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El personal sanitario de Madrid denuncia descoordinación y caos en la gestión de los hospitales ante una semana crítica

Trabajadores de la sanidad con mascarillas caminan junto a la entrada del hospital La Paz de Madrid este jueves durante la cuarta jornada laboral de aislamiento para frenar el avance del coronavirus

Fátima Caballero / Laura Galaup

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Los hospitales madrileños bordean el precipicio ante la llegada acelerada de enfermos de COVID-19, con urgencias abarrotadas y UCIs saturándose a las puertas del pico de la pandemia que los técnicos han anunciado para los próximos días. Madrid superaba este martes una de las barreras más críticas: el millar de pacientes en las unidades de cuidados intensivos (los más graves) y ya tiene más de 12.000 infectados.

Es la comunidad autónoma más castigada por la pandemia y a esto se suma la falta de facultativos, debido a que el personal se encuentra diezmado por los contagios de coronavirus –un 13,9% del total de infectados en España son profesionales sanitarios– y por los recortes aplicados durante los últimos años a la sanidad madrileña que cuenta hoy con una plantilla menor que hace una década.

La Comunidad de Madrid anunciaba este domingo la “reorganización” de la atención primaria con el objetivo de poder enviar al personal sanitario de los centros ambulatorios como refuerzo en los turnos del improvisado hospital de IFEMA, construido a contrarreloj por la Unidad Militar de Emergencias, que espera en los próximos días albergar a 1.300 pacientes.

La reestructuración de la atención primaria para hacer frente al pico de la pandemia en la región y aliviar la carga hospitalaria ha supuesto de entrada el cierre de las urgencias de noches y fines de semana en los ambulatorios. Esta reorganización está generando inquietud entre los profesionales, que creen que sus consecuencias inmediatas en ciertas áreas no se han analizado suficiente y que pueden derivar en un nuevo atasco de los hospitales.

Todavía se desconocen los detalles sobre cómo afectará a los centros de salud –se espera que se clausuren los de menor tamaño–, porque desde la Consejería de Sanidad no ofrecen información: ni a eldiario.es ni a los propios sanitarios, que se quejan de falta de transparencia y descordinación por parte del Gobierno regional.

Los colectivos sanitarios denuncian falta de claridad en las directrices que aporta la Comunidad de Madrid al personal sanitario. A día de hoy, aseguran varias fuentes, las comunicaciones para armar a ese personal se están haciendo de manera extraoficial. “No hay nada por escrito, lo estamos pidiendo, pero lo único que nos llegan son comunicaciones de las siete direcciones existenciales a los directores de centro de manera oral que a su vez nos acaban trasladando a los sanitarios que se buscan voluntarios para ir a trabajar a IFEMA”, explica Alicia Martín, presidenta del sector de Atención Primaria de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS).

El puzle para hacer frente al peor brote que se espera para los próximos días no es sencillo, admiten los sanitarios y sindicatos consultados. Pero se quejan de que la falta de información no ayuda. Son los hospitales los que soportan la mayor carga asistencial, pero más allá de los grandes centros, los de atención primaria se han estado encargado de hacer el seguimiento domiciliario. “En parte supone desmantelar la atención que blindaban hasta ahora los centros ambulatorios”, lamenta Alda Recas, presidenta de la Asociación madrileña de enfermería (AME), quien alerta de que hay otras muchas funciones de atención domiciliaria que pueden quedar en el aire en un momento muy delicado.

Desde la plataforma de la MEDSAP - Marea Blanca defienden que con los cierres de centros de atención primaria que se plantean se terminan con los recursos que estaban sirviendo de “muro de contención para evitar la saturación de las urgencias”, apunta Carmen Esbrí, una de sus portavoces. “En este contexto, entendemos perfectamente la necesidad de reorganizar el sistema de salud autonómico, pero esto no puede pasar por debilitar, aún más, esta atención”, inciden desde este colectivo, que también echa en falta una mejor organización y consignas claras de la Consejería de Sanidad. “¿Qué centros de salud van a cerrar y durante cuánto tiempo? ¿Dónde se tienen que dirigir las y los pacientes de las áreas afectadas? ¿Cómo y quién va a atender patologías diferentes al coronavirus en estos lugares?”, se pregunta Esbrí.

A día de hoy se desconoce cuántos facultativos de los ambulatorios son necesarios para atender a la demanda que supone el hospital de campaña instalado en IFEMA y los hoteles medicalizados. “A nosotros nos dicen que se precisa al 25% de la plantilla de cada centro ambulatorio, pero, como digo, todo llega vía WhatsApp y nada oficial”, asegura la presidenta del sector de Atención Primaria de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (AMYTS), Alicia Martín.

