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Los vecinos de pueblos andaluces con exceso de contagios esquivan los cribados masivos por miedo a perder su trabajo

Varios sanitarios realizan un cribado masivo para la detección de la COVID-19 a los vecinos de la localidad malagueña de Villanueva de la Concepción

Javier Domínguez Reguero

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Utrera, Herrera, Los Molares y Castillo de las Guardas (Sevilla), Benamejí y El Carpio (Córdoba) y Alhama de Granada (Granada) son las localidades que tienen cribados poblacionales en Andalucía esta semana. Se suman a la lista de municipios con una mayor incidencia de contagios donde la Consejería de Salud y Familias ha puesto en marcha estas “pruebas masivas de alta fiabilidad” para obtener una radiografía rápida del desarrollo de la pandemia.

Pero el hecho de que los test sean voluntarios pone en duda su efectividad. La población prima la jornada laboral a la prueba de antígenos. Así lo corroboran los datos de absentismo de la población. En Jamilena (Jaén) 87 personas se ausentaron de la convocatoria del Servicio Andaluz de Salud (SAS). La cifra ascendió a 133 en Los Villares (Jaén). En el municipio sevillano de Paradas fueron 161 personas mientras que en Écija (Sevilla), actualmente bajo restricciones de movilidad, la cifra superó las 300. “Fui para colaborar. Si al final no va nadie, no sirve de nada”, dice Juan Pinto, un vecino de Lucena. En esta localidad cordobesa, 1.918 personas fueron convocadas y sólo se presentaron 921, un 48% de las seleccionadas.

“No somos un pueblo subvencionado. Aquí se trabaja mucho en el campo y había gente que no podía perder la peoná”, explica el alcalde de Bornos, Hugo Palomares. El primer edil del municipio gaditano “está contento” con el cribado aunque de las 355 pruebas disponibles se utilizaron 253. Los test se hicieron en un día laborable (viernes) y sólo en horario de mañana. El Ayuntamiento de Arahal (Sevilla), allí faltaron 141 vecinos, justifica el absentismo en la campaña de recolección de aceitunas (el verdeo). “Es una actividad vital para la economía local de muchas familias para todo el año”, dicen. “La precariedad en el trabajo hace que mucha gente no quiera ausentarse. Si se va a la prueba en vez de al campo, sumado a los días de fiesta y los de lluvia, repercute en la nómina”, apunta Palomares. “Al ser voluntario hubo gente que no pudo asistir porque estaba trabajando”, exponen desde el Ayuntamiento de Pulpí. Este municipio almeriense dispuso de 361 test, pero sólo se llevaron a cabo 195.

Obstáculos

El motivo laboral es el primer argumento dado por los distintos consistorios con los que ha contactado este diario. “Avisan de un día para otro”, dicen fuentes municipales de Pulpí. En Bornos los vecinos recibieron las notificaciones a partir de la noche del miércoles y durante el jueves para el cribado organizado el viernes. El apresuramiento de la convocatoria también dificulta la posibilidad de coordinar un permiso de los trabajadores con sus empresas. Además, acarrea buscar un acuerdo que deriva al problema de origen: conseguir el beneplácito de los jefes para un test que es voluntario.

En el Ayuntamiento de Benamejí (Córdoba), donde este jueves comenzó el cribado masivo, también eran escépticos con los contactos en las bases de datos del SAS. “Si falla el sistema de citación, no llegamos”, expresó su concejal de Urbanismo, Seguridad y Benamejí Inteligente, Juan Antonio Gómez. La actualización de los datos fue uno de los problemas que hicieron llegar los arahalenses​ a su Consistorio. “Sólo hubo quejas porque el SAS envió mensajes al teléfono móvil que tienen de una persona y luego, cuando llegaron a la prueba, estaba destinada a otro miembro de su núcleo familiar, pero no a ellos”, indican desde el Ayuntamiento.

El protocolo de la Consejería de Salud y Familias es claro: “Los vecinos son citados de forma automática en una agenda específica a través de SMS indicándoles que han sido seleccionados para la realización del cribado, que es de carácter voluntario y en el que se le indicará día y franja horaria a la que deben acudir”. Las pruebas, explican desde la Consejería, se hacen a “una muestra aleatoria, seleccionada por criterio epidemiológico de incidencia de la enfermedad y representativa de la población”. Estas mismas fuentes apuntan a que en algunos municipios se han llegado a presentar más personas de las que estaban inicialmente citadas. “Estas personas han sido evaluadas in situ por los profesionales para determinar si cumplen con los criterios de selección y, en el caso de que cumpla con dichos criterios, se realiza la prueba”, cuentan.

Muchos pulpileños, a sabiendas del absentismo de la primera jornada, llegaron sin cita y fueron aceptados. “De no haber sido por ellos, la cifra de no presentados hubiera sido más elevada”, confirman desde el Ayuntamiento. Sin embargo, en localidades como Écija se desaconsejó “acercarse a la zona a no ser que sea estrictamente necesario para facilitar así las labores al personal sanitario”. Estas medidas evitan aglomeraciones y velan por el desarrollo eficaz del cribado.

Los efectos del absentismo en la radiografía epidemiológica de los cribados poblacionales están por determinar. De momento, mientras sean voluntarios y no se ofrezcan alternativas o facilidades para acudir a las pruebas, los vecinos siguen priorizando su trabajo.

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