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La Iglesia ha sido condenada al menos 26 veces por abusos sexuales de sus sacerdotes

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Eduardo Azumendi

“No vale decir, como se hace en muchas ocasiones, que las víctimas son lo primero si no se adquiere ningún compromiso al respecto”. Gema Varona Martínez, del Instituto Vasco de Criminología, ha estudiado la realidad y la dimensión de los abusos sexuales en la Iglesia católica, cometidos habitualmente por sacerdotes. Con su estudio, Varona pretende dar con las formas de mejorar, prevenir y reparar a las víctimas de delitos sexuales. “Este tipo de víctimas tiende a no exponerse y a silenciar lo que han vivido. Además el contexto favorece ese silencio”. Por eso ha querido remarcar que no se debe exponer a las víctimas, ya que lo importante es conocer sus experiencias.

Varona, quien ha participado en los Cursos de Verano de la Universidad del País Vasco con este tema, destaca que cuando abordó la cuestión a finales del año 2013 se llevó la sorpresa de que apenas había aproximaciones científicas. “Este es un primer paso para que abramos las ventanas en el contexto español y se visibilice la realidad de los abusos sexuales. Es un grave error cerrar los ojos y culpabilizar a las víctimas, ya que es devastador para las víctimas y sus familias. Los abusos sexuales existen y en determinados contextos es más fácil que ocurra”.

Respecto a la justicia penal, solo ha podido encontrar 26 sentencias desde 1.950. La realidad es mucho más dantesca, pero es lo que único que ha visto la luz. En las sentencias, se observa que los patrones de victimización son similares en comparación con otros países. “Suelen producirse en un contexto de relación especial entre la víctima y el victimario. Además se suele explotar la vulnerabilidad de la víctima, por problemas económicos, familiares o escolares. Existe un plan de acercamiento a la víctima y va ganándose su confianza. Al final se produce la traición de la confianza espiritual, que tanto daño hace a la víctima”.

En España, no hay estudios académicos ni comisiones de investigación en la Iglesia y en las instituciones públicas. Sin embargo, a partir de la década de 2000 en Estados Unidos saltaron a los medios casos que escandalizaron a la opinión pública. Lo mismo ocurrió a partir de 2010 en algunos países europeos como Bélgica, Holanda, Alemania y Austria. Pero en España no se dio esta situación, ¿por qué? “Los responsables de la Iglesia dicen que en España no se ha dado esta situación”, resume la investigadora.

Pero, su teoría es que hay una victimización oculta. “La victimización está invisibilizada, no se atreven a dar el paso para denunciar. El contexto social favorece que las víctimas no se sientan apoyadas. No hay reconocimiento del sufrimiento. Es difícil explicar porque no denuncian y ponerse en la piel de la víctima. Hasta que no escuchamos a las víctimas no nos damos cuenta del horror y de la dimensión del problema”.

Culpabilizar a las víctimas

Culpabilizar a las víctimasLa sociedad tiende a culpabilizar a las víctimas por no denunciar y soportar esta situación durante años, pero “hacer eso es muy peligroso. Preguntar a la víctima porque no ha denunciado le crea ecos de culpabilidad. También influye que España es mucho menos abierta a la transparencia que otros muchos países”.

La investigación se ha centrado en los abusos sexuales sufridos por menores de edad por miembros de la Iglesia Católica a partir de 1950. Gema Varona comenzó su investigación realizando un análisis comparado de los resultados científicos de otros países. En ellos ha podido apreciar que los estudios comienzan cuando el escándalo salta a los medios de comunicación. En esta situación, se atreven más víctimas a dar el paso.

También ha revisado la bibliografía española del derecho canónico, que funciona de manera previa o paralela a la justicia ordinaria. “Es interesante desde el punto de vista de la sociología del derecho que este pluralismo jurídico siga existiendo en el siglo XXI”. A pesar de todo, “ha habido sin duda una evolución positiva de la Iglesia, aunque todavía siga siendo insuficiente para los colectivos de víctimas”.

Los que denuncian tardan una media de diez años en denunciar. “Aunque hoy en día se está empezando a denunciar más rápido. Pero en décadas anteriores incluso los padres conociendo el caso no quisieron decir nada”.

En algunas sentencias se ha condenado a la Iglesia por responsabilidad civil subsidiaria, con penas que oscilan entre 4.000 y 30.000 euros. “Se pone el énfasis en que la Iglesia tenía culpa a la hora de elegir a ese persona para el puesto y al vigilar cómo cumple sus funciones”. En lo que al agresor respecta la edad media es más elevada que en la mayoría de tipos penales. “Estamos hablando de personas que superan los 40 años”.

“Denunciar es un calvario”

“Denunciar es un calvario”Por otra parte, la Conferencia Episcopal Española ha realizado un Protocolo de Actuación a petición del Vaticano. “Aunque se orienta más en cómo evitar la corresponsabilidad civil subsidiaria de la Iglesia que en proteger a las víctimas”.

Varona ha tratado de estudiar a las víctimas, pero la mayoría no han querido responder al cuestionario que ha elaborado. “Muchas víctimas denuncian cuando tienen hijos o cuando su hijo llega a la misma edad en la que la víctima sufrió los abusos. Entonces se dan cuenta de que un niño de esa edad no puede tener la culpa de lo ocurrido”.

Si eso fuese suficiente, “denunciar es un calvario”. Las víctimas se enfrentan a las dificultades que implica probar estos hechos que ocurren en la intimidad. Además, en muchas ocasiones los delitos han prescrito para cuando se denuncian.

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