“Este martes se han presentado veinte compañeros voluntarios en IFEMA y al final han tenido a diez durante horas en una habitación porque no eran necesarios todos”, denuncia Ángela Hernández, vicesecretaria del mismo sindicato de médicos. “La situación es muy delicada y la atención primaria ha estado muy descordinada”, añade.

A esto se suma la falta de equipos de protección, que el sindicato médico ya ha llevado al Juzgado de lo social de Madrid para exigir que las mascarillas, las gafas y demás equipo llegue a los facultativos en menos de 24 horas. “La sensación en general es muy mala y no nos basta con que nos digan que se está haciendo todo lo posible. Esto es una epidemia en un país desarrollado y nos estamos enfrentando con total opacidad y sin estar si quiera protegidos”, se lamenta Ángela Hernández.

Infrautilización de espacios

Pero los colectivos sanitarios no ponen solo el foco en la gestión de los recursos humanos, también en los espacios sanitarios públicos que no se están utilizando en esta crisis. Entre ellos, destacan las zonas que se no se han equipado en los hospitales semiprivatizados, construidos en 2007 durante el Gobierno de Esperanza Aguirre. Cumplido el plazo de una década que se estableció para dotar de camas a estas ampliaciones, en la mayoría de casos no se han habilitado estas nuevas plazas para atender a pacientes.

Según el sindicato de enfermería AME, al menos existe una torre en la hospital Infanta Sofía (San Sebastián de los Reyes), otra ala vacía en el hospital del Tajo (Aranjuez) y una planta sin uso en el hospital del Henares. “Creemos que un estado de alarma, el Ministerio de Sanidad tiene que obligar a la Comunidad de Madrid a abrir y dotar adecuadamente todos esos recursos hospitalarios cerrados”, piden desde AME. La Consejería de Sanidad reconoce que “no hay plazo ahora mismo” para realizar estas ampliaciones porque requieren “obra interna”. “Están previstas pero lleva varios meses acometerlo”, aseguró eldiario.es un portavoz del departamento sanitario regional.

Comisiones Obreras recuerda que el Instituto provincial de Oftalmología, un edificio de cinco plantas dependiente del hospital público Gregorio Marañón, cuenta actualmente con una actividad bajo mínimos porque se ha quedado sin personal. La Consejería explica que han desplazado al centro hospitalario matriz sus recursos humanos y materiales para “ofrecer la atención más completa posible a sus pacientes”, pero desde el sindicato no comprenden que no se utilice un espacio que tiene una zona quirúrugica, con cuatro quirófanos, consultas y puestos de cirugía ambulatoria.

Fuentes de CCOO estiman que en este emplazamiento se podrían colocar alrededor de un centenar de camas en puestos que ya están medicalizados, las habitaciones de la tercera planta cuentan con entrada de oxígeno y un baño en cada una de ellas. Los pasillos, también están adaptados a un entorno sanitario, con salas de espera, controles de enfermería, garaje para vehículos médicos, farmacias, así como departamentos para la lencería y la preparación de la medicación.

“Nos parece demencial que se denuncie que falta material y no utilicen lo que tienen”, reseña este trabajador del Instituto, que lamenta que algunos de sus compañeros hayan sido desplazados a hoteles que se han tenido que medicalizar para atender a pacientes leves de COVID-19.

“Solo queda una consulta en funcionamiento para pacientes que necesitan una inyección intravítrea. Se ha mantenido porque si se suspende el tratamiento, los enfermos tienen que volverlo a empezar desde el inicio”, explica Amador Rodríguez, delegado de CCOO en este instituto. “En el Instituto de Oftalmología se continua prestando servicios esenciales de urgencia y atención preferente”, reseña un portavoz de la Consejería.

Más allá de estos centros, CCOO asegura que quedan “camas sin abrir” en el Hospital del Tajo, la Princesa, Santa Cristina, Fuenfría, El Escorial, Guadarrama y “sobre todo –destacan estas fuentes– en el Hospital Gómez Ulla”. Por su parte, los colectivos sanitarios también recuerdan centros que el cierre de centros ha reducido el número de camas disponibles en el servicio madrileño de salud. AME menciona el Instituto de Cardiología, clausurado en 2012 y desde el grupo de Sanidad de la Federación Regional de Asociaciones Vecinales de Madrid citan el antiguo Hospital Puerta de Hierro, cerrado en 2007.

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