Piquisniquis de primavera
Estamos en primavera (y más concretamente en San Isidro), época por antonomasia de pícnics (o piquisniquis para los amigos), y yo os propongo uno con productos del barrio y alrededores (La Duquesita está al lado). En primer lugar, decir que nuestra zona no tiene lugares apropiados donde practicar un pícnic serio, lo cual es una pena. Y, además, entre la basura, que tenemos por doquier, y la vuelta a los 80-90 en cuanto a personal drogado y quinquis varios está todo más bien poco apetecible. Porque sí, la droga se empieza a volver a ver claramente y la delincuencia crece. Recientemente han salido varias noticias en este periódico sobre robos y asesinatos. Es curioso como este barrio, en muy poco tiempo, cambia, ¡en eso sí que nos parecemos a NYC! Vinimos para aquí en 1998, entonces tenía mucha vidilla, jeringuillas, botellones, macarrada, siniestros (ahora góticos), heavy metals y todo lo que quieras oscurono. Y lo normal en el barrio era vivir en edificios francamente decadentes. Nosotros habitamos el primer año en una buhardilla muy luminosa, sí, en la cual habíamos llegado a una entente cordial con las cucarachas, ellas hacían su vida de noche y nosotros de día. Eso sí, el moho del techo era pertinaz, lo cepillábamos, como quien cepilla a un perro (verde), pero siempre volvía, vigoroso, grandes pelánganos, todo ello en un edificio que ni Escher hubiera soñado. Con gatos en el tejado a los que dábamos pasta y pienso para comer y la portera, asturiana ella, raticidas. Ahora, en lugar de aquel edificio, hay unos pisos “lujuriosos” (entre Corredera Alta de San Pablo, San Ildefonso y San Joaquín). Allí vivía lo más granado: véase alcohólicos, prostitutas, gente que pedía por la calle (recuerdo a uno tristísimo que se disfrazaba de payaso para pedir en Fuencarral) y el grito y la pelea eran habituales. Ahora todos somos hipsters y nunca hemos visto una jeringuilla y nuestras drogas son el vermú y el café… Jas, pero todo vuelve, y creo que nos toca un revival de quinquis, drogas y decadencia. La gentrificación no parece haber calado en exceso. Los hipsters han venido, se han emparejado y ahora se van a zonas más tranquilas a procrear, como las cigüeñas. Es lo que hay. Whatever. Si queréis hacer un pícnic callejero os recomiendo varias zonas cada una con su encanto particular. Podéis ir al jardincillo situado entre calle Conde Duque y Santa Cruz de Marcenado, allí os trasladaréis a un pueblo cualquiera observando a ancianos emocionados jugando a la petanca o jóvenes de todos los colores jugando al fútbol; también hay gente que pasea perros, así que hay, incluso, opción de ligar si tienes perro. ¡No está mal! Un 2x1, ¿quién da más? Luego está la Plaza de Dos de Mayo que, en fin de semana, se llena de gente de todo tipo, terrazas abarrotadas, viejos, niños, perros, basura, un ambiente muy acogedor, sin duda. Por otra parte, podéis ir a la Plaza de Comendadoras, no está mal, gente paseando perros, alguna monja, terrazas, chiquillos, es ligeramente familiar. Mi opción, cerca del barrio, sería la Plaza de las Salesas, no suele haber nadie, es un remansín (es pequeña) de paz, a pesar del tráfico cercano; parece que estuvieras en París. Y, si tenéis ganas de andar un poquitín, el Parque del Oeste, no la parte superior donde se quedan todos los estudiantes y gentes de los colegios mayores tirados en primavera-verano (sí, yo también lo hice), sino más abajo, más hacia el “valle”. Es tan bonito ese parque, para mí el más bonito de Madrid, los árboles son impresionantes y, excepto en primavera-verano, no suele haber ni flus.
Y si no conseguís sentiros campestres en ningún lado, aquí os dejo música ambiental perfecta para que os hagáis de una vez granjeros (y nada de rebelaros, ¿eh?, que ya sabemos que las granjas os sientan fatal) y dejéis Malasaña para que la basura campe a sus anchas. Esta musiquita va por A. (aunque no me lea el muy roñoso).
https://www.youtube.com/watch?v=KLOyF50wlBU
Bueno, ya empiezo yo con mis rollos y mira que tengo poco tiempo… ¡Qué verborrea por Dios! Aquí os presento una foto global de mi propuesta piquisniquiense.
De primero, voy a comprar las bebidas, he elegido Cervezorama porque yo creo que ha sido la primera tienda especializada en cervezas del barrio, antes estaba en Calle San Andrés y ahora en Carranza. La han reformado y la han dejado muy chula, moderna a la par que funcional, hacen catas, te enseñan a elaborar tu propia cerveza, tienen una enorme selección de cervezas y te aconsejan estupendamente.
