cadena”, aseguró la actual presidenta de la Comunidad de Madrid, Isabel Díaz Ayuso, allá por 2015 cuando era la portavoz adjunta del grupo parlamentario popular. Díaz Ayuso estaba defendiendo, en una sesión de control del ente público, la gestión de la cadena durante los mandatos de Esperanza Aguirre, años en los que la audiencia se desplomó: pasó de un 17% de cuota de pantalla a un escaso 4% de media, entre denuncias de manipulación y escándalos varios. Pero los tiempos han cambiado y la llegada de Ayuso a la presidencia del Gobierno regional la ha situado como una de las principales detractoras de la televisión pública de todos los madrileños.

Durante más de una década el medio autonómico estuvo al servicio del PP. Especialmente al de Esperanza Aguirre e Ignacio González. La plantilla se amplió sin ningún control esos años con redacciones paralelas y personal afecto al PP. La llegada de la crisis propició un ERE salvaje que expulsó de la empresa a 861 trabajadores veteranos. Coincidió en algunos casos con que los despedidos eran los mismos que denunciaban la manipulación de la cadena.

Los ejemplos del control sobre Telemadrid son numerosos. Uno de los más sonados fue la dimisión en 2006 del entonces director y presentador del informativo nocturno, Germán Yanke. Yanke abandonaba su puesto después de denunciar “intromisión por motivos políticos en su trabajo cotidiano” tras una entrevista incómoda a Aguirre. Llegó un momento en que el manoseo sobre la cadena pública fue tal que ni siquiera se hacía nada por ocultarlo, como cuando Aguirre impuso en la campaña de las elecciones de 2015 a las que se presentaba a la Alcaldía de Madrid, debates individuales de ella con el resto de los candidatos “para evitar un todos contra el PP”, defendió públicamente la propia Aguirre.

Pero Cristina Cifuentes perdió en 2015 la mayoría absoluta de la que disfrutaron sus antecesores en la Asamblea de Madrid y la oposición de PSOE, Podemos y Ciudadanos propició un cambio legislativo dos años después. Con la nueva normativa, la mayoría de la Cámara autonómica debía escoger por consenso a la nueva dirección y se apostó por José Pablo López, un directivo de medios que venía de trabajar en 13tv. El nombramiento fue ratificado por la mayoría de la cámara (PP, PSOE y Cs votaron a favor y Podemos se abstuvo) y su entrada a la dirección del ente público supuso la renovación de la cadena.

Solo dos años después y con otra manera de hacer las cosas en Telemadrid, la televisión de todos los madrileños que sirvió tantos años de propaganda a los gobiernos de Esperanza Aguirre ha dejado de ser “un servicio público esencial” para la actual presidenta de la Comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso comparaba al ente público con servicios como la sanidad y el Metro, para defender que sus prioridades están ahí y no en el medio de comunicación autonómico.

La pérdida de control sobre el mensaje y los contenidos no gusta en el PP ni tampoco a la presidenta regional. La oposición coincide en que los ataques de Ayuso a Telemadrid tienen como único objetivo cargarse a López, pero la regidora no lo tiene nada fácil. El cierre o un nuevo intento de control de Telemadrid ya no depende exclusivamente del Gobierno regional. El cambio legislativo de 2017 blindó al ente público y tumbar al director general precisa de la mayoría reforzada de la Cámara autonómica.

Ese blindaje permitió a Telemadrid hacer una cobertura independiente del máster fraudulento de Cifuentes, a pesar de las presiones del Gobierno de la entonces presidenta regional. Se informó minuto a minuto de las novedades del caso o se entrevistó a los periodistas de eldiario.es que lo destaparon, a diferencia de lo que ocurrió por ejemplo en TVE controlada por el Gobierno de Mariano Rajoy.

La única opción de Ayuso para volver al control de la cadena es hacer un nuevo cambio legislativo, como ocurrió en 2012 con RTVE. El Consejo de Ministros de Rajoy aprobó un decreto ley que modificó la forma de elección del consejo de administración de la radiotelevisión pública, que exigía desde 2006 el consenso de dos tercios de la Cámara de los Diputados. A partir de entonces bastaba con la mayoría absoluta con la que contaba el PP entonces en el Congreso.

Pero Ayuso, que gobierna en coalición con Ciudadanos, está lejos de tener el consenso necesario dentro del Ejecutivo autonómico. Su socio se ha desmarcado de los ataques de la presidenta madrileña y su vicepresidente, Ignacio Aguado, ya ha declarado que “lo que funciona no hay que tocarlo”.

