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Los chalecos azules de “Recupera Roma” luchan contra degradación de la ciudad

Los chalecos azules de "Recupera Roma" luchan contra degradación de la ciudad

EFE

Roma —

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Armados con cepillos, estropajos y productos de limpieza y ataviados con sus chalecos azules, un ejército de voluntarios actúa por toda Roma para tratar de frenar su deterioro y su degradación.

Son los miembros de “Retake Roma” (Recupera Roma), una organización ciudadana, sin ánimo de lucro y apolítica, que desde 2014 lucha contra el deterioro de la capital organizando “zafarranchos de limpieza” por todos los barrios.

“No nos damos por satisfechos por vivir en una ciudad con un gran patrimonio artístico y cultural. Queremos que este patrimonio sea disfrutado por todos, sin estar enturbiado por la suciedad, el descuido y la mala educación. Y por eso decidimos ocuparnos de ello”, dice a Efe Alessia Mollichella, vicepresidenta de “Retake Roma”.

Este sábado, como muchos otros días, han organizado una actividad en el Parque de los Acueductos, un bello lugar a 8 kilómetros del centro de Roma, donde decenas de personas, muchas jóvenes, se han puesto a recoger basura armadas con bolsas de plástico y guantes, entre ellas dos estudiantes hondureñas.

“Es la primera vez que participamos, pero es una gran labor, una obra para mejorar nuestra ciudad y por un ambiente más saludable, que es nuestro futuro”, explican a Efe.

Porque los voluntarios de “Retake Roma” no solo se dedican a limpiar con su arsenal de “armas de limpieza masiva” las numerosas pintadas que ensucian las paredes de la ciudad -incluso las de edificios y lugares de gran valor histórico- y a retirar carteles y otras pegatinas que afean los muros, sino que realizan además una necesaria tarea de concienciación.

Desde los 300 “retakes” que organizaron en 2015, el pasado año se duplicaron a casi 600 actividades, llevadas a cabo en plazas, escuelas, estaciones de metro, parques y otros lugares públicos.

“Se necesita un gran cambio cultural que afecte a todos: autoridades y ciudadanos deben respetar Roma, sentirla como su propia casa, ver los bienes públicos como si fueran privados”, señala Mollichella.

Y agrega: “A nadie se le ocurriría ensuciar la casa en la que vive, tirar al suelo papeles o colillas de cigarrillos, escribir sobre las paredes. Por eso, debemos llegar al punto en que las calles por las que caminamos sean percibidas como la prolongación de nuestra casa”.

Frente a la resignación que parecen sentir muchos romanos ante la endémica suciedad y descuido de la ciudad y la aparente incapacidad de las sucesivas administraciones para arreglar el problema, la responsable de Retake asegura: “No hemos perdido la esperanza y nuestro compromiso lo demuestra”.

“En primer lugar hemos sensibilizado a las administraciones sobre algunos asuntos, como el de las pintadas, que antes ni siquiera eran percibidos como un problema, y también instamos a las instituciones a que se movilicen, a que nos apoyen y actúen, por ejemplo en contratar servicios que actualmente no están cubiertos, como por ejemplo la eliminación de los carteles y de los graffitis”, subraya.

El pasado diciembre la organización vio reconocida su labor con la concesión de la Orden del Mérito de la República Italiana por parte del presidente del país, Sergio Mattarella, a Rebecca Spitzmiller, una de sus fundadoras, “por su permanente compromiso en la lucha contra la degradación urbana y por la defensa de los bienes comunes”.

Esta investigadora universitaria estadounidense residente en Roma, harta de ver las pintadas y carteles que ensuciaban su calle, comenzó a limpiarlas por su cuenta y, pocos años después, se le unían cientos de personas y fundaba “Retake Roma”.

“Lo hice por dignidad personal, pero también porque pienso que un cambio de mentalidad es posible, y más que posible es un deber, porque Roma es patrimonio de todos, y ¿qué vamos a dejar a nuestros hijos y nietos?”, declara Spitzmiller a Efe en el Parque de los Acueductos.

Cree que la limpieza y cuidado de la ciudad es “responsabilidad mitad-mitad de las autoridades y de los ciudadanos: la democracia funciona así, unos deben no ensuciar y otros castigar a quienes lo hacen y limpiar y recoger la basura”.

Y subraya: “Nuestra misión es difundir la palabra de orgullo y deber cívico y estimular a las instituciones a hacer su parte”.

Ahora, miles de voluntarios están integrados en 85 grupos de barrio por toda Roma, y la organización se ha extendido a 38 ciudades italianas.

“Ser 'retaker' es una elección de vida, una forma de ser. No lo eres solo cuando participas en una actividad, sino siempre, actuando y viviendo responsablemente en todos los momentos del día, también mientras estás en tu trabajo, sensibilizando a los que te rodean”, señala Mollichella.

De vez en cuando logran grandes conquistas, como hace unas semanas, cuando después de enviar numerosas notificaciones a la administración la autoridad de Bienes Culturales limpió el antiquísimo Puente Cestio que cruza el Tíber.

Virginia Hebrero

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