Pido para M. una cerveza que sea como la caña típica, sin aromas ni matices raritos, tal vez una pilsen, y la persona que me atiende me ofrece una Augustinerbräu München Lagerbier Hell de 50 cl con 5,2% de alcohol (2,25 €). Pertenece a las cervezas lager pálidas (de ahí hell) de Baviera y constituye la reacción de Múnich al éxito de las lager pálidas del resto de Alemania a principios del siglo XX. M. parece contento: tiene sus burbujitas bien puestas, tono amarillo muy claro (se nota que es pálida), es ligera y poco amarga. ¡Bien!
“Yo quisiera lo que sea imperial stout o stout con mucho chocolate” y me ofrece una Black Chocolate Stout de 35,5 cl con 10% de alcohol (3,65 €). Me gusta que sea de Brooklyn y, aunque no está elaborada con chocolate, como aquella maravillosa de La Tape, sí tiene notas achocolatadas y un marcado amargor. Densa, espuma recia, ¡buena! Curiosa la historia de este tipo de stout. Por lo visto, Caterina la Grande (emperatriz de Rusia), en el siglo XVIII, pidió que elaboraran una stout para ella en Inglaterra y se la enviaran. Crearon esta, fuerte y con lúpulo a tutiplén, la cual aguantó muy bien el viaje y rápidamente se convirtió en la “Russian Imperial Stout”, la cerveza de la aristocracia rusa. En la Brooklyn Brewery, llevan haciéndola desde 1994, con seis maltas y varios meses de envejecimiento. Marida estupendamente con postres, tardes de lluvia y chimeneas. Y con quesos fuertes no va, tampoco, nada mal; es más, contrasta estupendamente.
Un piquisniquis sin pan es como un jardín sin flowers, así que a Panic me dirijo. Es curioso, en este sitio siempre que voy no hay variedades de pan, o coges hogaza de pan de centeno o te vas como llegaste. Tienen una venta espectacular. Bueno, de Panic ya han hablado en muchas partes, es el sitio del pan de verdad por excelencia, fermentaciones largas, masa madre y todas esas cositas que los pan-conocedores adoran. El ambiente es tipo fragua, como en la Churrería de la otra vez, obrador a la vista, mucha gente trabajando sin parar, con antifaz para que la harina no les reboce los pulmones, y gorro, para no hacer panes estilo Maradona. Es bonito observarlos trabajar (ahora soy un jubilado), me recuerdan a los curris de Fraguel Rock (ahora soy un jubilado infantilizado).
Además, hay una zona donde realizan sesiones dedicadas a alimentos varios. Cuando fui estaba Mònica Escudero (la veis en la foto), principal colaboradora de El Comidista, preparando los ingredientes para triunfar en la Cofradía del Santo Bocata. En este caso con elaboraciones muy cerdas (que lo dicen ellos, no lo digo yo). Bocatas que prometen chorretes abundantes “albóndigas con sepia en palo” y “papada lacada, col encurtida, verduras picantes y mahonesa de lima en mollete”. Menuda pintaza. El ir a una de esas sesiones también es una buena opción de piquisniquis, sin duda.
Yo solo vine a comprar (una barra de) pan (como decía la canción) y nada, quedaba hogaza de centeno pero, ¡ay!, tenían “el especial del jueves”: este jueves me tocó hogaza de centeno con chocolate, pasas y orejones. El precio no lo recuerdo exactamente, rondaba los 6 €. Pan pesado, miga densa, corteza dura y crujiente, pasas dulces y suave amargo de fondo ¡¡¡riquísimo!!! La foto de la hogaza la veis antes y las rodajas en la sección quesos.
El pan y el queso son buenos amigos, ¿verdad? Así que me fui a la tienda de al lado, a Cultivo que, como veis en la foto, no tienen quesos ni nada. Su presentación es al más estilo Borough Market de Londres, un sinfín maravilloso de quesos, con todo su aroma, con toda su simpatía y buena educación. Sí, para mí los quesos son gentes educadas, a veces algo salvajes, con su moho y sus bacterias, pero siempre tienen un toque de saber estar y buen comportamiento. Y son simpáticos, por sus formas, sus colores. Los ves ahí apilados y parecen piezas de un juego de construcción oloroso y sabroso.
Pido un queso similar a una torta de la Serena, otro similar a un brie y uno duro curado. A continuación, encontráis la foto de los bellezones que me propusieron, junto al pan y su miga oscura.
Muy amablemente la persona que atiende me hace probar el queso curado, un manchego. Es un queso curado (20,65 €/kilo) de Quesos Iniesta (de mi vida) Manzanaro, Herencia (Ciudad Real). Queso de leche cruda de oveja y elaborado con cuajo tradicional. Graso, amarillo intenso, textura untuosa, ligero matiz picante y frutos secos, especialmente nuez. Delicioso.