Los ataques de Ayuso y su equipo

La maquinaria del fango se ha puesto en marcha en el PP en contra de la corporación pública. Díaz Ayuso cuenta para su campaña de desprestigio con la ayuda de uno de sus asesores de cabecera, el exsecretario de Estado de comunicación con José María Aznar, Miguel Ángel Rodríguez, una persona muy cercana a Ayuso.

Rodríguez ha puesto a Telemadrid en el centro de sus críticas diarias en redes sociales. El también conocido como M.A.R. llevó la campaña electoral de la presidenta regional y aunque no está contratado en la Asamblea de Madrid, la estrecha relación que les une hace que sea una de las personas de máxima confianza de la regidora, aseguran en fuentes del PP. Ahora sin formar parte de la plantilla de Ayuso ni del Gobierno, se ha convertido en un verso suelto y se dedica a atacar al ente público por contravenir supuestamente los intereses de los gobiernos populares en Ayuntamiento y Comunidad.

En las filas populares enseguida empezaron a preocuparse por el aire nuevo y más aperturista de Telemadrid. En una entrevista de Aguirre en octubre de 2018 en el medio autonómico, la expresidenta regional acusó en directo al programa que la entrevistaba de ir “contra el PP”: “En este programa la escaleta es anti-PP”, respondió al ser preguntada por las investigaciones de corrupción que pesan sobre su partido.

A juicio de la formación conservadora, la cadena ha girado demasiado a la izquierda o, en su defecto, demasiado a favor de Ciudadanos. Durante los primeros meses de la nueva dirección, medios de derechas y algunos dirigentes del PP comenzaron a llamar a la cadena 'teleEspinar', en referencia al entonces diputado de Podemos Ramón Espinar.

“Hombre! El jefe de información del PSOE de Extremadura aterriza en Telemadrid!!! Ya estamos todas! Imparcialidad y objetividad y austeridad dándole un buen sueldito”, señalaba Miguel Ángel Rodríguez hace unos días en Twitter criticando la llegada de un nuevo presentador a la cadena para presentar el informativo de la tarde.

Rodríguez no perdona lo que considera que fueron incumplimientos de acuerdos alcanzados con la cadena en los debates electorales de mayo, aseguran fuentes populares, que sitúan ese momento como el punto de inflexión a la guerra que el exsecretario de estado de Comunicación ha desatado en contra de la cadena.

Esta misma semana lanzaba una bomba en twitter en la que acusaba al director de Telemadrid y al consejero de Ayuso Ángel Garrido, en su etapa de presidente autonómico, de formar parte “de una trama de contratos irregulares”. Al día siguiente se destapaba en qué consistía la misteriosa acusación: la Inspección de Trabajo había emitido un acta de liquidación en la que exigía a la televisión pública algo más de 387.000 euros en materia de cuotas adeudadas a la Seguridad Social, como se publicó en eldiario.es. El director de la cadena ha pedido comparecer para explicar el expediente que ha terminado sin sanción.

Audiencia y cuentas

“[Telemadrid] ya no es un servicio público esencial y tiene que demostrar que se ajusta al presupuesto, teniendo en cuenta que ahora mismo estamos en una situación delicada”, dijo Ayuso empujada por las preguntas de Federico Jiménez Losantos. “Yo tengo ahora que reducir las listas de espera, me importa seguir reformando el Metro, que tiene una serie de problemas acumulados, tenemos que seguir construyendo colegios con una serie de necesidades que son evidentes y entonces las prioridades son las que son”, aseguró la presidenta.

“Vamos a ver cómo funciona y decidiremos”, avisó Ayuso sin descartar un posible cierre, en consonancia con una de las peticiones del programa autonómico de Vox, que pedía clausurar el canal autonómico.

Pero los datos que maneja la empresa pública contradicen a Ayuso. Durante los ejercicios de 2017 y 2018 se acumuló un superávit de 2.386.000 euros: el coste que supone Telemadrid a cada madrileño asciende a 0,92 céntimos al mes. Por otro lado, en términos de audiencia, este verano ha sido el mejor de los últimos nueve años alcanzando un 6% de cuota de pantalla. Para encontrar datos similares hay que retrotraerse hasta el año 2011, dos años antes del ERE en la empresa.

“Son un poco raras este tipo de afirmaciones”, critica Luis Lombardo, presidente del Comité de Empresa de Telemadrid. “Estamos hablando de una empresa pública con controles y auditorías. Es al revés. En este momento Telemadrid está gestionando de forma muy rigurosa su presupuesto. No hay constancia de que se esté gestionando mal, se puede ver en el portal de transparencia”, responde Lombardo sobre las dudas en torno a su eficiencia.

