Una alumna logra que una universidad recule y acepte que cuidar a su hijo es un requisito para estudiar a distancia
Raquel Suárez ha ganado a la Universidad Oberta de Cataluña (UOC). Este centro ha aceptado que cuidar a su bebé, de seis semanas, es un requisito válido para hacer a distancia las prácticas del máster del que es alumna y así acabar sus estudios. Lo ha hecho tras varias negativas en las que esta universidad –que forma parte del sistema público, pero es de gestión privada– argumentaba que este motivo no era una de las condiciones para acceder a la modalidad virtual.
La UOC es una universidad a distancia y su oferta de estudios es online, pero en algunos hay prácticas que deben ser presenciales y en otros es posible elegir. En el máster que estudia Raquel el criterio para realizar las virtuales era tener un horario laboral incompatible –y al mismo tiempo no poder cursar las prácticas presenciales en su centro de trabajo– o residir fuera de Europa, según la guía editada en octubre de 2016 repartida al alumnado.
“Es una injusticia que desde el principio no se den facilidades para conciliar. Yo no tengo con quién dejar a mi hijo ni recursos para pagar a alguien que pueda cuidarlo mientras. ¿Qué pretendían? ¿Que pudiera acabar mis estudios dentro de varios años cuando mi hijo ya esté escolarizado? Cuidar es una razón igual de lícita que trabajar”, explica Raquel en conversación con eldiario.es.
Su batalla empezó a dar sus frutos después de varias quejas y una campaña de apoyo que ha llegado a recopilar más de 50.000 firmas. Una lucha que ha servido para que esta universidad revise los criterios del máster en Dificultades del Aprendizaje y Trastornos del Lenguaje que regulan las prácticas en caso de embarazo y atención de un menor. Según fuentes del centro, solo se han estudiado las condiciones de este máster, porque “en el resto se pueden hacer las prácticas de forma virtual sin restricción”.
Raquel, y otras alumnas y alumnos de estos mismos estudios que se encuentren en su misma situación, podrán elegir la modalidad que deseen el próximo septiembre, tal y como especifica la Dirección de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación en un e-mail del pasado 28 de julio.
El máster fue este pasado curso evaluado por la Agencia de Calidad Universitaria, que lo valoró positivamente e introdujo la recomendación de extinguir el practicum virtual en futuras ediciones. Algo utilizado por la universidad para justificar la negativa inicial, aunque los requisitos están fijados desde antes de esta acreditación.
“Tendemos a buscar al máximo alternativas virtuales para favorecer la accesibilidad, pero teniendo en cuenta que este máster dejará de ofrecer la modalidad virtual. Por eso recomendamos hacerla presencial, porque entendemos que mejora la formación”, explican desde el Vicerrectorado de Docencia Universitaria. “Se fijaron estos requisitos para plantear que pudieran acceder a las virtuales solo aquellos que no pudieran hacer las presenciales de manera permanente, pero se estudió el caso de esta alumna porque es verdad que a lo mejor está seis meses o dos años cuidando de su hijo”.
Un argumento “válido”
Lo primero que hizo Raquel cuando se abrió el periodo de solicitud fue hablar con su tutora, para quien era previsible la negativa. Aún así, esta pedagoga de 35 años prosiguió en su empeño y lo solicitó formalmente. Sin embargo, la Comisión del Prácticum y el Servicio de atención de quejas le negaron la petición en varias ocasiones y en medio de varias reclamaciones hasta que el 4 de julio llegó la denegación oficial: “Los criterios para la asignación de la modalidad virtual de Prácticum son muy claros y restrictivos, y entre ellos no se considera el que expones”.
“Yo defendí que cuidar a un bebé, al que no tengo con quién dejar el próximo semestre, es un argumento tan o más válido que la incompatibilidad horaria del trabajo”, explica Raquel, que asegura haberse quejado de la decisión porque “desde un principio llamé a Administración y me dijeron que algo así había pasado ya con otras alumnas y me recomendaron que reclamara”, afirma.
Las fuentes de la UOC con las que se ha puesto en contacto este diario aseguran que “es la primera vez que alguien se dirige a nosotros con esta consulta, no hay antecedentes”. Raquel, residente en Gran Canaria, afirma que publicó su situación en una especie de campus virtual en el que se aloja un foro de debate sobre las prácticas del máster en el que deja su e-mail. “Varias chicas me escribieron contándome cuál había sido su experiencia”, prosigue.
Posponer los estudios como recomendación
Las prácticas son obligatorias para acabar el máster y, si son presenciales, suelen realizarse en centros dirigidos a niños y niñas con dificultades en el aprendizaje. Poco después de iniciar la campaña de firmas y recopilar miles de ellas, Raquel recibió un correo eléctronico a principios de agosto en el que la directora de Estudios de Psicología y Ciencias de la Educación le mostraba su apoyo y decía entender su situación.
Aunque recordaba que “la normativa del prácticum no recoge que se pueda realizar el prácticum virtual por la atención de un menor”, le comunicaba que se estaban revisando los requisitos a partir de su caso para que pudiera elegir la modalidad deseada. La directora hace hincapié en que la UOC trabajara para “garantizar un excelente prácticum virtual”, pero “ponemos mucho énfasis en orientar a nuestros estudiantes para que realicen el prácticum presencial”. Por eso, en estos casos, asegura que suelen recomendar a los estudiantes que dejen los estudios durante ese semestre y los retomen al siguiente.
“Este tipo de recomendación me indignó especialmente porque si eres capaz de conciliar no entiendo que la primera opción sea desanimarte”, apunta Raquel. La UOC entendió entonces que no era acertado pensar de manera inamovible que una persona iba a estar cuidando a su hijo o hija únicamente seis meses. “Era injusto no considerar el cuidado una razón de peso. Es decir, que por ser madre no pudiera acabar mis estudios”, zanja Raquel.