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Juan Franco, alcalde de La Línea, municipio confinado por la pandemia: “Estoy asistiendo a más consejos escolares que a plenos del ayuntamiento”

Juan Franco, alcalde de La Línea

Juan José Téllez

La Línea —

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El lunes, La Línea de la Concepción echó el cierre: 1.400 contagios por cada 100.000 habitantes para una ciudad de 60.000. La Junta de Andalucía decretó el nivel 4, grado 2, para esta población en una comarca con cierres perimetrales y nivel 1 para el resto de los municipios. En Gibraltar, también los contagios son altos y la situación es similar a la de su localidad vecina, pero con medidas adoptadas con una semana de antelación.

La Línea está cerrada, aunque sus colegios siguen abiertos, a pesar de que apenas hay alumnos que acudan a clase. La Junta de Andalucía rechaza la suspensión cautelar del curso escolar, tal y como ha pedido ya en dos ocasiones el Consistorio, con el respaldo de los directores de centros y las asociaciones de padres y madres. Esta noche, acaba de terminar una nueva reunión del Consejo Escolar Municipal, de la que nuevamente ha salido otra petición para que la Corporación escriba de nuevo a la Junta, pero también para que los asistentes -entre quienes figuraba el Comité local del Covid y los portavoces municipales- intenten establecer alternativas a la acumulación de faltas por parte de sus hijos.

Allí, los asistentes pudieron conocer que 692 alumnos de esta localidad se encuentran afectados por el coronavirus o en cuarentena por haber tenido contacto estrecho con positivos pero también se encuentran en esa situación más de 80 profesores. A las peticiones locales, la Junta responde con el silencio administrativo. O sus portavoces insisten que no se puede suprimir el acceso a la educación o que los colegios son seguros frente a la Covid-19.

“Es una decisión que respeto, pero no comparto y lo peor es que no lo entiendo –asegura Juan Franco, alcalde linense, al frente de un partido localista, La Línea 100%100--. El tema está meridianamente claro. Lo cierto es que estoy teniendo últimamente más consejos escolares que plenos del Ayuntamiento. De 12.500 escolares que tengo en la ciudad, que tendrían que haberse incorporado al curso el lunes, el 97 por ciento no ha asistido. No quiero lanzar ningún mensaje alarmista ni preocupante, pero creo que la ciudadanía ha demostrado con hechos lo que piensa de esta situación. Y podríamos haber reiniciado el curso en régimen de teleformación o videoconferencia y ha habido tiempo más que suficiente para que este reto hubiera estado previsto. En el caso de aquellos alumnos que se encontrasen en situación de brecha digital, podríamos ponernos todos manos a la obra, incluyendo al Ayuntamiento aunque no sea la administración competente, pero hubiera sido razonable sumar esfuerzos para que esos medios llegasen a todos. De esos 12.500 alumnos, casi 700 se encuentran o bien contagiados o bien confinados por contactos estrechos. Más 80 profesores y maestros, igual. Lo que son limpiadoras de colegios, tengo al 33 por ciento de la plantilla de baja. No se está notando demasiado porque hemos contratado a una empresa externa de apoyo para redistribuir al personal. No quiero generar ningún escándalo ni hacer llamamientos a que no vayan los niños al colegio, pero todavía no sé los motivos que llevan a la Junta a no decretar esa suspensión del inicio del curso que van a regir durante las dos semanas en que se ha decidido que pasemos al grado 2 del nivel 4. Repito que es probable que no tenga todos los elementos de juicio sobre la mesa y es posible que este juicio de valor haya sido aventurado”.

No quiero generar escándalo ni hacer llamamientos a que no vayan los niños al colegio, pero aún no sé los motivos que llevan a la Junta a no decretar esa suspensión del inicio del curso.

Si el lunes acudían pocos escolares a clase, el martes se incrementaba el absentismo en los institutos y no existían demasiadas variaciones en los colegios, aunque en algunos casos habían ido a las aulas unos cuantos alumnos más que el día anterior.

A Juan Franco le preocupa la presión sobre los hospitales y las UCI, que empieza a crecer exponencialmente en los últimos días: “Los datos son preocupantes”, asegura el alcalde, que ha cerrado un annus horribilis en esta población que acaba de cumplir 150 años: “La ciudad tiene una historia tan marcada, le han ocurrido tantas cosas en tan poco tiempo, que lo del Covid se ha llevado hasta con naturalidad, fíjate tú lo que te digo. En La Línea, la gente vive muy intensamente, muy al día, con mucho orgullo de ser de aquí. En el año 2020, sin embargo, no todo ha sido malo. Ha sido un año muy importante para cortar alguna cabeza a la hidra del narcotráfico que nos azota. El Brexit nos ha quitado el sueño pero al final parece que vamos a tener un final feliz. Hemos tenido también la suerte de que en el momento más delicado hemos tenido a la ministra más comprometida, a Arancha González Laya. Esperemos que sirva como punto de arranque de una nueva historia este acuerdo que si se alcanza y matiza bien puede ser histórico. Y marcará un antes y un después”.

