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Cómo afectará la nueva peatonalización de Fuencarral a su (escaso) comercio tradicional

Interior de una tienda de pintura que lleva 43 años en el tramo de Fuencarral que se va a peatonalizar

Antonio Pérez

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Cuando en el año 2009, siendo alcalde Ruiz-Gallardón, se peatonalizaron 8.000 m2 de la calle Fuencarral, entre Gran Vía y Hernán Cortés, dio comienzo la transformación radical del tejido comercial de una zona en la que franquicias e importantes marcas de moda, principalmente, se disputaron a precio de oro el espacio que hasta entonces habían ocupado negocios de proximidad como ferreterías (suspiro profundo en memoria de Subero), pequeñas zapaterías, relojerías, tiendas de alimentación... Los barrios de Justicia y Universidad perdieron un área que ganó la ciudad, convertida en un gran centro comercial al aire libre.

Ahora que estamos a las puertas de la peatonalización inminente de un segundo tramo de Fuencarral, el que va desde Hernán Cortés hasta el cruce con la calle Barceló y que, al menos antes de Filomena, tenía fecha de estar listo a finales de este mes, nos hemos preguntado cómo afectará esta intervención a los comercios que en la actualidad operan en el nuevo trozo vetado a los vehículos a motor. Con la sospecha de que sólo estamos ante una evolución natural de lo que se inició hace 11 años, y que el mal o el bien fue entonces cuando se hizo, buscamos respuestas a pie de calle.

Hace tiempo que sin esperar a más peatonalizaciones grandes cadenas de moda como Sphera y Mango saltaron a este tramo de Fuencarral ocupando los locales con más metros disponibles y a su alrededor se han ido instalando distintas franquicias. Entre medias hay también propuestas de hostelería, pero de nuevo cuño -salvando la honrosa excepción de un clásico como Rocablanca (Fuencarral, 71)- , con un presunto mercado gastronómico como el de San Ildefonso por bandera.

Así pues, en este tramo de calle, comercios veteranos y con propuestas diferenciadas sólo encontramos ya tres: Cafés Pozo, DecorBoom y Colchonería Cuesta. No hay más negocio de los que podríamos considerar de proximidad.

Cafés Pozo es una empresa creada en 1932 que lleva desde 1956 en el número 53 de Fuencarral y, aunque desde hace una década está integrada en un grupo, no deja de ser un negocio tradicional. Óscar López, uno de sus empleados, cree que la peatonalización de de la calle será positiva económicamente para la tienda y no teme que una posible subida de los alquileres, ya de por sí elevados, pueda poner en peligro su continuidad.

A un paso de Pozo, en el número 55, DecorBoom es una empresa de pinturas, papeles pintados y tarimas que lleva 43 años en ese enclave. Con el local en propiedad, esta firma tiene otras cuatro tiendas en Madrid. Por su tamaño podría ser perfectamente un bocado apetecible para cualquier franquicia que desee instalarse en la zona, pero sus empleados aseguran que nadie les va a echar de donde están. Juan Carlos Hernández, uno de ellos, no sabe si la peatonalización les beneficiará o no pero lo que le preocupa es cómo podrán recoger sus clientes los productos que ofrecen, voluminosos y pesados. Uno de sus compañeros dice que, dado que la peatonalización se va a acometer sí o sí, lo que esperan es que el Ayuntamiento haya pensado en una solución para negocios como el suyo: “La mayoría de nuestros clientes son profesionales y necesitan cargar en su vehículos el material que nos compran”.

El tercero y último de esta breve lista de comercios tradicionales con una propuesta bien distinta a todo lo que que tienen alrededor es Colchonería Cuesta, una empresa familiar creada en 1890 por el bisabuelo de Joaquín Pérez Cuesta, quien la dirige actualmente. El fin de los contratos de renta antigua hizo que hace unos años se tuvieran que mover de su emplazamiento original del número 84 al actual local, situado en el 83. Entre medias, algún año de obligado exilio hasta que lograron retornar a su calle de siempre. Con la actitud zen de una saga de comerciantes que a través de los años las han visto de todos los colores, Joaquín asegura no haberse planteado siquiera si la peatonalización, que finalizará casi en su puerta, le puede afectar o no. “Lo que tenga que venir, vendrá”, indica pragmático, antes de advertirnos de que si queremos escribir sobre la transformación comercial del entorno con quien deberíamos citarnos es con su abuelo: “Con sus 87 años recuerda perfectamente a qué se dedicaba cada local de los que puedes ver a nuestro alrededor. Acaba de superar la Covid y está muy solicitado estos días, pero en cuanto tenga un hueco libre te aviso”.

La peatonalización de este tramo de la calle Fuencarral es una actuación contemplada dentro de la estrategia Madrid 360 y que cumple también con lo acordado en Los pactos de la Villa, según lo declarado por el delegado del Área de Medio Ambiente, Borja Carabante. Con actuaciones en los 21 distritos de la ciudad, se van a peatonalizar un total de 48 calles y 200.000 metros cuadrados.

Aunque nos hemos centrado en Fuencarral, en la zona, esta intervención también conllevará la peatonalización total de calles como Beneficencia y Santa Bárbara, así como la de tramos muy parciales de otras vías como Palma, San Vicente Ferrer y Santa Brígida. En estas áreas hay muy pocos negocios, si bien comercialmente podríamos considerar estas actuaciones como pequeños tentáculos transformadores que avanzan hacia vías secundarias con incierto resultado.

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