El legado de Ana María Matute a la Caja de las Letras

Ayer conocíamos la triste noticia del fallecimiento de la escritora Ana María Matute a los 88 años de edad. Novelista y académica de la lengua desde 1996 y Premio de Literatura Miguel de Cervantes 2010, en el año 2009 depositó en la Caja de las Letras del Instituto Cervantes parte de su legado literario, que no verá la luz hasta el 26 de julio del año 2029.

Un ejemplar de la primera edición de “Olvidado Rey Gudú” (1996), una de sus más célebres novelas, fue la contribución de la autora para la caja de seguridad número 1.526. «¿Qué puedo dejar si no es un libro? La literatura es mi vida», declaraba una emocionada Matute al explicar la naturaleza del legado . «Quiero que dentro de 20 años se me recuerde por mis obras, porque los libros son la forma de perdurar y de estar en la memoria de los que nos amaron».

En palabras de la escritora, «no se trata de un libro fantástico, sino mágico, pero porque la vida, si uno se fija bien, es mágica».  Matute señaló entonces que, para ella, la escritura «ni es profesión ni es vocación, sino una manera de estar y de ser, muy bonita además, que tiene como finalidad ser compartida». Porque, «un libro y un escritor no existen si no tiene quien lo lea», sentenció.

Entrevista del Instituto Cervantes a Ana Mª Matute por su legado a la Caja de las Letras

Miembro de la generación de los “jóvenes asombrados” al que ella misma dio nombre y que aglutina a los autores españoles que reflejan la situación de la Guerra Civil en su infancia, su obra trata muchos aspectos políticos, sociales y morales de España durante el periodo de la posguerra.

Deja vacío el asiento «K» de la Real Academia Española una de estas personas que llevan hasta el extremo la máxima de «morir con las botas puestas». Toda una vida dedicada a las Letras que comenzó en su más tierna infancia en forma de cuentos y que finaliza con una novela póstuma, de la que hace tan sólo unos meses declaraba sentirse muy orgullosa.