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Sobre este blog

Piedras de papel es un blog en el que un grupo de sociólogos y politólogos tratamos de dar una visión rigurosa sobre las cuestiones de actualidad. Nuestras herramientas son el análisis de datos, los hechos contrastados y los argumentos abiertos a la crítica.

Autores:

Aina Gallego - @ainagallego

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Diálogos 26J: ¿Qué pasará con la participación?

Aina Gallego / José Fernández-Albertos

Aina Gallego: ¿Subirá o bajará la participación en las elecciones de junio?

José Fernández-Albertos: Las encuestas están apuntando a una caída muy leve de la participación. Si uno compara la preelectoral de diciembre y la actual, sí se observa algo menos de entusiasmo, pero no es muy grande: en la preelectoral de Diciembre un 75% de los encuestados declaraban estar seguros de que irían a votar, en la preelectoral de ahora son un 71%.

AG: ¿Te parece que en este caso las encuestas son fiables? O deberíamos esperar una diferencia mayor o menor?

JFA: Creo que las encuestas pueden estar sobreestimando algo la participación. Hay varios motivos que podrían apuntar a una caída algo mayor. 

Sabemos que cuando las elecciones caen en horario de verano se vota algo menos que cuando caen en el de invierno. Ahora van a ser las elecciones más cercanas al solsticio de verano, con la excepción de las generales y andaluzas de 1986. Estos efectos son pequeños, pero si algún peso tienen este tipo de variables “climatológicas”, sería muy raro que fueran capturadas por las encuestas preelectorales. Nadie dice a un mes de las elecciones “igual no voto porque igual llueve”. Ese es un primer motivo por el cual es posible que la caída de participación acaba siendo algo mayor que la anticipada por las encuestas, que es muy poca. 

AG: Además en este caso hay un efecto importante de “fatiga”. Cuántas más elecciones hay en poco tiempo, incluyendo a los diferentes niveles de gobierno, menos participación suele haber. En los países dónde hay elecciones muy frecuentes como EEUU o Suiza la participación es especialmente baja.

Sin embargo, las elecciones repetidas son muy poco frecuentes y como hay pocos antecedentes no está tan claro qué esperar. En los casos de Turquía y Moldavia subió muy ligeramente la participación respecto a las anteriores, pero en Grecia bajó bastante. 

JFA: Quizá haya más factores que no estén capturando bien las encuestas. Es bastante posible que en estos seis meses haya crecido la proporción de votantes “hastiados” con la política, y que estos electores sean cada vez más difícil de reclutar para los encuestadores que preguntan sobre política, con lo que podríamos tener muestras algo más sesgadas, tendentes a excluir a los nuevos abstencionistas. Algo que apuntaría en esta dirección es que en la última preelectoral del CIS no se detecta una caída en el interés por la política: si acaso, la muestra de junio está más interesada por la política y habla más de política con sus familiares y amigos que la muestra de diciembre, lo cual es algo extraño, y igual podría tener que ver con este sesgo.

AG: También puede ser que el aumento de interés que apuntan las encuestas sea genuino. Me parece difícil de creer que las muestras del CIS cambien de forma tan dramática en unos pocos meses. Los entrevistadores siguen los mismos métodos. Puede haber enfado e incremento del interés al mismo tiempo. Mira a EEUU.

JFA: Sí, puede que tengas razón, es sólo una hipótesis. Pero la tasa de no respuesta a las encuestas es una caja negra, creo que sabemos poco de ella, y creo que hay factores coyunturales que la afectan que normalmente no tienen importancia, pero de vez en cuando hacen que las encuestas nos den alguna sorpresa. Pero volviendo a tu pregunta, si el aumento de interés por la política es real, ¿crees que podría hacer subir la participación? ¿Qué podría movilizar el voto en la última semana de campaña?

AG: Que la victoria esté muy disputada entre el PP y Unidos Podemos. Se suele votar más cuando hay incertidumbre sobre el resultado y un alto grado de polarización. Cuando dos partidos son muy diferentes como en este caso, el que gane uno u otro tiene implicaciones enormes para las políticas que se implementarán. 

Otro factor que podría apuntar a una participación elevada (pero no necesariamente más elevada que en 2015) es que desde luego no va a haber una mayoría absoluta. Históricamente, las elecciones con menor participación casi siempre han sido aquellas en las que hubo una mayoría absoluta, como en 1986, 1989 o 2000. Muchos electores percibían que había menos motivos para ir a votar. En este caso el resultado no está tan claro de antemano.

JFA: Sí, con la salvedad de que un elemento fuertemente movilizador está restringido en el contexto actual: la mayor parte de los votantes es consciente de que el resultado afectará a la correlación de fuerzas entre los diferentes partidos, pero que la formación de gobierno será un proceso complicado para el cual probablemente no tengamos una respuesta en la misma noche electoral. 

AG: Las coaliciones tienden a reducir la participación porque es muy difícil saber qué políticas se acabarán implementando, estoy de acuerdo. Resumiendo, parece que la mayoría de factores apuntan a un descenso de la participación, aunque seguramente no va a ser dramático, ¿no?

JFA: Seguramente.

AG: Por cierto, el voto por correo ha aumentado significativamente, ¿qué nos dice?

