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The Guardian en español

Escribe, pide ayuda, mantente activo: consejos desde China contra la ansiedad derivada del confinamiento

Un voluntario desinfecta una iglesia cristiana en Wuhan, provincia de Hubei, China, el 06 de marzo de 2020

Lily Kuo y Lillian Yang

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La provencia china de Hubei fue, en un inicio, el epicentro de la pandemia de coronavirus, con millones de personas confinadas durante los dos últimos dos meses. A lo largo de todo este tiempo, sus habitantes han estado lidiando con la incertidumbre, la ansiedad y el estrés.

Ahora, Europa se ha convertido en el centro de la pandemia, tal y como expresó el viernes pasado la OMS. Mientras Gobiernos como el de España decretan el estado de alarma y adoptan medidas similares a las de Hubei, algunos habitantes de la provincia han explicado a The Guardian cómo afrontaron el largo confinamiento, el aislamiento y el pánico, así como las estrategias seguidas para cuidar su salud mental.

Guo Jing, de 29 años, de Wuhan: “Forma parte de una red” 

En un inicio, la decisión de cerrar la ciudad fue tan precipitada que todos estábamos perdidos. De hecho, yo lo supe a la mañana siguiente. No tuvimos tiempo de reaccionar, ni la opción de irnos. Sentí pánico y confusión. No sabía cuándo iba a durar el confinamiento, así que salí a la calle para comprar verduras y para ver si quedaban alimentos. En cierto modo, esto hizo bajar mis niveles de ansiedad.

Durante todo este tiempo, he intentado llevar una rutina: me he levantado y he hecho ejercicio, he cocinado, he comido, he escrito un diario y he hecho un poco de voluntariado. Mantenerte activo y hacer cosas te hace sentir mejor.

Todos hemos estado preocupados por la situación. Nos han limitado el tiempo que podemos pasar en la calle. Estoy aislado. Pero los humanos somos seres sociales. Así que cada día he salido a la calle para entrevistar a las personas que llevan a cabo las tareas de limpieza. Les he preguntado por los problemas que tienen y sus condiciones de trabajo. Ha sido una conexión muy real. Hablar con amigos por Internet también nos ha proporcionado apoyo mutuo.

También hemos tenido un sentimiento generalizado de ansiedad por el hecho de no saber cuándo iba a terminar el confinamiento. Cada día que pasaba, tachaba la fecha en un calendario. Además, ha sido muy difícil quedarse encerrado en una comunidad residencial cerrada. Te priva de tener una sensación de control. Los coordinadores de la comunidad nos han traído comida, así que ni siquiera he podido controlar lo que se compra. He tenido la sensación de que dependo de otras personas para sobrevivir.

Escribir un diario en Internet me ha permitido estar conectado con otras personas. Algunas me han mandado mascarillas y yo se las he dado a los trabajadores de los equipos de limpieza o a un hospital. Recomiendo que formes parte de una red que atienda las necesidades de diferentes grupos.

Es muy importante restablecer tu rutina, seguir conectado con los demás, estar en contacto con los amigos y las personas que te rodean. Si tienes la oportunidad de hacer algún tipo de voluntariado, puede hacer disminuir tu sensación de impotencia ante una crisis de esta magnitud. Cuidar de los demás, ser consciente de sus necesidades y hacer lo que esté en tus manos para ayudarlos, también es una forma de ayudarte a ti mismo.

Mis amigos y yo hemos comentado que realmente es un lujo poder hablar todos los días. Compartimos lo que hacemos diariamente. Algunas personas han empezado a hacer ejercicio y otras, a estudiar. Algunas personas que antes no solían salir, ahora lo hacen a diario. Son conscientes de lo valioso que es.

Werther Huang, de 22 años, de Wuhan: “Pide ayuda”

Es difícil de describir. Ansiedad sin fin y palpitaciones. Y desde hace poco, me cuesta concentrarme cuando trabajo. Soy incapaz de retener lo que estoy leyendo. Constantemente entro en la red social Weibo para ver las actualizaciones de las noticias. En realidad, eso no hace más que empeorar las cosas, pero no puedo evitarlo.

He intentado desplazar mi atención jugando online con mis amigos. Cuando tengo que trabajar, utilizo la aplicación de gestión de tiempo Forest. Sin embargo, en cuanto vuelvo a leer las noticias, todo este esfuerzo es en vano.

Si te sientes estresado, explícaselo a tu familia y amigos, o pide ayuda a un psicólogo. Aprovecha este tiempo para cuidar de ti y de tu familia.

Shen Miao, de 30 años, ciudad de Tianmen, provincia de Hubei: “Escribo todos los días”

Volví a casa desde la ciudad de Wuhan la víspera del cierre. Como la mayoría de la población, antes no era consciente de la gravedad de la epidemia. Así que, cuando regresé a casa, me preocupó haberme contagiado y contagiar a mi familia. Me rocié con alcohol por todo el cuerpo. Opté por mantenerme alejada de mis familiares. Estuve unos quince días aislada y no pasó nada. Así que, me quité un gran peso de encima.

Fue muy duro leer mensajes por Internet de personas que pedían ayuda y que no encontraban una plaza en el hospital. Me sentí impotente. Si me hubiera quedado en Wuhan tal vez habría podido ayudar. Cuantos más mensajes leía, más culpable me sentí.a Siempre que podía reenviaba los mensajes de petición de ayuda. Leer las noticias y esas publicaciones me hizo sentir desesperación y tuve la sensación de no poder soportar tanto sufrimiento. 

Tengo la sensación de que soy una superviviente. Estar sana es un privilegio. He leído libros, he visto películas. He seguido las noticias. He empezado a escribir online un “diario de confinamiento” y tengo la intención de seguir escribiendo hasta que esta situación termine. He escrito todos los días. Algunos solo subía una fotografía. Algunos de mis post han sido borrados pero, pese a ello, me ha ayudado escribirlos. Me ha permitido poder expresar mis emociones. Otras personas me han escrito para hacerme saber que no estoy sola. Es una situación que todos compartimos. No soy especial.

Hu, de 22 años. De la ciudad de Huanggang, en Hubei: “Es muy importante hablar con amigos”

He hablado con otros o he salido a la calle para documentar lo que pasa. También he trabajado como voluntario en algunos hospitales. Ayudar me ha mantenido ocupado y más calmado. Me ha quitado presión psicológica y emocional. 

Hablar con los amigos también es muy importante. La noche del 6 de febrero, cuando murió Li Wenliang, el médico que advirtió del brote y fue silenciado, pasé toda la noche leyendo noticias en las plataformas Weibo y WeChat. Como yo, mis amigos también pasaron la noche en vela. Compartíamos todas las noticias que nos iban llegando.

Para mí, ese fue el momento más difícil. No hay manera de lidiar con esto, excepto recordarlo. Además, a finales de enero, cuando el brote estalló por primera vez... me causó mucho estrés ver todos los mensajes en la red de las personas que pedían ayuda, así como la enorme brecha entre las noticias oficiales y lo que de verdad estaba ocurriendo.

Traducido por Emma Reverter.

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