Pedro Sánchez reitera que llegará a 2020 mientras las grabaciones de Villarejo acorralan a la ministra de Justicia
La oposición de Partido Popular y Ciudadanos ha redoblado la presión sobre la ministra de Justicia, Dolores Delgado, a la que también Podemos, el socio preferente de Pedro Sánchez, exige la dimisión por salir en la grabación de una comida hace nueve años junto al entonces comisario José Manuel Villarejo, el exjuez Baltasar Garzón y otros policías. Un encuentro que el Ministerio de Justicia negó en un primer momento antes de que el departamento de Delgado admitiese tres citas informales en la época en la que la actual ministra era fiscal de la Audiencia Nacional junto al polémico comisario, hoy encarcelado, y otras personas. En plena polémica y con la proliferación de nuevos audios desvelados por moncloa.com, Pedro Sánchez ha reiterado que aguantará hasta 2020 al frente del Gobierno.
Al presidente le ha pillado esta nueva crisis al otro lado del océano y ha conseguido hasta cierto punto alejarse; pero este martes aprovechó una conferencia en Nueva York para hacer una demostración de fuerza: “Yo aquí me voy a quedar hasta 2020. Lo creo”, afirmó. En el Gobierno y en el PSOE hay voces que, en privado, se muestran partidarios de adelantar las elecciones para sortear el desgaste que perciben tras un arranque accidentado que se ha llevado por delante a dos ministros y una directora general en menos de 100 días.
Pero Sánchez ha dejado claro que su intención es aguantar hasta el final de la legislatura. Además, fuentes de Moncloa admiten que tendría que armar un relato para hacerlo y fijan el punto de inflexión en la aprobación de los Presupuestos Generales del Estado para 2019.
Sin embargo, la presión sobre el Gobierno y, en concreto, sobre la ministra de Justicia se ha incrementado desde que quedó acreditada en las grabaciones su relación con el excomisario. Las palabras de Sánchez se produjeron unas horas antes de que moncloa.com publicara la última entrega sobre esa charla en la comida de 2009 en la que la entonces fiscal relata que durante un viaje a Colombia ella y una compañera vieron a jueces y fiscales “del Supremo y de la Fiscalía General” con jóvenes “menores de edad”.
Los titulares sobre la ministra copan la opinión publicada y la oposición los utiliza para atizar al Ejecutivo de Sánchez; pero también el socio preferente del presidente, Pablo Iglesias, ha elevado la presión. PP y Unidos Podemos exigen el cese de la ministra, mientras que Ciudadanos pide su comparecencia para que Delgado dé explicaciones en el Congreso. La ofensiva de los conservadores es total. Este martes usaron su mayoría en el Senado para reprobarla por su negativa inicial a pagar la defensa de Pablo Llarena, el juez del procés, tras la denuncia presentada en Bélgica por el expresident de la Generalitat Carles Puigdemont.
“Todo el que tenga una relación afable con un personaje de la cloaca como Villarejo debe apartarse de la vida pública. Cualquier político que se mezcle con eso debería alejarse de una función pública, que debe ser noble”, sentenció Iglesias públicamente. El secretario general de Podemos aseguró a la prensa que no había tenido la oportunidad de trasladarle ese mensaje al presidente, de viaje en Nueva York, donde participa en la Asamblea General de la ONU. Cuando se le repreguntó si estaba pidiendo el cese de Delgado, Iglesias defendió que había sido “cristalino” en su mensaje.
Las palabras del líder de Podemos se produjeron un par de horas antes de que la ministra saliera reprobada del Senado. Fue la Cámara que eligió el PP para plantear esa acción simbólica -no obliga en la práctica al Gobierno a destituir a la ministra ni tiene ninguna otra consecuencia-, pero por otro asunto: la negativa inicial de Delgado a pagar la defensa en Bélgica del magistrado Pablo Llarena por la demanda que presentó contra él Carles Puigdemont.
El plan inicial de Delgado fue desautorizado por Sánchez que se vio obligado a zanjar el debate con un cambio de posición del Ejecutivo, que finalmente dio la orden de que el Estado asumiera los costes derivados de ese procedimiento judicial. Tanto el PP como Ciudadanos han apoyado la reprobación en el Senado, y por ahora solo ha pedido la comparecencia de la ministra en el Congreso para que dé explicaciones. Delgado lo solicitó a petición propia.
El PP no solo ha exigido la dimisión de Delgado, también ha pedido la convocatoria de elecciones tras los audios publicados por el portal moncloa.com grabados por el excomisario durante una comida en la que participaron en 2009. En esa conversación, Delgado llamó “maricón” al magistrado Fernando Grande Marlaska, hoy compañero en el Consejo de Ministras, y aseguró que prefiere tener tribunales compuestos por hombres.
