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Operación Chamartín: el PSOE y el PP, unidos por Pegamentos Ibex

Esperanza Aguirre y Josep Borrell

Ruth Toledano

2.780 millones de euros públicos presuntamente prevaricados y malversados en la Operación Chamartín son casi tres mil razones para comprender por qué el Gobierno de coalición del PSOE con Unidas Podemos era un farol de Sánchez. Lo que no explican aún esas casi tres mil razones es la razón por la que se lo tiró. Posiblemente, lo hizo con la aviesa intención de salir reforzado del fracaso de su investidura como presidente, una vez que Iglesias y los suyos quedaran perjudicados por los también presuntos excesos de las propuestas que presentaran. Esas propuestas que Carmen Calvo difundió como “exigencias” en un documento manipulado, escandalosa razón por la que no ha dimitido.

Lo que sí explican las casi tres mil razones que derivan de esos 2.780 millones de euros es el interés que el PSOE y el PP han tenido y tienen en la permanencia de su turnismo bipartidista. Estaba cantado que el Ibex 35 no iba a permitir la entrada de las izquierdas en el gobierno del Estado español, y está cantado que sus herramientas políticas para impedirlo son la alternancia entre los llamados socialistas (aunque sean neoliberales) y los llamados conservadores (aunque sean fachas de toda la vida). La denuncia de Izquierda Unida y Podemos ante la Fiscalía Anticorrupción viene a demostrar que esa alternancia es estrategia compartida para el mantenimiento de un statu quo que disimule el pelotazo y la corrupción sobre los que se sostiene, a costa de fondos y suelos públicos, su sistema de réditos económicos privados y privilegios de unos pocos, los de siempre.

La denuncia demuestra el nivel de alcoholemia sistémica de esa borrachera de poder con la que PSOE y PP dan tumbos por turnos del gobierno a la oposición. Porque entre los denunciados por IU y Podemos están, entre otros del PP, Ana Botella La Absuelta, Esperanza Aguirre, Alberto Ruiz-Gallardón o Ignacio González, pero también Josep Borrell y José Luis Ábalos, entre otros del PSOE. Les iguala la posibilidad de un mismo banquillo, así como les iguala ese cordón de contención de las izquierdas que ahora se llama sanitario pero es una grave enfermedad para la presunta democracia. En realidad, la verdadera coalición es la suya, la de un PSOE y un PP unidos por Pegamentos Ibex. También ha sido denunciado Francisco González, expresidente del BBVA.

La Operación Chamartín fue impulsada tanto por el PSOE como por el PP. Era una de esas grandes operaciones que presuntamente favorecen el saneamiento del sistema financiero: tras el desastre de la burbuja inmobiliaria y la crisis hipotecaria, un pelotazo urbanístico. Un pelotazo tan sanitario como el cordón que, codo con codo, anudan ahora contra quienes denuncian a los culpables de la enfermedad que llamaron crisis, con la que contagiaron a la sociedad española de pobreza, desahucios de familias, dificultad de acceso a la vivienda y precariedad laboral. Todos esos temas menores por los que se preocupa la formación política Unidas Podemos, seguramente porque es muy joven, porque aún no tiene 140 años de vida y no ha aprendido las mañas de los dos grandullones del patio de recreo en que han convertido el hemiciclo que consideran solo suyo.

Por eso, porque lo consideran suyo y porque comparten mucho espacio en el sistema de corrupción, ha estado Sánchez pidiendo la abstención a sus compañeros, si no de bancada, sí posiblemente de banquillo. Mejor juntos ante la CEOE, pues ya nos dijo el presidente en funciones que Iglesias no cae bien a los empresarios, qué sorpresón. Mejor juntos también ante esta (presunta) adversidad judicial sobre la Operación Chamartín, de la que seguramente tenían noticia, teniendo en cuenta que disponen del ministro Borrell, que maneja mucha información.

Lo que sigue sin entenderse es la razón por la que el PSOE de Sánchez hizo el paripé del gobierno de coalición, si lo que persigue es su fifty-fifty de hegemonía bipartidista y dinamitar a las izquierdas que lo hicieron tambalear desde aquel 15 de mayo de 2011. Las plazas se llenaron de consignas que les pusieron delante un espejo donde su cara se confundía con la del PP. Se veía, claro, muy feo. Tan feo como lo que hemos visto hoy: Ábalos compartiendo presunto delito con Aguirre, Borrell compartiendo presunto delito con los dos González, el del ático y el de la caja fuerte. Ellos han compartido los réditos (económicos o políticos) de 2.780 millones de euros presuntamente expoliados a la arcas públicas. La ciudadanía comparte, en redes, la vergüenza y espera, sin esperanza, que se haga una Justicia que no llega. Y el bipartidismo sigue sano como un cordón. Aunque su enfermedad pueda llegar a obligarles a sentarse en un banquillo.

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