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Desdeelsur es un espacio de expresión de opinión sobre y desde Andalucía. Un depósito de ideas para compartir y de reflexiones en las que participar

Mover la arena y que no se note en la playa

Las aguas de baño de las playas andaluzas se encuentran en niveles de calidad adecuados

Valentín García

He dejado en la nevera dos limones, un bote de remolacha, bacalao, un paquete de salchichas y sirope de chocolate. Así la he cerrado antes de marcharme de vacaciones y para afrontar la nueva fase de tratamiento del cáncer. ¿Esa iba a ser la última imagen de mi casa antes de no volver en más de un mes? Qué cosa más triste... Pero un tipo con suerte, como es mi caso, se encuentra, para emprender este tiempo que me espera, puertas mejores que la de un frigorífico, puertas que van a ponerme rumbo a los paraísos.

El punto de partida me ha saltado en el móvil, en Twitter, donde una mujer que no conozco (@campanilla1304 , eso es lo que más me gusta) abriga bajo la etiqueta #yomecuro una foto de su pareja y su hija (creo que es una niña) jugando sentados en una arena fina de playa que bien podría ser de Huelva. Hombre de unos cuarenta, buena barba y pelo rasurado (cada uno se contradice como quiere) le ofrece a su cría de unos 4 años un cubito de plástico amarillo para hacer lo que se hace en estos casos: mover la arena de sitio. Están uno frente al otro, con el sol detrás. La autora del tweet y de la foto, Ana, apenas sale. Sólo se le ven las puntas de dos dedos de los pies. La foto no es buena, ni por composición, ni luz, nada de nada. Sin embargo, Ana escribe debajo: “Como @valentingarcia2 decía el anterior viernes, cada uno tiene su paraíso! #yomecuro”. Y eso transmuta a esta instantánea sacada con el móvil en algo más que en una escena de verano.

Para mí la foto es, desde ese momento, una razón para vivir. Creo que para Ana también, aunque ignoro si ella también tiene cáncer o de qué modo se ha visto golpeada por la enfermedad, que parece que sí. O quizá simplemente se ha visto impulsada por lo que hace una semana escribí sobre buscar paraísos (foto de los tuyos en la playa) en lugar de paredes de infierno (mi nevera).

Me he quedado mirando la escena despacito, acompañado por la voz de Nina Simone, que el gran Juanjo Téllez había recomendado en Facebook, y en dos o tres minutos me ha ayudado más que todas las horas de contenidas y disparatadas reflexiones que he tenido desde que me han dicho que mi cáncer está mejor para él y peor para mí. La foto de Ana es la serenidad que requiere todo lo que siento y pienso al mirar hacia el último informe desfavorable. Mueven la arena para dejarlo todo igual, no se notará en la playa. Es un paraíso, como los que yo quiero ver desde este “mientras” en el que me he instalado.

Vivir para seguir viviendo

Porque si los enfermos de cáncer queremos vivir no es, al menos la mayoría, para empezar una vuelta al mundo, para hablar sin pelos en la lengua, para comprarnos la moto de nuestros sueños o yo qué sé... No, no es eso. Nosotros lo que queremos es vivir para seguir viviendo, para seguir haciéndonos fotos tontas que ahora son fotos de paraísos. Puede que hagamos algo especial de vez en cuando, algo que seguro gusta también a los que no tienen cáncer.

¿A alguien no le apetece ir a París? Sería curioso que los pacientes oncológicos pudiéramos cambiar esa parte del contenido de las ediciones digitales de todos los periódicos que enseguida, y más ahora, meten a diario dos o tres piezas sobre destinos turísticos exóticos, playas vírgenes, ciudades trepidantes... Nos ofrecen varios edenes a un solo click que seguramente han sido pagadas por Oficinas de Turismo. Si nos dejaran a gente como Ana o como yo, en lugar de “Pasar cinco días en las Islas Seychelles a cuerpo de millonario”, propondremos “Pasa cinco días con tu hijo en el parque sin que te duela el cuerpo”. “Alquila un velero y recorre las costas mallorquinas” lo transformaremos en algo más sencillo: “Sal con tus amigos cinco noches por los bares de tu barrio sin hablar de cáncer”.

Sirva la broma para decir que la vida que queremos es la que teníamos antes del diagnóstico, así de simple. Sabemos que eso no es posible y ya nada será igual, pero eso es lo que nos gustaría, recuperar nuestro sitio en esa vida que ha seguido girando para los demás y que a nosotros se nos ha frenado.

Anoche mi novia me mandó una idea leída por ahí, y creo que acierta. Dice que yo lo que quiero es volver a la certidumbre de los sitios vividos. Como Ana, mover la arena y que no se note en la playa.

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