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Las redes sociales impulsan el ciberactivismo gastronómico

La UE vota la política pesquera común, un cuadro del documental de niunpezporlaborda.org

Paula Corroto

Madrid —

Ni son veganos ni pretenden que comamos sólo soja, alfalfa o avena. Los activistas gastronómicos –periodistas, cocineros, nutricionistas, científicos-, una red cada vez más numerosa en España, basan su mensaje en la gastronomía como concepto que aúne todo lo relacionado con la agricultura, la pesca, la ganadería, la industria alimentaria, la distribución, la hostelería y la restauración.

No se trata sólo de lo que comemos, sino de comer mejor mostrando cómo podemos aprovechar de una forma sostenible nuestros recursos. Y en pleno cambio de los hábitos de consumo y comunicación en la era de Internet los activistas han encontrado su medio en las redes sociales. “Gracias a ellas, esa línea de acción que podría quedar como una actitud vital de cualquiera de nosotros en el círculo de tu familia o amigos pasa a un plano público. Las redes son vitales”, explica Yanet Acosta, periodista gastronómica y autora del blog elchefhamuerto.com. Es el nacimiento del ‘ciberactivismo gastronómico’.

Acosta acaba de poner en marcha también la plataforma thefoodiestudies.com, destinada a la formación e innovación gastronómica. Realizan cursos online para entrenar al personal de sala de los restaurantes para que se manejen en inglés y en las nuevas tecnologías.

No es el único ejemplo. Ángel León, @chefdelmar, ha impulsado acciones en la red para se utilice en la cocina el pescado de descarte, es decir, aquel que se tira al mar. El agricultor Daniel Molina, @daniel_cebolla, trabaja para prestigiar la agricultura desde su cuenta de Twitter. Como dice Raquel Pardo, periodista y activista – desde su cuenta @raquelíquida realiza una labor de conciencia sobre el mundo del vino a partir de la creación de hashtag como #elvinonoescaldo)- “la interacción que permiten las redes no existe en medios tradicionales, que sólo emiten pero no escuchan. Las redes son un foro para dar información y opinión pero, lo más importante, lo son para recibirlas, para conectar gente que de otro modo no podrían interactuar”.

Un ciberactivismo basado en llamar la atención sobre granjeros que rescatan razas autóctonas o viticultores que hacen vinos honrados y al que ya se han sumado sindicatos como la Unión de Pequeños Agricultores (UPA), que acaba de lanzar en la red la campaña ‘orgullo rural’ con el fin de mostrar a los urbanitas las bondades del campo. “No queremos que en los medios se hable de alimentación y agricultura sólo cuando hay alguna crisis como la del pepino o la carne de las hamburguesas”, sostiene Diego Juste, director de comunicación de UPA.

No obstante, el éxito del ciberactivismo gastronómico se puede medir a partir de la campaña de niunpezporlaborda.org que desde mayo de 2012 llevan a cabo los periodistas Ángel Varela y Beatriz Pavón. Nació a partir del documental Fish Fight emitido por la cadena británica Channel 4 en 2011. En él se denunciaba que en la Unión Europea se tiran al agua dos millones de toneladas de peces muertos al año, mientras que se importa el 60% del pescado que consumimos. La intención era que se reformara la Política Pesquera Común de la UE. Después de la emisión 500.000 británicos firmaron la propuesta.

En España la campaña se organizó con los medios que proporcionaba Internet. “Hicimos un vídeo viral y utilizamos muchos elementos lúdicos. Hemos conseguido hasta la fecha 31.000 firmas, que es el triple de lo conseguido en Francia y Alemania, donde también se ha hecho esta campaña”, asegura Varela, quien sostiene que el activismo en las redes funciona mucho mejor en nuestro país que en otras zonas europeas. “Y también es mucho más eficiente que los medios tradicionales. Nosotros aparecimos en los informativos de Televisión Española y sólo conseguimos 100 firmas. Cuando los blogs gastronómicos empezaron a hablar de niunpezporlaborda.org conseguimos entre 600 y 700 firmas”, añade Varela.

Para los ciberactivistas es clave, a su vez, conocer bien cómo funcionan las redes. Evidentemente, no es lo mismo Facebook que Twitter. “En Facebook son muy importantes las fotos potentes, por ejemplo, de peces muertos. O los mapas con estadísticas. Sin embargo, en Twitter hay que jugar con los mensajes lapidarios y sencillos, y saber aprovechar las perchas informativas”, manifiesta Varela, que pone como recurso a evitar la saturación de mensajes: “Si subes constantemente información al final va a ser contraproducente para lo que buscas”.

No todo es bondad en la Red

No todo es bondad en la RedAhora bien, no todo son bondades en las redes. “Muchas veces me pregunto dónde está la eficiencia para conseguir propagar el mensaje. Si ves las cuentas con más seguidores en Twitter son las grandes compañías de la industria alimentaria o grandes clubs de fútbol o estrellas del espectáculo. De manera que parece que nada ha cambiado”, analiza Yanet Acosta.

¿Qué delimita el márketing del activismo? ¿Cuándo una marca de alimentación o bebidas está lanzando un mensaje real de concienciación a través de Internet y cuándo es puro interés económico? La industria ha sabido captar la emocionalidad que desprenden muchos vídeos virales de mensaje solidario y conoce bien la multiplicidad que puede conseguir con Internet. Lo hemos visto desde la televisión, con anuncios que apelaban a lo sentimental y la nostalgia, y ahora se ha trasladado a la Red.

“Yo no creo en las acciones sociales de las empresas. Prefiero entrar en la red y contar mi propio trabajo, que es el de cocinar con pescado que se ha desechado”, manifiesta el cocinero Ángel León. “Ese es un mensaje honesto, porque él lo hace”, admite Acosta. Por el otro ‘ciberactivismo gastronómico’ quizá sea mucho mejor no poner la mano en el fuego.

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