“Con la pandemia, ha ocurrido un poco lo contrario que con el Brexit, estábamos viviendo una situación relativamente plácida con respecto a los índices de contagio en otras poblaciones pero en el año 2021 está siendo complicado porque --y debido a esta mutación del virus, que está siendo más contagioso y está provocando que afecte a personas de todas las edades--, tenemos una situación bastante delicada”.

Todo ello ocurre en una ciudad que, antes del confinamiento, en febrero de 2020 registraba ya un 33 por ciento de paro, con una fuerte economía sumergida, que no sólo responde al narcotráfico y a otros ilícitos, sino también al subempleo, al chapuza y a otras fórmulas de supervivencia sin demasiados papeles de por medio. El confinamiento ha segado también buena parte de ese oscuro dinero circulante. La vuelta a la normalidad no resulta fácil desde el punto y hora en que el estado persigue a los narcotraficantes, pero no hay a corto plazo una alternativa de empleo para muchos de quienes viven alrededor de ese fenómeno que tanto daña, por otra parte, a la imagen local y del resto de la zona.

Se han podido destruir casi dos mil puestos de trabajo durante este último año, una monstruosidad en una ciudad muy castigada por el desempleo

“Me has pisado el callo, como se dice. Eso es lo que llevo reivindicando desde hace mucho tiempo. Al margen de la pandemia, porque está afectando a toda la economía y no sólo a la de esta ciudad. Aunque con los cálculos que he hecho, que no están realizados por ningún gabinete sino por datos y estudios que tengo, creo que se han podido destruir casi dos mil puestos de trabajo durante este último año, una monstruosidad en una ciudad muy castigada por el desempleo. El Gobierno diseñó un plan especial del Campo de Gibraltar y para La Línea, un plan contra el narcotráfico, y puedo estar muy satisfecho de sus resultados, pero también no es más cierto que ese plan de seguridad haya ido acompañado con un plan social que vaya a la raíz del problema. Más de dos o de tres que se meten en el narcotráfico, para ganar dinero de una forma entre comillas fácil --aunque hay que tener las ganas de meterse en una lancha en medio el Estrecho-- y sí que se ganan unas cantidades de dinero importante, porque arriesgan su vida y lo que tengan que arriesgar por esa codicia o por ese lucro. Hay bolsas de población que tienen normalizada esta situación o, entre comillas, no les queda más remedio por la falta de formación, empleo o oportunidades y cogen por esta vía en vez de por otra. Si no vamos a la raíz del problema para abrir otras puertas a esas enormes bolsas de población en riesgo de exclusión y si no atendemos las necesidades sociales, sobre todo en muchas barriadas y en una franja de edad muy concreta, nos vamos a encontrar con que esa economía sumergida, esa economía negra termine devorando a generaciones de jóvenes fundamentalmente y entremos en un bucle difícil de salir”.

El alcalde señala en general a ciertas zonas de la ciudad donde todo esto ocurre de manera más palpable. Pero no quiere generalizar al respecto: “A veces, me da la sensación de que soy el alcalde de dos ciudades que viven en paralelo y sólo en momentos muy concretos acaban confluyendo. Una ciudad con parámetros normales a niveles educativos, de inserción laboral, y otra ciudad en que los valores son otros. O actuamos de forma decidida o vamos a tener un problema”.

Del diálogo con Gibraltar puede surgir alguna vía de escape para dicho laberinto: “Nuestra historia ha estado siempre ligada a la de Gibraltar. Estamos en un momento histórico muy importante porque con estos importantes acuerdos que ojalá terminen cristalizando, podemos encontrarnos por primera vez ante una situación en la que Gibraltar nos vea no sólo como el territorio proveedor de bienes, servicios y mano de obra, sino como tierra de oportunidades donde se puedan llevar a cabo inversiones que generen riqueza. Ahora mismo, somos su puerta de entrada a la Unión Europea”.

Así, el alcalde enumera también proyectos de importante calado económico como el puerto de megayates y cruceros, largamente anunciado y cuya licencia de obras está a punto de firmarse. O el puerto deportivo de Poniente, una realidad a punto de ampliarse y que es obra de capital parcialmente gibraltareño: “Nos importan mucho porque puede ser el banderín de enganche para que otras empresas vean posibilidad de negocio a este lado. Cuando se construya el otro puerto, ambas infraestructuras pueden facilitar una notable entrada de turistas no sólo para Gibraltar sino también para La Línea, algo que acabe generando riqueza a ambos lados del territorio y que contribuya a que las relaciones de buena vecindad pasen también a convertirse en relaciones económicas más estrechas. Ahora mismo –y negarlo sería de género tonto--, tenemos una relación de dependencia. A mí me gustaría que se fuera igualando la cosa, pero por arriba. Tampoco es que quiera robarle o quitarle nada a Gibraltar, sino aprovechar la potencia económica que tiene, para ver las posibilidades de crecimiento conjunto”.

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