Seguimos con la versión vallisoletana de una especie de torta de la Serena. Queso cremoso Cañarejal (9,50 €/pieza, 500 g). Es un queso de leche cruda de oveja, cuajo tradicional, color amarillo blanquecino, crema muy diluida a la par que untuosa, entrada en boca picante y fresca. Y no lo cortéis como hice yo sino como se corta la torta del Casar o de la Serena, es decir, haciendo una tapita redonda. Es que ando con poco tiempo y mi cerebro está algo desconcentrado… Bueeeno, la frase anterior es una justificación como otra cualquiera. Es que estoy atontada, como casi siempre, es algo propio en mí. Recogí la crema en un cuenco y se convirtió en un dipear sin parar. ¡Buenísimo!
Y, para finalizar, la especie de brie, MDG 1060 (6€/unidad) de la empresa Moli de Ger, de La Cerdanya (Gerona). Elaborado con leche cruda de vaca, textura cremosa densa, pasta amarilla de sabor intenso a avellana y fermentación y corteza sutil y delicada. Sabroso, encantador. Como podéis ver, las fotos son con luz natural y tiempo incierto...
Y ahora ya solo queda el postre, de La Duquesita, que no se sitúa exactamente en Malasaña pero es que me apetecía de allí y se encuentra al lado del barrio. Aquí estaba una antigua confitería que ahora ha cogido Oriol Balaguer, el del mejor croissant de España no sé qué año. Son buenos sus croissants, estilo francés, como debe ser un croissant de verdad, emanan aroma a mantequilla por todos sus poros. Ah, a propósito, no sé si en este establecimiento de Oriol Balaguer tienen bombones, no me pareció verlos, pero en el Lista hay unos bombones que se llaman Mascletá, llevan Peta Zetas dentro y son la alegría de la huerta. Delicioso chocolate y explosioncitas, ¡uhmmmm, geniales! Bueno, deciros que el local lo han recuperado fastánticamente. Han dejado espejos y lámparas originales art déco y simplemente le han dado una pintura clara a molduras varias y han cambiado los expositores. Realmente bonito y maravilloso el juego de espejos.
Para M. escojo un vasito de tiramisú (6 €), porque no veo vasitos con algo de fresa y nata que es lo que más le mola. No es tan bueno como el que hacemos en casa pero no está mal. Café ligero, textura tal vez excesivamente densa pero en conjunto resulta bien. Lleva encima una “cáscara de cacao” hecha de chocolate que habría que romper y mezclar con todo para darle el aporte chocolatero necesario.
Yo escojo tartita de chocolate en 4 texturas (5,50 €). Mousse-crema, cobertura espejo, crujiente decorativo y galleta interna. Muy chocolatosa, para mi gusto perfecta, aunque no aporte nada nuevo al mundo de lo dulce.
Y los Humberts me han mandado una postal con su foto y me escriben: “Estamos en un país tropical. Hemos venido a ayudar a las pobres gentes. Nos sentimos realizados con nuestra labor. Esperamos poder contribuir a un mundo mejor. Pásalo” Fdo. Humbert I y Humbert II. Lo del “pásalo” me ha dejado KO, ¿no es demasiado moderno para estos dos? Están entre un mensaje del Papa y uno de un poligonero, ¡qué tíos más raros! Qué pena no poder decirles lo que pienso de la ayuda a las “pobres gentes”. Les hubiera soltado un buen rollo y me hubiera quedado muy satisfecha. Bueno, otra vez será.
Espero que si no os animáis a hacer el piquisniquis al aire libre, pidáis asilo a algún habitante del barrio con terraza y disfrutéis de todos estos productos, merecen la pena, sin duda.piquisniquis
- Cervezorama, Calle Carranza 19 - tel. 91 752 74 91. Horario: de martes a sábado de 11.00 a 21.00, lunes de 16.00 a 21.00. Domingos cerrado. Facebook: www.facebook.com/Cervezorama
- Panic, Calle Conde Duque 13 - tel. 91 086 22 01. Horario: de lunes a viernes de 9.30 a 21.00. Sábados de 9.30 a 15.00. Domingos cerrado. Facebook: www.facebook.com/panicmadrid
- Cultivo, Calle Conde Duque 15 - tel. 91 250 28 45. Horario: de lunes a sábado de 11.00 a 21.00. Domingos cerrado. Web: www.queseriacultivo.com. Facebook: www.facebook.com/queseriacultivo
- La Duquesita, Calle Fernando VI, 2 - tel. 91 308 02 31. Horario: de lunes a viernes de 8.30 a 20.30, sábados de 9.30 a 20.30, domingos y festivos de 10.00 a 15.00. Web: www.laduquesita.es.
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