Salvad al soldado Mazón
El primer gesto consistió en cambiar el agradecimiento y la coherencia institucional de trabajar juntos en la recuperación de la tragedia, por la acusación y el enfrentamiento con las instituciones del Estado, para, de esta manera, tener alguien al que achacar o al menos con quien compartir los errores cometidos.
Según parece, el President estaba noqueado en esos momentos, no ha dejado de estarlo, al menos no se ha demostrado lo contrario hasta ahora, sigue en la lona, mientras la cuenta hasta diez se va produciendo, hay que evitar que llegue al final, conseguir que se levante el noqueado y no tire la toalla. Y se pusieron a pensar, o peor sin pensar comenzaron a confabular.
La primera medida, para salvar al soldado noqueado, consistió en originar niebla, la bruma, las mentiras; la ausencia de su puesto de responsabilidad se debía a tantas cosas absurdas y contradictorias que pronto esa niebla se desvaneció, ni había tenido una comida con la cúpula empresarial, ni se trataba de una comida privada, nada cuadraba con la inexorable cronología del día 29 de octubre.
A partir de ahí, tuvo que subirse el nivel de protección y se puso como parapeto, nada más ni nada menos que a un general, un cortafuegos para evitar que las llamas llegaran al auténtico responsable. Con el tiempo, se está demostrando que más que una solución se está convirtiendo en una complicación que tiene los días contados al frente de una Vicepresidencia dibujada con la única finalidad de proteger a Mazón.
La siguiente fórmula, para salvaguardar al púgil en la lona, consistía en acusar a cualquiera que tuviera alguna posibilidad de asomar responsabilidad sobre lo sucedido, no importaba el daño que se pudiera producir, lanzando las culpas hacia aguas que, según la opinión del juzgado que está instruyendo la causa, no tenía la competencia.
Mas mentiras y la manipulación formaron la próxima estrategia: trocear y tergiversar unas grabaciones para poner en evidencia una supuesta falta de información de quien tenía que tomar las decisiones, cuando en realidad no las tomaba porque no estaba en su sitio.
La penúltima de las medidas ha sido convocar una extraña votación sobre el uso del valenciano en las escuelas, algo que se ha hecho sin tener la preparación adecuada, con fallos clamorosos en los dispositivos, porque no se dedicó tiempo suficiente a saber lo que se pretendía alcanzar y, sobre todo, abriendo de nuevo una discusión de la que el pueblo valenciano salió muy escocido. Otra vez el vale todo, para extender la cortina de humo que oculte el verdadero problema y se obtenga el tiempo necesario para que el soldado se ponga en pie.
Como colofón de las medidas adoptadas, aparece un relato nuevo, sorprendente, nada tiene que ver con lo que se ha conocido hasta ahora, sorpresa, cuando la jueza pregunta directamente por su presencia, resulta que, como un Houdini de verbena, desaparece de la escena del crimen. No estaba. Dijo que había sido el tráfico el que retraso su llegada. No era el tráfico. Simplemente no fue al CECOPI, al menos en el tiempo en el que se tuvieron que tomar las decisiones más importantes.
En fin, lamentable que tengamos todo un Consell, con su aparato político y administrativo, al servicio de alguien que no se merece el calificativo de Molt Honorable y tampoco que los valencianos seamos gobernados por alguien que, una y otra vez, ha demostrado que no está capacitado.
El cine en ocasiones nos ofrece elementos de reflexión que nos acercan a la realidad, La magnífica película de Spielberg, en la que el fin justifica los medios, y las victimas que se originan en el camino de salvación al soldado Rayan pasan a un plano secundario, porque lo importante es conseguir el objetivo propuesto.
La mala gestión puede llegar a ocasionar muertes, perdidas, dolor y sufrimiento, y las mentiras y falta de asunción de responsabilidades hablan más del personaje que el propio análisis de su actuación en el día de la crisis. Las personas cometen errores, pero la ocultación torticera, interesada, increíble y sumamente torpe que ha venido después, nos presenta las miserias de quien nos gobierna. El tic tac continúa y el noqueado, a pesar de todas las ayudas, sigue tumbado en la lona. Va a ser KO.
*Gustavo Zaragoza, Psicólogo, escritor y consultor
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