Andrés Calamaro, bajo de revoluciones en Murcia

Llegaba la hora de que Calamaro saliera y el enorme escenario de la plaza de toros se veía muy vacío ante la puesta en escena del músico argentino, sin adornos ni florituras, sino básicamente limitado a los instrumentos de una banda de rock sobre el escenario; lo que nos hacía presagiar que ahí no íbamos a presenciar un espectáculo visual de grandes efectos sino la pureza de un músico que es la banda sonora de nuestra vida.

Pero eso fue lo que precisamente falló, Andrés ya tiene sesenta años y le ha bajado fuerza a su repertorio. La banda suena muy blanda y eso junto a la elección de algunos temas muy rebuscados de su extensísima obra, hicieron que no se consiguiera la comunión total entre artista y su incondicional público.

Pero no olvidemos que es Andrés Calamaro, uno de los mejores compositores de canciones en castellano; y a estas alturas, podrá hacer lo que quiera en su show porque cuenta con una legión de fans que le perdonan cualquier calamarada solo por oírle entonar su voz.

Aun así, Andrés nos obsequió con veintidós temazos de los cuales, en unos quince la gente pudo botar y desgañitarse como con Estadio Azteca, A los ojos, El Salmón, Flaca, Media Verónica, Canal 69, Alta Suciedad, Rehenes, Cuando no estás, Bohemio, Hong King, Me arde, Paloma y Los Chicos.

Curiosa anécdota las vueltas que le dio a la camiseta que le regaló un fan del Real Murcia, que le hizo especial ilusión y la comparó con el equipo de Argentina los Diablos Rojos Independiente de Avellaneda. Este detalle futbolístico le hizo recordar que esta era la primera gira que hacía “sin Maradona entre nosotros” y después de la canción Maradona, le cantó a capela Espérame en el cielo con una voz y tono más bellos que nunca.

El público también crece con Andrés y nos deleitamos con un largo blues No va más y el momento en el que recitó las primeras líneas del mítico tango de Gardel y Le Pera Volver, que nos hacían entender que el rockero sabe darnos todos los géneros como su genial alter ego Dylan.

Andrés, aunque hayas bajado las revoluciones, no dejes de salir a la carretera que sabes que saltaremos juntos con un solo paracaídas.