La renta familiar se hunde con los ‘brotes verdes’ más que con la crisis
¿De qué mala hierba serán los ‘brotes verdes’ que desde hace algo más de tres años revelan las magnitudes macroeconómicas aragonesas? Entre los efectos secundarios más destacados y paradójicos de esa mejora se encuentra, al contrario de lo que cabría esperar, el de tirar a la baja de las rentas familiares, en otro indicio de que la salida de la crisis está intensificando la desigualdad.
Según revela la Encuesta de Condiciones de Vida del INE (Instituto Nacional de Estadística), la renta familiar media de los hogares aragoneses alcanzó el año pasado el nivel más bajo de los últimos nueve al situarse en 28.019 euros.
La llamada renta con alquileres imputados, en la que una operación estadística añade a las rentas declaradas por las familias entrevistadas lo que les costaría alquilar su vivienda a precios de mercado cuando son propietarios o pagan arriendos bajos, y en la que se restan las cuotas de la hipoteca cuando esta existe, asciende hasta 32.211 euros, lo que supone también el nivel más bajo de la serie.
Se trata, en ambos casos, de rentas netas; es decir, del dinero del que realmente disponen los hogares aragoneses para cubrir sus gastos y necesidades, una vez restados los impuestos y las cotizaciones sociales vinculadas a la actividad laboral.
Descenso sin precedentes
La encuesta toma como renta de referencia la del año anterior a la encuesta. Eso indica que las familias aragonesas disfrutaron de sus mayores niveles de ingresos en 2008, cuando alcanzaron los 31.598 euros anuales.
A partir de entonces comenzó un retroceso de dos años que la redujo a 29.066 tras una pérdida de algo más de ocho puntos, seguido de tres años de congelación que la dejaron en 29.020 en 2013.
El año 2014, el primero en el que cesó la destrucción de empleo, se reflejó en un aumento de las rentas de casi mil euros para alcanzar los 30.058. Sin embargo, el siguiente, en el que las magnitudes macroeconómicas seguían mejorando –aunque no precisamente en lo referente a la calidad del empleo-, sufrió un descenso sin precedentes de más de 2.000 euros –aunque solo 6,8 puntos porcentuales- para caer hasta los 28.019.
Repunta la pobreza
La evolución de las rentas ha sido similar, aunque menos acusada tanto en los ascensos como en los desplomes, cuando se calcula por personas y por unidades de consumo, con un resultado de 11.649 en el primer caso y de 17.116 en el segundo.
Ese desplome de las rentas familiares ha provocado un repunte de la pobreza que hace que más de la séptima parte de las familias aragonesas –el 15,7 %- se encuentre por debajo de su umbral por ese motivo.
Sin embargo, el riesgo de exclusión es mayor: alcanza al 18,7 % de los hogares cuando para el cálculo se utilizan los parámetros comunitarios, que suman a ese 15,7 % de pobres por rentas baja se suma parte de los miembros del 7,6 % de familias que sufren baja intensidad laboral –su miembro de referencia no logra ocuparse más del 20 % del tiempo posible- y del 2,9 % de los que sufren carencias materiales severas.
Esa tasa del 18,7 %, pese a ser elevada, se encuentra claramente por debajo de la media estatal -27,9 %-, supone menos de la mitad de la que se da en comunidades como Andalucía y Canarias y solo se ve mejorada por las de Asturias, Catalunya, Navarra, Euskadi y La Rioja.
No obstante, sitúa a Aragón, casi la cuarta parte de cuyas familias admite tener serias dificultades para llegar a fin de mes –el doble que hace una década-, como la autonomía con mayores niveles de pobreza del corredor del Ebro.