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Martinsa Fadesa saca a subasta la parcela del Alto del Cuco por 1,8 millones de euros

Fadesa preveía la construcción de 400 viviendas de lujo en el Alto del Cuco. | JOAQUÍN GÓMEZ SASTRE

Rubén Vivar

Las viviendas de la urbanización del Alto del Cuco fueron declaradas ilegales en el año 2007 y quedarán reducidas a escombros de forma inminente, pero eso no impide que el propietario, la constructora Martinsa Fadesa, pueda obtener todavía un buen rendimiento económico por el terreno, que ha salido a subasta por un precio mínimo de 1,8 millones de euros, ya que el nuevo Plan General de Ordenación Urbana del Ayuntamiento de Piélagos califica parte de esa parcela como urbanizable.

La constructora entró en liquidación en marzo del año pasado tras acumular una deuda de más de 6.800 millones de euros y actualmente se encuentra en pleno proceso de venta de activos (la mayoría propiedades inmobiliarias repartidas por toda España), con el que los administradores concursales esperan recaudar en torno a 700 millones. Los principales acreedores son la Sareb -el 'banco malo'-, Caixabank, Popular y Abanca.

El anuncio de la subasta, publicado en la web de Martinsa Fadesa y consultado por eldiario.es, aporta todas las referencias catastrales de la finca del Alto del Cuco y destaca “los potenciales derechos de aprovechamiento futuro en un posible nuevo desarrollo”. Según se detalla, la parcela (VP-1) tiene una superficie de 10.844 metros cuadrados y una edificabilidad y de 6.460 metros cuadrados, lo que permitiría construir 34 viviendas. El precio de salida es de 1.845.412 euros y el plazo para presentar ofertas finaliza el próximo 19 de septiembre. Transcurrida esa fecha, se adjudicará a la oferta de mayor cuantía, siempre y cuando supere el importe mínimo.

El Plan Parcial del Alto del Cuco fue aprobado por el Ayuntamiento de Piélagos en el año 2004 y prevía la construcción de 400 viviendas de lujo literalmente sobre la loma del monte de La Picota. ARCA denunció el proyecto por estar enclavado en una zona de alto valor paisajístico y el Tribunal Superior de Justicia de Cantabria dio la razón a la asociación ecologista en el año 2007, anulando dicho plan y ordenando la paralización de las obras. Hasta ese momento se habían levantado 214 casas.

Los ecologistas ya han manifestado públicamente su oposición a que pueda llevarse a cabo un nuevo desarrollo urbanístico a los pies del monte y a escasos metros de la macrourbanización que fue declarada ilegal por los tribunales.

En este sentido, han criticado con dureza la revisión del Plan General de Ordenación Urbana, aprobada de forma inicial en diciembre de 2015 por unanimidad de todos los grupos políticos, porque, a su juicio, “es el mismo modelo especulativo” que recogía el plan aprobado hace dos décadas. Por ello, ARCA ha advertido que está dispuesta a recurrir de nuevo a los tribunales si el Consistorio persiste en mantener esos suelos como urbanizables.

Comienza la cuenta atrás

Por otro lado, la urbanización del Alto del Cuco tiene sus horas contadas. La hoja de ruta marcada por el Gobierno de Cantabria y el Ayuntamiento de Piélagos se sigue al pie de la letra y la empresa pública Tragsa, que se encargará de la demolición, ya ha comenzado a desembarcar la maquinaria sobre el terreno.

Así, según ha podido confirmar este diario, está previsto que los trabajos comiencen “casi con toda seguridad este jueves o viernes”. El Ejecutivo cántabro está a la espera de unos “flecos administrativos” para tener todo con sus correspondientes permisos y en regla.

Una vez cerrado el expediente, lo cual se espera poder hacer “en cuestión de horas”, la empresa iniciará el derribo, que se prolongará durante seis meses y que tendrá un coste de 3,7 millones de euros. La cuantía será adelantada por la Administración autonómica y, posteriormente, el Ayuntamiento devolverá el importe con partidas anuales durante los próximos diez años.

Responsables de Tragsa ya han estado reconociendo las características de la zona. No será necesario un gran despliegue. Con cuatro o cinco máquinas será suficiente y tampoco habrá un número destacado de empleados, ya que las palas se encargarán prácticamente de todo el trabajo.

Tras el derribo de las viviendas, el escombro se pulverizará y se apilará junto a los taludes para, posteriormente, utilizarse como relleno en una segunda fase, la de regeneración del monte que se prolongará durante diez meses más.

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