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Paciencia y “mucha discreción”: así llega a España la primera fábrica de chips en 35 años y sus 500 empleos

Un circuito integrado

Carlos del Castillo

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Corría el año 1987 cuando la multinacional estadounidense AT&T escogió España para construir una nueva fábrica de semiconductores. Estuvo activa durante 14 años, durante los cuales llegó a ser una de las más avanzadas de Europa y tener casi mil trabajadores. Bajó la persiana en 2001 en el gran proceso de deslocalización del sector que acabó con las fábricas de la UE y EEUU concentradas en países asiáticos como Corea del Sur y Taiwán. Desde entonces, España apenas había tenido peso en la cadena de suministro internacional de microchips, pero esa situación está a punto de cambiar gracias a un acuerdo entre el Gobierno y Broadcom, una de las empresas más importantes del sector.

La compañía estadounidense ha confirmado que invertirá 1.000 millones de dólares (unos 900 millones de euros) para levantar una nueva planta en España. Ha decidido acogerse al programa de ayudas PERTE Chip, el de mayor cuantía de los financiados con fondos europeos del Ejecutivo, destinado a atraer a este tipo de empresas. Algo más de un año después de su lanzamiento, el programa ha conseguido su primer gran hito.

“Como siempre he dicho, estos proyectos no se deciden en tres días. Hay mucho análisis detrás. Llevamos trabajando con Broadcom muchos meses, desde finales del tercer trimestre del año pasado o principios del cuarto [septiembre-octubre]”, explica a elDiario.es Jaime Martorell, que fue el director general de aquella primera planta de AT&T y ahora, como comisionado Especial del PERTE Chip, ha sido uno de los personajes clave de la negociación.

“Hay sido un proceso muy largo y aún quedan detalles por definir”, añade. Uno de ellos es la localización de la planta. “[Representantes de Broadcom] se han recorrido todo el país analizando los mejores emplazamientos. Han dedicado bastante tiempo a este tema porque hay que tener en cuenta los costes y la disponibilidad de energía, de acceso al talento y a la mano de obra, terrenos adecuados, comunicaciones. Mi impresión es que lo decidirán en muy corto plazo”, opina.

Lo que sí adelanta Martorell es la cifra de puestos de trabajo que maneja la empresa. “Es uno de los puntos que aún no está del todo establecido, pero serán unos 500. Es una cifra importante, teniendo en cuenta que estos procesos están altamente automatizados”, expone.

Una planta puntera en Europa

La planta que Broadcom construirá en España se especializará en la segunda parte del proceso de fabricación se chips. En la primera etapa, conocida en el sector como front-end, se crean los transistores y estructuras fundamentales de los chips en las obleas de silicio. La segunda es el back-end, en la que se encapsulan los chips y se ensamblan en su placa definitiva. Es el proceso durante el cual se realizan las conexiones y el cableado necesario para interconectar estos componentes y crear el circuito funcional completo.

Actualmente, no hay ninguna factoría especializada en el back-end en Europa. “Lo que vamos a fabricar es un producto muy estratégico para ellos, muy sofisticado y de mucho valor añadido. Es la base, el sustrato donde se conecta el chip. Es un proceso muy importante para encapsular chips de altas prestaciones para telecomunicaciones y computación. La planta será puntera y novedosa en Europa”, recalca Martorell.

A diferencia de empresas como TSMC y Samsung, que se enfocan el front-end, Broadcom está especializada en esta segunda parte del proceso. Con 20.000 empleados e ingresos de 32.000 millones de dólares, se trata de uno de los grandes del sector. Es, por ejemplo, uno de los principales proveedores de Apple, con quien firmó una renovación de su alianza el pasado mayo para fabricar sus chips con tecnología 5G y construir varias instalaciones más en EEUU.

Broadcom podría no ser la única

Martorell indica que el acuerdo con Broadcom no da carpetazo al PERTE Chip. “Este es un proceso dinámico que se extenderá hasta el 2026-2027. Hay empresas que están aprovechando este espacio de tiempo para buscar emplazamientos y buscar oportunidades, y España desde luego es uno de los países que estamos recibiendo mucho interés”, cuenta. La vicepresidenta Nadia Calviño se posicionó en el mismo sentido al afirmar que el acuerdo con la multinacional estadounidense “abre la puerta a otras grandes inversiones”.

En la industria tecnológica, el primer paso es a menudo el más difícil. Las empresas tienden a concentrarse cerca de otras para aprovechar la especialización de los trabajadores y las economías de escala. En el caso de los chips no era diferente ya que, aunque el PERTE está dotado con 12.500 millones de euros, la mayoría de países europeos, la propia UE y EEUU han establecido planes de subvención de este tipo. Su motivación no es solo económica, sino también geoestratégica. Buscan impedir que los países occidentales vuelvan a quedar indefensos ante roturas de la cadena de suministro global de chips como la que se dio durante la pandemia, cuando Europa y EEUU perdieron el acceso al componente clave de la vida digital por el caos del transporte marítimo y los prologados cierres de fábricas en Asia.

Ayuda del Estado

La competencia internacional hace que para cerrar este tipo de acuerdos sea necesaria paciencia y “mucha discreción”, incide Martorell. La subvención que contempla el acuerdo entre Broadcom y el Gobierno está en línea con las que se plantean en los planes de ayuda de la UE o de EEUU, detalla. Consiste en aportar un 40% extra a la inversión que la empresa haga en la infraestructura de la planta. En este caso, unos 400 millones de euros, según las cifras preliminares.

“El porcentaje está basado en la diferencia del coste que tiene la construcción y puesta en marcha de una fábrica aquí en Europa versus en otros sitios donde se podría hacer y con los que competimos, como en Asia. El elemento fundamental es la diferencia de costes”, detalla el comisionado especial del PERTE Chip. La cuantía de este tipo de ayudas está regulada por la Unión Europea y cuando se cierre la cifra final, tendrá que ser aprobada por Bruselas.

En Alemania y Francia se han dado acuerdos similares. La planta que Intel construirá en el país germano será subvencionada con 10.000 millones de euros para una inversión de unos 30.000 millones por parte de la empresa, mientras que París pondrá 2.900 millones de euros para la construcción de una fábrica de semiconductores conjunta de STMicroelectronics y GlobalFoundries por las que estas se han comprometido a invertir 7.500 millones de euros.

Pese a que atraer una fábrica de chips era el gran objetivo del PERTE Chip, el programa ya había conseguido que otras empresas de la industria de los semiconductores se establecieran en España. Una de ellas es Cisco, que establecerá su primer centro de diseño de chips en Europa en Barcelona, donde también se ubicará un nuevo laboratorio de diseño de microchips de Intel, en el que el Estado y la empresa invertirán 200 millones cada uno.

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