Lombardo y Ayuso son viejos conocidos. En 2015 mantuvieron un cara a cara en la Asamblea, pero con las tornas cambiadas: Lombardo criticaba la gestión del ente público durante el Gobierno de Aguirre, y Ayuso defendía que lo público no tenía por qué ser siempre la elección mayoritaria, alabando, además, su calidad. [A partir del minuto 40]

“La audiencia de Telemadrid está afectada por muchos motivos”, defendía en 2015 Ayuso, asegurando que la causa del descenso de espectadores no solo fue la “línea de opinión”. Para Ayuso, los problemas de audiencia también tenían que ver entonces con las huelgas y la situación del mercado audiovisual. “No es lo mismo Telemadrid cuando nació, que solo existía la Uno, la Dos y Telemadrid, no había competencia. Ahora mismo, los medios públicos, sobre todo las cadenas autonómicas, tienen que competir con un mercado audiovisual mucho más agresivo”, decía en favor de la corporación. Ayuso pedía entonces cercanía y valorar el carácter social del servicio: “Tenemos que parar esta salvajada de estar tirándonos siempre los trastos a la cabeza con Telemadrid y poniendo en tela de juicio la cadena”.

Lombardo recordaba perfectamente este viernes las palabras que Ayuso le dirigió directamente en 2015: “No defiendo la televisión basura, lo que digo es que lamentablemente las grandes audiencias se consiguen con ese tipo de contenidos y no hay más que ver por ejemplo el caso de la Dos que es una cadena que emite constantemente información de calidad cuya audiencia muchas veces es mermada. Por tanto yo creo que es muy complicado, con pocos recursos, muchas veces conseguir picos de audiencia […] Pero en ningún caso vamos a poder competir con grandes cadenas, no es nuestro objetivo como medio público, pero no nos engañemos, no vamos a poder competir con un partido de la Champions o con la final de Gran Hermano, que lamentablemente en este país gusta tanto”.

La tesis de Ayuso de entonces destacaba exactamente la apuesta del comité actual. “Queremos dejar de lado este tipo de mensajes demagógicos que no nos llevan a ninguna parte”, añade Lombardo, quien confirma que han pedido reunirse con la presidenta regional para mostrarle cuáles son las líneas de crecimiento planteadas por la corporación, que tienen que ver con las audiencias pero, sobre todo, con la credibilidad.

“La situación a la que nos llevaron los anteriores gestores colocó a esta empresa en una situación muy complicada, en según que zonas estábamos al límite de la desaparición porque la gente ya no nos sintonizaba. Se cambió la gestión, la programación y el modo de hacer información. Tenemos que mantener a Telemadrid en un lugar común”, concluye el presidente del Comité de Empresa.

Los datos de audiencia también han mejorado y algunos programas e informativos superan ya el 10% de cuota de pantalla, aunque están lejos todavía de situarse en los datos de los mejores años de la televisión en los años noventa.

Discrepancias entre PP y Ciudadanos

Telemadrid se ha convertido ya en un nuevo foco de discrepancias dentro del Gobierno de coalición que forman PP y Ciudadanos que cumple apenas un mes desde que presidenta y consejeros tomaron posesión del cargo. El vicepresidente del Gobierno, Ignacio Aguado, lanza mensajes contrarios a los de Ayuso desde que la presidenta regional ha decidido atacar a la cadena: “No es prioridad del Gobierno tomar decisiones sobre Telemadrid”, defendió esta misma semana Aguado en la rueda de prensa posterior al Consejo de Gobierno tras los ataques de la regidora y Rodríguez.

Días antes, el dirigente de Ciudadanos respondía a la amenaza de clausurar el medio autonómico, asegurando que “en ningún punto del orden del día” estaba cerrar Radio Televisión Madrid (RTVM) remarcando que “lo que funciona no hay que tocarlo”. En Ciudadanos celebran el cambio de rumbo de la cadena y consideran que el único interés de sus socios de gobiernos es volver a retomar el control del medio público. “Ayuso no quiere cerrar Telemadrid, quiere controlarla, como ya hizo Aguirre. Su objetivo es acabar con la actual dirección y poner a otra más afín”, concluyen desde Ciudadanos.

Fuentes populares advierten de que la ofensiva contra la cadena. lejos de terminar, se va a incrementar y prevén futuras acciones con el objetivo de seguir desprestigiando la labor de la dirección actual.

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