Carreras, un barco de vela y 35 tiendas de campaña para que no se olvide la crisis climática: “Decid la verdad”
“¡Corre, corre, corre!”. Eran poco después de las ocho de la mañana cuando unas docenas de activistas climáticos enfilaban por los cuatro carriles de la calle de Raimundo Fernández Villaverde de Madrid hacia el puente que cruza el Paseo de la Castellana. El objetivo: reunirse con el grupo de compañeros que llegaba desde el otro lado e iniciar una sentada. Tráfico cortado. Una hilera de coches de entrada a la ciudad comenzaba a atascarse. Casi de inmediato, las sirenas de los coches de policía anunciaban la llegada de los agentes.
Así han empezado las acciones de este lunes en Madrid para exigir “al Gobierno y a las empresas” abordar “en serio” la crisis climática. Una campaña que se replicaba en otras ciudades del mundo como Ámsterdam, Sídney, Londres o Berlín. La parafernalia que han desplegado incluía un barco a vela, pancartas, banderolas, cadenas humanas y de metal. El puente ha estado cortado unas dos horas. “Claro que había incertidumbre sobre si saldría todo bien”, comentan algunos de los participantes horas después una vez estabilizada la situación.
Hasta casi el último momento, el plan de corte de la calle estuvo en el alero por temor a filtraciones que pudieran haber revelado la ubicación antes de poder siquiera acercarse al puente. Ha habido tres arrestados –en libertad con cargos a media tarde– partes de lesiones “y un brazo roto”, aseguran.
Mientras, se lanzaba la acción principal. Acampar frente al Ministerio de Transición Ecológica. “Al principio hemos llegado unas 70 personas y temíamos que no fuera suficiente para asentarnos. Luego han llegado los grupos de apoyo y ya sí nos hemos quedado”, recuerda uno de los activistas. En los estrechos jardines (la acera y la calzada de los coches cuentan con más espacio) hay unas 35 tiendas de campaña. Una cocina y unos baños. Son unas 300 personas convocadas por 2020 Rebelión por el Clima haciendo de recordatorio ante el departamento del Gobierno al cargo de encabezar la política climática.
“La idea de hacer una acampada está ahí desde hacer meses”, admiten. Y, sin embargo, 24 horas antes, unas 600 o 700 personas se habían congregado en una ciudad deportiva de la Comunidad de Madrid sin conocer apenas detalles sobre el qué, el cómo, el dónde o el cuándo. Se enteraron de a qué se exponían legalmente al participar en acciones de este tipo allí. Establecieron vínculos entre ellos y, además, se tenían que conocer en ese rato.
En la primera tarde junto a la sede ministerial, el ambiente que destilaban los participantes era de moderado optimismo y satisfacción. Pensaban que había opciones de que todo hubiera acabado en pocas horas y ahora están casi seguros de que podrán aguantar, al menos, varias jornadas. Las unidades policiales que acordonaron la zona en los primeros momentos ante el ministerio desaparecieron y comenzó una especie de vida de campamento climático: anuncian talleres, charlas, música… Un megáfono repite convocatorias cada poco rato. Varios agentes de la Guardia Civil, encargados del perímetro del edificio ministerial, observan y charlan continuamente. También admiten que es un reto mantener el ánimo y el impulso para alargar la acción una vez pasado el vigor y el impulso del primer día.
Sucesión de actos
Las acciones de este lunes llegan tras unas semanas llenas de reivindicaciones pidiendo más intensidad en la lucha contra el cambio climático. La cumbre celebrada en la sede de la ONU en Nueva York el 23 de septiembre sirvió para articular una huelga estudiantil el día 20 del mes pasado con la activista sueca Greta Thumberg como cabeza visible. Siete días después, España celebró su jornada de protesta. En Nueva York, el secretario general de la ONU, Alberto Guterres exigió medidas concretas y efectivas a los países para contener el calentamiento global mediante el corte de emisiones de gases de efecto invernadero. La Unión Europea quedó un tanto sola al no participar en la cumbre EEUU o China. Los planes de recorte de emisiones de los países firmantes del Acuerdo de París tienen un efecto conjunto insuficiente para cumplir los objetivos de ese acuerdo: limitar el calentamiento de la Tierra , como mucho, 2ºC y preferiblemente, 1,5ºC. De hecho, las acciones combinadas de los participantes apuntan a una subida de 3ºC, según los cálculos de la ONU.
En Madrid, de momento, el plan es alargar el campamento hasta el próximo viernes. Para mantener el ánimo, se prevén relevos en los grupos de campistas. Su deseo, no ocultado, es que más gente se una en una suerte de agregación progresiva que recuerde de alguna manera al 15M que se vivió en la Puerta del Sol de Madrid en 2011 (allí la acampada se prolongó 28 días).
Con todo, admiten que las celebraciones del sábado próximo por el 12 de octubre les pone las cosas muy difíciles más allá de ese horizonte. La festividad lleva aparejado el desfile de las Fuerzas Armadas por el Paseo de la Castellana. El itinerario previsto de las distintas unidades militares apenas dista cien metros de las tiendas de campaña y las pancartas que rezan: “Actuad ahora. Decid la verdad”.