Otros grupos, como PDeCAT, han restado importancia a la polémica. Carles Campuzano se mostró “sorprendido” por las palabras de Delgado, pero aseguró que “no va a hacer el juego” a Villarejo. En Compromís hay diversidad de opiniones. Mientras que Joan Baldoví ve “absolutamente indecente que se quiera hacer dimitir” y “hacer caer” a la ministra por una “conversación privada”, el portavoz en el Senado, Carles Mulet, ha reclamado “la dimisión o el cese” de la ministra por “navegar en las alcantarillas” y por sus afirmaciones “misóginas y homófobas”.
La ministra se mostró convencida de que cuenta con el respaldo de Sánchez -con quien conversó por teléfono el día anterior, cuando se difundieron los primeros audios de ese encuentro- y se defendió asegurando que esa charla se enmarca en un “ambiente distendido”. La ministra arremetió, además, contra su publicación, que consideró un “ataque execrable”. Desde que El Confidencial informó de sus contactos con Villarejo, Delgado ha dado distintas versiones. Primero dijo que no había “tenido ningún tipo de relación” con él y luego tuvo que reconocer tres encuentros.
El Gobierno tiene “plena confianza” en la ministra
En las filas socialistas defienden a Delgado, aunque han recibido con cierto estupor sus cambios de posición. El Gobierno ha manifestado su apoyo a la titular de Justicia y también se refiere al asunto como un chantaje. José Luis Ábalos, que es también secretario de Organización del PSOE, aseguró que “no hay motivos” para que tenga que dimitir y pidió acabar con la “cacería” contra el Ejecutivo. De hecho, advirtió que tras estos audios “vendrán más” que afectarán al ámbito público.
“El Gobierno tiene plena confianza en la ministra de Justicia”, aseguró la portavoz del gabinete de Sánchez, Isabel Celaá, a su llegada al Pleno de la Cámara Alta en el que se iba a reprobar a Delgado. En Moncloa restan importancia a la presión contra la responsable de Justicia.
Fuentes socialistas consultadas por eldiario.es tampoco ven razones para que la ministra no mantenga su cartera. “Es muy injusto”, asegura un miembro de la Ejecutiva. “Son conversaciones privadas”, justifica un destacado dirigente del PSOE. “Creo que no debe dimitir. Nos está diciendo gente nuestra muy exigente que vale ya. No todo vale”, comenta otro miembro de la dirección, que asegura que en las filas socialistas reciben apoyo ante lo que consideran un ataque al Gobierno de Sánchez: “Hay hartazgo de que solo seamos nosotros” quienes asumen responsabilidades.
El listón de la “dignidad” de Sánchez se ha llevado ya por delante a dos ministros y a una directora general en menos de 100 días.
Sin embargo, el asunto ha causado el enfado de feministas del PSOE por su referencia homófoba a Fernando Grande-Marlaska así como por la afirmación sobre su mejor entendimiento con hombres en el tribunal. “Yo ni en público ni en privado utilizo algunas expresiones”, dijo la portavoz del PSOE en el Ayuntamiento de Madrid, Purificación Causapié. En esa misma línea se pronunció la diputada madrileña Carla Antonelli.
La vicepresidenta del Gobierno, Carmen Calvo, se mostró visiblemente molesta por el asunto en el Senado, donde trató de evitar a los periodistas y les respondió con dos escuetas frases. “Perfectamente se va a mantener”, dijo en el tercer intento de los periodistas por conocer su opinión. Calvo aglutina en su cartera las competencias de Igualdad.
Unos minutos antes, la vicepresidenta anticipaba que la ministra se bastaba ella sola en el debate sobre la reprobación: “Se va a defender ella estupendamente”, expresó.
Grande-Marlaska, el aludido en esos audios, salió en defensa de su compañera de gabinete en sus dos apariciones públicas de la jornada: “Importan los hechos, no las palabras”, expresó tras asegurar que el Ejecutivo de Sánchez está “cohesionado” y es “feminista”.
En el PSOE reconocen que esta polémica, sumada a la dimisión de Carmen Montón y al revuelo causado por las acusaciones de plagio en la tesis de Sánchez, generan un gran “desgaste” en la acción de Gobierno. Algunos dirigentes próximos al presidente consideran que la convocatoria de elecciones debe acelerarse para evitar que se erosione más. El punto de inflexión es la aprobación de los Presupuestos Generales de 2019, cuya tramitación se ha complicado ante el bloqueo de PP y Ciudadanos a la senda de déficit con la que el Ejecutivo quiere conseguir un margen de 6.000 millones para el gasto público.