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El homenaje que los vecinos de la Dehesa de la Villa le hicieron a Pablo Guerrero, su cantautor

Pablo Guerrero durante el homenaje que le ofreció el barrio

Somos Tetuán

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El pasado sábado, 25 de junio, el barrio de Ciudad de los Poetas (Saconia) homenajeó al cantautor Pablo Guerrero, vecino del barrio, en el marco de las fiestas de la Dehesa de la Villa. El año pasado recibió la Medalla de Oro de las Bellas Artes, importante galardón que, sin embargo, no debió ser tan especial como este organizado por la Asociación Vecinal Poetas-Dehesa de la Villa en el Centro Cultural Julio Cortázar, de la calle de Antonio Machado.

Como preámbulo, se dio el tradicional premio al mejor rincón verde de Ciudad de los Poetas, un barrio en el que sus vecinos llevan muy a gala el cuidado de las zonas comunes, parte indisoluble del diseño original de la promoción popularmente conocida como Saconia. Los premiados fueron en esta ocasión el conserje y al presidente de la fase 9.

Comenzó el homenaje propiamente dicho con José Luis Muñoz, presidente de la Asociación Vecinal Ciudad de los Poetas, dando las gracias al cantautor frente a una gran foto de Guerrero sonriente, antes de dar paso a numerosos vecinos que dejaron constancia de la trayectoria siamesa de barrio y artista.

Clara López, que condujo el acto, Enrique, Encarna –la farmacéutica del barrio, de Esparraguera, el pueblo que Guerrero–, el mismísimo alcalde de este pueblo también, su amigo Emilio, Vicente, Julio, Luis Pastor (en diferido), Norberto, Montse, Chema, Juan Pedro, Ángel, Mary Luz... Leyeron sus poemas, recordaron sus vivencias junto a Pablo Guerrero o cantaron sus canciones.

El Coro Ciudad de los Poetas, con mascarillas y todo, rindió un rendido homenaje al autor con temas de ecos extremeños y resonancias a poetas contemporáneos, como Rafael Alberti, Lorca o Antonio Machado.

Y, cómo no, aparecieron sobre el escenario el propio Pablo Guerrero, escudado por Luis Mendo y Juan, guitarra y bajo en ristre. El cantautor comenzó recordando a su pareja desaparecida, Charo. Como no podía ser de otra manera, el júbilo y las voces del auditorio de Antonio Machado explotaron con A cántaros. Al final del acto, los vecinos y vecinas de Pablo le hicieron entrega de regalos, en uno de los momentos más emocionantes de la velada.

Guerrero llegó a Madrid en 1965, en 1969 ganó con Amapolas y espigas el festival de Benidorm, a partir de los 70 participa del combativo ambiente universitario de la época, en el 72 graba A cántaros y tres años después dio su concierto en el Olimpia de París. En esa misma época conoció a Charo, su pareja, con la que llegó a una incipiente Ciudad de los Poetas. Allí empezaron a relacionarse con los muchos vecinos progresistas en el bar El Pilón y otros espacios de un barrio que se llegó a conocer como Rojonia.

Guerero sufrió la suspensión de un recital en el contexto de las primeras fiestas de la barriada, en las que debería haber actuado junto con José Meneses, Aguaviva o Rosa León, en 1975. En 1980 parecía que los cantautores han pasado de moda, pero Pablo seguía en el barrio y en el APA del Colegio Público Eugenio María de Ostos. Vida de barrio, amigos y paseos por la dehesa. En los años 90 aparecen nuevos títulos en consonancia con aquello de lo que hablamos aquí, como Los dioses hablan por boca de los vecinos, más canciones y poemas. Llegó el 15M, donde también se vio a Guerrero participando de las iniciativas culturales que florecieron entonces, y de nuevo en las fiestas del barrio, organizadas por el propio vecindario, en 2019. Una vida de barrio para este extremeño universal, hasta llegar al merecido descanso y la Medalla de Orode las Bellas Artes en 2021.

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