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PP y Vox intentan estirar la crisis en Ceuta rivalizando en una ofensiva parlamentaria contra el Gobierno sobre Marruecos

Pablo Casado y Santiago Abascal, en una imagen de archivo.

Iñigo Aduriz / Carmen Moraga

24 de mayo de 2021 10:53 h

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Las derechas de Partido Popular y Vox han decidido hacer de la crisis migratoria vivida en Ceuta la semana pasada y de las relaciones entre España y Marruecos un nuevo frente de ataque contra el Gobierno progresista. Lejos de abordar la política exterior como un asunto de Estado, ambas formaciones están dispuestas seguir utilizándola con fines partidistas, como llevan haciendo en los últimos días, con el objetivo de estirar la polémica para hacer mella en el Ejecutivo de Pedro Sánchez. Los partidos de Pablo Casado y Santiago Abascal pondrán en marcha así una ofensiva parlamentaria con distintas iniciativas para forzar al Gobierno a hablar sobre su relación con Marruecos.

El PP ha registrado en el Congreso las solicitudes de comparecencias de la vicepresidenta primera, Carmen Calvo, y de los ministros de Exteriores, Arancha González Laya; el de Interior, Fernando Grande-Marlaska, y el de Inclusión, Seguridad Social y Migraciones, José Luis Escrivá. Además, los populares interpelarán al Gobierno este miércoles durante la sesión de control y su máximo líder, Pablo Casado, utilizará su turno de pregunta a Sánchez para preguntarle sobre Marruecos, al igual que Teodoro García Egea y otros portavoces con preguntas a las vicepresidentas.

Tras el intento de torpedear en Bruselas la llegada a España de los fondos europeos para hacer frente a la pandemia, y después de meses cuestionando la democracia española por el bloqueo del Poder Judicial o tratando de vincular al Gobierno con Venezuela, la crisis en Ceuta servía para evidenciar, una vez más, la deslealtad de Casado con el Estado en materia internacional. El martes, nada más producirse las primeras entradas de migrantes en la ciudad autónoma, el líder quiso simular su apoyo al Gobierno, que apenas duró unas horas, cuando telefoneó a Sánchez y le ofreció su “apoyo” para defender “la soberanía nacional de Ceuta y Melilla” y “proteger la frontera española”.

En ese momento, Casado volvió a dejar en evidencia su doble juego en materia internacional, al mostrar ante Sánchez una disposición a la colaboración que no se corresponde con sus acciones de cara al exterior. Una semana antes de esa conversación con el presidente del Gobierno, al que le prometió apoyo en Ceuta, el máximo jefe de la oposición había mantenido una reunión, a espaldas de Moncloa, con un ministro marroquí y con con Nizar Baraka, el secretario general de Istiqlal, el partido marroquí de corte ultranacionalista que más fervientemente reivindica la anexión de Ceuta y Melilla a Marruecos.

El pasado miércoles, durante la sesión de control al Gobierno en el Congreso, ya se evidenció que la ayuda que le había prometido Casado al presidente del Ejecutivo el martes era una quimera, y que el líder de la oposición estaba dispuesto a convertir la crisis en Ceuta en una nueva arma para tratar de derribar la coalición de PSOE y Unidas Podemos. Casado elevó aún más el tono contra el Ejecutivo el jueves, al asegurar que estaba dispuesto a ser “leal” a las directrices de Moncloa ante el problema migratorio aunque, para ello, ponía una compleja condición encima de la mesa: que Pedro Sánchez rompa su Gobierno de coalición y expulse del mismo a la vicepresidenta tercera, Yolanda Díaz, y a todos los ministros de Unidas Podemos.

La competición de las derechas

Por su parte Santiago Abascal ha convertido la crisis de Ceuta en el tema prioritario de oposición al Gobierno, en dura competición con el PP. Desde que estalló el conflicto con Marruecos el líder de la extrema derecha ha aprovechado todas sus intervenciones parlamentarias para atacar a Pedro Sánchez. La semana pasada corrió a desplazarse y a hacerse la foto hasta la frontera del Tarajal desde donde pidió militarizar la zona y acusó a Pedro Sánchez de permitir “la invasión de inmigrantes ilegales” por su debilidad política frente a Marruecos y de “inacción cobarde y criminal”.

Vox había convocado nuevamente una concentración para este lunes en la Plaza de los Reyes de la Ciudad Autónoma a las 20.00 horas pero la Delegación del Gobierno en Ceuta ha prohibido el mitin. También ha prohibido las diferentes movilizaciones que se estaban promoviendo a través de redes sociales en la ciudad autónoma para contestar a estas iniciativas de Vox y “dar la cara contra tanto facha”, según señalaban los convocantes.

Este iba a ser el segundo acto público en menos de una semana que tenía previsto protagonizar Abascal para poner a las ciudades autónomas y sus fronteras en el centro de la agenda política, especialmente “tras la invasión sufrida por Ceuta y promovida por el país vecino”, señalan los dirigentes de la formación de extrema.

Primero se fue a Córdoba desde donde pidió elecciones anticipadas, y este domingo se desplazó a Sevilla como preludio a su segundo viaje a Ceuta y desde allí advirtió al Gobierno: “Estaremos en Ceuta sea como sea”.

En Sevilla Abascal criticó también el hecho de que algunos medios de comunicación difundieran “la falsa noticia” de que el acto en la capital andaluza se había suspendido: “Desde el quintacolumnismo de Mohamed VI y los medios de comunicación se haya orquestado una campaña de desinformación”, lamentó.

Vox ha decidido dejar de apoyar al Gobierno autonómico de Andalucía, del PP y Ciudadanos, y ha adelantado que no votarán los Presupuestos, precisamente por la decisión de la Junta andaluza de acoger a 13 de los 200 menores tutelados provenientes de Marruecos que está previsto que se repartan por toda España. Es más, según han adelantado van a presentar un recurso ante los tribunales al considerar que la decisión es un “acto dictatorial y arbitrario”. El argumento principal de la formación de extrema derecha es que el Gobierno “es incapaz de defender nuestras fronteras”, mientras aseguran que la permisividad con la inmigración solo está provocando “el efecto llamada”. Según Abascal, su política antinmigración no está motivada por “el odio por los de fuera, sino el amor por los españoles”.

La formación de Abascal, sin embargo, sigue vinculando a los llamados “menas” -menores no acampañados- con la delincuencia y la inseguridad en la calle. “Esta invasión de MENAs es el resultado del consenso progre de políticos, periodistas y poderosos, que nos demonizan por denunciarla. El problema es que las consecuencias no las pagan los culpables sino todos los españoles, con la ruina y la inseguridad”, dicen en un tuit subido hace unos días a la red. Aunque Twitter ha hecho una advertencia de que vulnera sus reglas, señala que por su “interés público”, ha decidido no censurarlo.

Por su parte, el secretario general del partido, Javier Ortega Smith, ha anunciado su presencia en Melilla este miércoles por la tarde para denunciar la situacion.

Además de su ofensiva en España, Vox ha adelantado que harán una gira europea para recabar apoyos entre otros países: “Hay que retirar la nacionalidad a todo el que la haya obtenido y se dedique al crimen”, insisten.

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