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Protesta vecinal en Arganzuela contra la nueva privatización del Tierno Galván para la celebración de festivales de música

Vecinos durante una concentración anterior contra la privatización del parque Tierno Galván

Nerea Díaz Ochando

Madrid —

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El sábado pasado arrancó la temporada de eventos musicales al aire libre en el Tierno Galván entre polémica. La celebración del Maudes Festival, programado para los días 24 y 31 de mayo, ha traído de vuelta las quejas de los vecinos de Arganzuela. Después del Maudes llegará el Alma Occident, que se instalará en el parque público del 19 de junio al 2 de julio, sumando casi tres semanas de privatización del uso y disfrute vecinal del espacio entre los meses de mayo, junio y julio.

Los vecinos del distrito, que ya se manifestaron el verano pasado en contra de la instalación de festivales en el parque, volverán a salir a la calle este sábado a las 19.00 horas para pedir el cese de la actividad privada en el Tierno Galván. Las cinco asociaciones convocantes y Ecologistas en Acción pretenden plantar cara a la “privatización indiscriminada” del espacio verde.

Según apuntan, la celebración de los próximos eventos musicales programados ocupará 27.000 metros cuadrados del parque, negando el acceso a la zona a los vecinos durante su estancia. Además, ambos festivales contarán con dos escenarios que se instalarán a menos de 100 metros de algunas viviendas.

Las asociaciones convocantes denuncian que estas actividades, promovidas con el beneplácito del Ayuntamiento de Madrid y la Junta de Distrito, suponen una cesión opaca y reiterada de hasta un 20% del tiempo anual de uso del parque, es decir, más de 70 días al año, a empresas privadas, limitando gravemente el acceso libre de la ciudadanía a uno de los principales pulmones verdes del distrito. Asimismo, los vecinos señalan que la celebración de este tipo de eventos supone el deterioro físico del entorno. De hecho, en ocasiones anteriores se han registrado numerosos daños en las praderas y senderos peatonales debido a la circulación de vehículos pesados por zonas no adaptadas.

A esto se suma la superación sistemática de los límites legales de ruido, facilitada por la aplicación discrecional del artículo 19.1 de la Ordenanza de Protección contra la Contaminación Acústica y Térmica (OPCAT), una medida que, según indican los vecinos, “debería estar reservada para actos de especial interés general, pero se está utilizando para justificar celebraciones de carácter estrictamente comercial”.

El malestar vecinal por la privatización del parque no es nuevo. Residentes de los barrios colindantes llevan varios años sufriendo las consecuencias directas de la instalación de este tipo de eventos. Además, las asociaciones lamentan la “ausencia de transparencia en los procesos administrativos de autorización”, que no permiten acceder a información previa ni la presentación de alegaciones por parte de quienes viven en las inmediaciones.

En este sentido, los colectivos vecinales apelan al artículo 7.7.1.2 del Plan General de Ordenación Urbana de Madrid (PGOUM), que establece que los parques deben estar destinados al reposo, el esparcimiento y la mejora de la salud urbana. Asimismo, recuerdan que los artículos 205 y 206 de la Ordenanza General de Protección del Medio Ambiente Urbano (OGPMAU) prohíben expresamente la privatización de zonas verdes públicas cuando se trata de usos particulares, como es el caso de los festivales que se celebrarán próximamente.

La creciente privatización del “eventódromo”

Los festivales programados para este verano suponen un paso más en la privatización de esta zona verde potenciada en los últimos años por el Gobierno municipal mediante la reiterada autorización de espectáculos privados como Naturaleza Encendida o el ya veterano Alma Festival que han llegado a privatizar el parque durante más de un mes, un uso que los vecinos aseguran que contradice lo establecido por el artículo 206 de la Ordenanza General de Protección del Medio Ambiente Urbano (OGPMAU).

El tejido vecinal de Arganzuela ve peligrar el futuro del Tierno Galván, que podría extender su privatización a los 365 días del año. A principios de marzo, un estudio municipal confirmó que construir una noria de 260 metros en el corazón de Arganzuela era viable, por lo que esta posibilidad no resulta tan alejada. Para paralizar los planes del Ayuntamiento de instalar este proyecto en el parque, los vecinos pusieron en marcha el pasado mes de septiembre una recogida de firmas.

Además, se encuentran inmersos en varios procesos judiciales, ya que en los alrededores del parque se encuentra otro de los grandes focos de conflicto de Arganzuela: el Espacio Delicias. El pasado mes de enero, el Juzgado de lo Contencioso-Administrativo número 9 de Madrid anuló la licencia concedida por el Ayuntamiento al macrocomplejo de ocio Espacio Ibercaja Delicias después de estimar el recurso interpuesto por Ecologistas en Acción, al considerar un uso ilegítimo de suelo dotacional y un claro abuso de la figura de la actividad temporal.

Sin embargo, tanto el Consistorio como Let's Go, la empresa que gestiona el espacio, han presentado recurso de apelación contra esta sentencia. Por ello, lanzaron un crowdfunding para conseguir la financiación necesaria para afrontar los gastos judiciales y consiguieron llegar el objetivo fijado. La sentencia supone una importante victoria para el grupo ecologista y los vecinos y podría poner fin a la actividad privada promovida por Adif y permitida por el Ayuntamiento de Madrid desde el año 2020, que ha renovado reiteradamente los permisos de esta instalación, pese a su carácter originalmente temporal.

En este momento, los vecinos de Delicias se encuentran focalizados en ganar la batalla judicial al Ayuntamiento por la modificación de la normativa que prohíbe la privatización del Tierno Galván y este sábado volverán a salir a la calle para exigir el fin de la actividad privada en el parque. Detrás de la convocatoria se encuentran las asociaciones AV Nuevo Legazpi, Delicias para Tod@s, El Barrio no se tala, Nudo Sur, Pasillo Verde Imperial y Ecologistas en Acción.

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