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Juan Miguel Baquero: “No publicar las memorias de las exhumaciones es un aviso a navegantes”

El periodista Juan Miguel Baquero. | PATRICIA J. GARCINUÑO

Antonio Morente

Para atender la llamada, el periodista y escritor Juan Miguel Baquero, especialista en temas de memoria y colaborador de eldiario.es, se aleja unos metros de la fosa en la que están exhumando los restos de víctimas del franquismo en Benamahoma (Grazalema, Cádiz). En este paraje se han localizado 19 fosas comunes con 67 cuerpos, “y eso que aquí no llegaron los combates de la Guerra Civil...”.

¿Cómo nació la idea de publicar estas memorias anuales con las intervenciones que se llevan a cabo en las fosas comunes del franquismo?

Se planteó en 2015 como un proyecto pionero, no había ni hay ningún trabajo como éste. Se lo propuse a la Junta y lo acogió con los brazos abiertos porque suponía unir el trabajo científico de arqueólogos y antropólogos con historias de vida, con el relato histórico de esas víctimas. El acuerdo fue que no se vendería el libro, se le entregaría a las familias y se colgaría en Internet. No sabíamos qué acogida iba a tener pero fue espectacular, era una tirada limitada de 1.000 ejemplares y nos los quitaron de las manos.

¿Cómo se entera de que no se va a volver a publicar la memoria? no se va a volver a publicar la memoria

Al producirse el cambio de Gobierno en la Junta les puse encima de la mesa el trabajo que ya se había hecho de 2018, para ver qué iba a pasar. Hubo una reunión con funcionarios y luego con personal del gabinete de la Consejería de Cultura, y la primera respuesta fue que se iba a continuar, que era un trabajo excelente.

¿Por qué no se concretó esa intención inicial?

No lo sé, pero empezaron a pasar los meses y no daban una respuesta: primero que no había presupuesto, luego que se había echado encima el verano, a continuación que tenían que inyectarles el dinero del presupuesto... Al final les comenté que era absurdo sacar la memoria de 2018, que mejor esperar al año que viene y dábamos juntas la de 2018 y 2019, pero que dieran una contestación, y entonces dijeron que no podían asumir el anuario.

¿Había algún contrato suscrito para este trabajo?

No, era un acuerdo verbal que se renovaba año a año con un contrato menor. Por eso, al decirme que no se va a publicar, considero extinta esa relación verbal y lo hago público, porque esto tiene una trascendencia que va más allá.

¿A qué cree que obedece la decisión de la Junta?

A que quieren dar el perfil más bajo posible en las cuestiones de memoria, quieren comunicar lo menos posible. La consejera no se cansa de decir que todo va a continuar igual, pero hay una gran contradicción entre las declaraciones públicas y los pasos que se dan. Es verdad que se sigue trabajando en fosas, pero son proyectos que vienen de la legislatura anterior; el actual Gobierno no ha sacado todavía ni trabajos ni subvenciones, no ha sacado nada nuevo. No publicar las memorias de las exhumaciones es un aviso a navegantes.

¿Vienen malos tiempos para la memoria histórica?

La cosa pinta mal, pero hay que esperar. Será interesante ver cuánto gastan al final en 2019 y cuánto presupuestan, y para qué, en 2020, porque la extrema derecha aprieta. La verdad es que el nuevo Gobierno no ha llegado arrasando con todo como al principio parecía que iba a hacer, pero va poco a poco. No vislumbro un buen camino para la memoria.

¿Entiende esta postura?

No, porque es algo en lo que no existe la opción a ningún tipo de equidistancia, es una cuestión de derechos humanos. En Andalucía sufrimos que un tercio de todas las personas que desaparecieron con la represión franquista en España eran de aquí, hay contabilizadas 708 fosas comunes con 45.566 víctimas, y no hablamos de combatientes en el frente sino de víctimas civiles, de asesinatos selectivos y ejemplificadores para imponer una dictadura del terror. En cuanto a víctimas, en Andalucía superamos de largo a la suma de dos de las dictaduras más sangrientas, la argentina y la chilena.

Los hay que dicen que esto es reabrir heridas...

Esto no es reabrir heridas, es pedagogía de la paz. Esto hay que contarlo, porque lo han extirpado de la memoria de nuestros abuelos y padres y hoy mi hijo tampoco lo estudia. A la sociedad no se le puede extirpar el derecho a la memoria, que además es una obligación que corresponde al Estado, pero desgraciadamente la derecha en España sigue anclada en ese discurso.

¿Qué le parece que la Junta imponga a las asociaciones que no gasten en su financiación estructural más del 20% de las ayudas que reciban?

Creo que quieren hacer ver que son unos chiringuitos de memoria, están poniendo en la picota a unas asociaciones que no se financian con subvenciones; esas ayudas son para publicaciones y divulgación. Al decir eso hay una intencionalidad política y demuestran que no saben muy bien qué tienen entre manos. Es como cuando dicen que no se van publicar las memorias anuales porque las subvenciones van a ser para exhumaciones, y hasta la propia ONU dice que no se pueden dar subvenciones para abrir fosas porque eso sería una privatización. Los fondos son distintos.

¿Ha tirado la toalla con la publicación de las memorias de 2018 y 2019?

No, mi intención es sacarlas con otra institución, para que siga siendo algo público, y si no sale iniciaré una campaña de micromecenazgos. La decisión de la Junta ha tenido mucha repercusión, estoy abrumado con los apoyos porque no me lo esperaba, y eso me refuerza en la necesidad de continuar con este trabajo.

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