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Bloqueo y confusión

Suso de Toro

Las pasadas elecciones dieron un resultado abierto, un jeroglífico o una ecuación que aún no ha sido resuelta, y que tienen a casi todo el mundo confuso. El jeroglífico acabará siendo descifrado en semanas por las autoridades pertinentes pero es curioso que, no habiendo ganado nadie objetivamente, haya quien esté entusiasmado con el resultado. Ese optimismo parece una percepción propia de los militantes de partidos que consideran, no el resultado general, sino el particular de su partido. Los partidarios suelen tender a confundir el interés de su partido con el interés general. Insistiré en ser aguafiestas, que para eso estamos.

Si alguien les dice “tras la muerte de Franco y el fin de la dictadura, los españoles nos dimos una democracia y un espacio de convivencia en libertad ejemplar que nos ha deparado el mayor periodo histórico de convivencia en paz y progreso”, consciente o inconscientemente les están mintiendo. Aunque utilice partes de realidades históricas, es un discurso construido para ocultar la realidad. Franco se murió en su cama cuando le dio a él la gana, de una muerte meticulosa, administrada por el estado que había creado. No lo matamos nadie. Y lo que vino a continuación fue, con matices, el plan que había pactado el propio dictador y el Ejército de acuerdo con los EEUU. Cuando Suárez se tomó en serio a sí mismo como presidente electo, los generales le mostraron literalmente una pistola y como siguió siendo díscolo hubo una corrección tras el 23-F. Faltaba aún una segunda parte del plan y, tras la entrada en la Unión Europea, concluyó con la entrada en la OTAN.

Claro que hubo conquistas democráticas gracias a las movilizaciones de una parte minoritaria de la población y claro que se vivió y se vive mucho mejor ahora que en el franquismo, pero el plan que triunfó, la Transición, nos lo dieron diseñado. Eso es lo que ocurrió entonces y creer lo otro es acogerse a una falsa inocencia o a un cuento infantil.

Y lo que ocurrió ahora es que hace un año era evidente la distancia y la desconfianza de la sociedad hacia el sistema político y la consecuente crisis de todas las instituciones del estado, incluyendo la Monarquía, y estaba en curso un proyecto político catalán para crear un estado propio. Muchos veíamos como previsible un nuevo proceso constituyente y ese discurso flotaba entre la opinión pública. Incluso había un sector de la opinión que veía con entusiasmo un futuro confuso que tendría algo de “primavera árabe” y algo de revuelta de Gamonal, un barrio de Burgos.

Hoy todo eso está encauzado, la sociedad se ha reintegrado al juego político a través de los medios de comunicación y de dos nuevos partidos que han tenido un efecto parecido sobre el proceso político catalán. Y, contra lo que cree o siente una parte del electorado y del público televidente, por ahora no ha cambiado nada y la profunda crisis política e institucional ha sido reconducida por los poderes del estado. Ese es el verdadero balance de las elecciones. Que tanto humo no nos ciegue para no ver lo que verdaderamente arde. Franco murió en la cama y estas elecciones no las ganaron quienes estaban en contra de las políticas antisociales y antidemocráticas del PP. Obviar ese fracaso político es engañarse.

¿Qué quién gobernará? A eso le seguiremos dando vueltas las próximas semanas. Por delante creo que caben dos posibilidades: o un gobierno claramente conservador presidido por alguna figura con menos aristas y más aceptable para la sociedad y los demás partidos que Mariano Rajoy o un gobierno presidido por Sánchez sobre un complicado sistema de pactos.

Sin duda, tras la infame legislatura anterior, un gobierno de Sánchez sería un bálsamo para muchas pequeñas pero importantes cosas. Pero no olvidemos que al final quien va a condicionar la decisión van a ser los mismos poderes que ya intervinieron estados europeos antes y que llegaron a liquidar la soberanía de un estado como Italia, imponiendo presidente directamente a Mario Monti. De hecho, ya en Julio del 2012 la Comisión Europea puso a España bajo tutela a través del Banco de España.

Los comisarios europeos son los portavoces de la autoridad competente que interpretará para nosotros lo que hemos votado y hablarán más clara y públicamente indicándonos qué gobierno hay que formar. Entonces acabaremos de comprender ese resultado electoral tan confuso, sabremos lo que hemos votado. Decir esto es de aguafiestas pero la culpa no es del pianista.  

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