Secretos de una década de Pinta Malasaña: Max y el Ruso, un 'beef' en la Corredera de San Pablo desde el año 2016
Cada primavera, las calles de Malasaña se llenan de sprays, pinceles y decenas de artistas que transforman durante unas horas este céntrico barrio de Madrid pintando sus persianas, muros, cristales o puertas. Lo hacen dentro de Pinta Malasaña, el mayor festival de arte urbano de la capital, que el pasado mes de abril celebró sus primeros diez años de historia.
Durante este décimo certamen la organización desveló algunos de los secretos guardados en algunos de los puntos más calientes del festival, narrando algunas de las historias almacenadas en las capas de pintura superpuestas sobre los cierres metálicos. Fue a través de un recorrido por diez localizaciones en el barrio, cuyo contenido vamos a ir desvelando en Somos Malasaña durante las próximas semanas.
El primero habla de la persiana de la Corredera Alta de San Pablo 8, una platería con mucha solera que ha vivido uno de los beef más intensos durante la década del festival. Allí fue ubicado en la primera edición (año 2016) una de las firmas históricas del graffiti madrileño, Max501. El escritor quiso plasmar en este espacio su personaje más conocido: dibujó uno de sus Antoñitos azules, con un corazón saliendo de su cabeza, como muestra del amor del autor hacia el mundo de la pintura en la calle.
Pero en el graffiti madrileño nunca llueve a gusto de todos y un grupo de jóvenes contrarios a la celebración del festival pintó por encima de la obra de Max ese mismo año. Los grafiteros hicieron de forma nocturna, reivindicando los orígenes del espray en las persianas de Madrid, pisando a alguien muy respetado en este mundillo.
Al año siguiente, otro concursante de Pinta Malasaña 2017, Javier Haering, propuso dialogar con estas firmas desde un punto de vista artístico, enmarcando los tags pintados por los grafiteros y poniendo a un espectador a contemplarlos. Este fue el resultado:
Esta disposición artística conllevaba que imponer una nueva firma encima sería vandalizarse a uno mismo. Aún así, la obra también fue pisada por el mismo grafitero, Ruso.
El trasiego de pintura no desanimó a Max501, que desde aquel momento tomó como tradición intervenir la misma persiana cada año de Pinta Malasaña. Y por la noche, su archienemigo en este festival acudía a pisar de nuevo su obra.
En 2019, Max optó por la descalificación llamándole abiertamente TOY, un adjetivo despectivo en el código grafitero, utilizado para aquellos que apenas tienen experiencia y cometen errores en sus escarceos nocturnos con el spray.
Después hubo un dos intento de concordia con los dibujos de los años 2021 y 2022, en el que Antoñito se transformaba en un corazón y después se acompaña de otro personaje gemelo, pero de otro color. ¿Un intento de acercamiento a Ruso?
La guerra tomó tintes políticos en el año 2023, cuando Max501 propuso un juego que solo entendieron en toda su profundidad los que conocían este pique entre los dos expertos del spray: coincidiendo con la invasión de Ucrania a cargo de Rusia, lanzó una petición de alto el fuego en la persiana y añadió el amarillo al azul de su Antoñito para dibujar la bandera ucraniana.
Las letras de Stop War y las manos de los niños espectadores que participaron en la obra completaban el mensaje más evidente. Por detrás subyacía un recado hacia el Ruso: firmemos la paz (cuyo símbolo representaba dentro de la margarita, saliendo de una flecha habitual en los grafiteros).
No dio resultado y Ruso volvió a pisar su persiana unos días después. La guerra seguía en pie.
A la vista que la petición de alto el fuego no había funcionado, Max501 optó por el humor, otra de las características de sus obras. Para la edición de 2024 de Pinta Malasaña pintó un Antoñito ataviado con el vestuario de un sadomasoquista, trasladando el mensaje de que su personaje estaba disfrutando con el dolor del destrozo de su pintura cada año.
No sabemos si Ruso se lo tomó con humor o fue por otros motivos, pero esta vez la obra permaneció intacta durante varios meses.
Este 2025 Max 501 volvió a algo más clásico: un homenaje a la música en el barrio, con un Antoñito llevan auriculares y cubriendo todo el espacio.
Como es fácil imaginar, la historia no ha acabado en esta pintura, pero dejamos las siguientes capas para quien quiera acudir a verlas en este lugar, fuera del horario comercial, cuando la platería está cerrada. Recuerda: Corredera Alta de San Pablo 8, muy cerca del Metro de Tribunal.
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