JFA: Yo no correría a deducir que el 26J votará mucha más gente de la que pensábamos. De hecho, es posible pensar lo contrario: mucha más gente ha solicitado el voto por correo porque los obstáculos “objetivos” para votar presencialmente a finales de Junio son mayores que en Diciembre. Si esto es así, dado que el voto por correo es logísticamente más complicado para el votante, deberíamos esperar un sesgo más pronunciado de la participación: los muy interesados en política serían los dispuestos a “pagar” el coste del proceso, pero los que no tienen tanto interés es fácil que no acudan a votar el día de la votación. 

AG: Una cosa que oigo afirmar todo el tiempo es que la abstención perjudica a la izquierda. ¿Tú qué opinas?

JFA: Creo que no es necesariamente así. En el contexto actual, hay una parte de verdad en esta supuesta regularidad empírica: el PP tiene un electorado más mayor, más fiel, que siempre acude a votar y que reside en zonas de alta participación. Creo que las circunstancias además favorecen la movilización del votante popular (al menos la del que ya se movilizó el pasado 20 de Diciembre). 

AG: Ya, pero respecto a los demás partidos, las cosas son algo más complejas. ¿Como ves al electorado de Podemos?

JFA: Podemos tiene un electorado más interesado en política, que sigue más la campaña, y por tanto más proclive a votar incluso cuando las circunstancias no acompañen. También es cierto que parte del éxito de Podemos en esos últimos dos años reside en haber sabido atraer a una parte importante del electorado que antes no participaba, ya sean nuevos votantes o antiguos abstencionistas. Por motivos evidentes, es un grupo de votantes más fácilmente desmovilizable. Pero no vemos esto en los datos: los votantes de Podemos el 20D tienen tantas ganas de votar como los del PP. 

Predisposición a votar por recuerdo de voto el 20D

AG: En el gráfico parece que son los votantes de PSOE y Ciudadanos los que se muestran a día de hoy menos seguros de ir a votar. Lo del PSOE quizás es de esperar porque suele ser así, pero ¿tú a qué crees que se debe que el electorado de estos partidos parezca estar más desmovilizado?

JFA: Las dinámicas de competición polarizada que se generan cuando hay cuatro partidos no les favorecen. Y más ahora, cuando las encuestas apuntan a que serán tercer y cuarto partidos, y la complejidad de la negociación postelectoral hace difícil vislumbrar a sus votantes qué tipo de gobierno acabará siendo apoyado por sus votos. Esto es un problema particularmente serio para el PSOE, cuyo electorado está dividido en torno a la política de coaliciones que debe seguir el partido. En la encuesta de MyWord para la Cadena Ser, los votantes socialistas eran los que tenían más dificultades para responder a la pregunta de qué haría el PSOE en caso de que las únicas mayorías posibles fueran una con el PP y Ciudadanos y otra con Unidos Podemos. Es difícil movilizar a tu electorado en estas circunstancias. 

AG: Estoy de acuerdo en que en este caso en concreto la caída de participación a quien más puede perjudicar es al PSOE. Sin embargo, de esto no sigue que la abstención siempre beneficie a la derecha. Hay un montón de investigación que sugiere que muy raramente un aumento de la participación beneficia tanto a un partido que puede hacer cambiar el resultado de las elecciones. En el 86 y 89 hubo mucha abstención y ganó la izquierda. En el caso de España la participación ha sido bastante estable a lo largo del tiempo, oscilando entre un 68 y un 80 por ciento. Todos los abstencionistas que se movilizan tendrían que votar al mismo partido para que hubiera un efecto claro. 

JFA: Eso es muy cierto. Tendemos a olvidar que los abstencionistas (como los indecisos) son un grupo muy heterogéneo de personas. Y tú que has estudiado esto, ¿hay un sesgo económico en la participación electoral en España? Si la participación cayera sustancialmente, ¿deberíamos esperar que fueran determinados grupos sociales los que dejaran de ir a las urnas?  

AG: Es un tema complicado. En comparación a otros países, España tiene un sesgo en la participación según la educación relativamente bajo. Hay que tener en cuenta que los jóvenes votan mucho menos que las personas mayores. Los jubilados con educación primaria votan más que muchos jóvenes universitarios y eso hace reducir el sesgo que podríamos esperar en favor de los educados. Además existe una diferencia entre el voto rural y urbano. La participación suele ser mayor en zonas rurales donde el nivel educativo y económico es mas bajo. En un mapa de la participación electoral por provincias se ve que la abstención se suele concentrar en las zonas costeras, muchas de las cuales son bastante ricas. 

Sin embargo, si miramos dentro de ciudades y no a nivel agregado sí vemos que en los barrios más ricos la participación es mayor. En ese sentido, dentro de las circunscripciones electorales, y dentro de los grupos de edad sí suele haber un sesgo en la participación importante: aquellos con menos recursos tienden a participar menos. No sé si me explico.

JFA: Claro que te explicas. Este me parece un tema muy importante, y del que creo que hablamos demasiado poco: la participación electoral (y por ende la influencia política) no está distribuida tan equitativamente como nos gustaría pensar. Pero me temo que eso lo tendremos que discutir otro día.

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