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El Prismático es el blog de opinión de elDiario.es/aragon. 

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El PP en transición

Feijóo, en la rueda de prensa posterio al Consello.

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El Partido Popular está en plena transición después de dar por terminada la etapa de Pablo Casado. Todo apunta a que el nuevo presidente del partido será Alberto Núñez Feijóo -dirigente con fama de centrista aunque su política en Galicia no avale dicha fama-, pero no está claro qué conclusiones ha sacado de la crisis del partido, ni cuáles son sus propuestas ante los diferentes retos y disyuntivas que tiene el PP.

Sería un error atribuir la caída de Casado a la traición de las personas más próximas, el origen de la crisis del Partido Popular viene de lejos. En los tres años y medio transcurridos desde el último congreso, la dirección ha sido incapaz de integrar las diferentes sensibilidades existentes en el partido. El problema no ha estado solo con Isabel Díaz Ayuso; el secretario general, Teodoro García Egea, se ha centrado en imponer en los territorios a sus fieles y Casado ha prescindido del Comité de Dirección – una docena de personas, se supone que de su máxima confianza- en la resolución del “caso Ayuso”. Así no es de extrañar que no hayan querido suicidarse con su presidente.

¿Cómo será la organización, la participación y la democracia interna en el futuro? ¿Tiene Feijóo un modelo compatible con la diversidad existente, tanto ideológica como territorial?  

Pablo Casado ha sido incapaz de definir una estrategia clara, tan pronto parecía dispuesto a pararle los pies a Vox como competía con ellos en populismo, demagogia e insultos; en lo único que no ha variado es en rechazar cualquier propuesta del Gobierno. Su último error estratégico ha sido la convocatoria de elecciones en Castilla y León. El resultado se aleja mucho de lo esperado -el PP va a depender completamente de Vox para gobernar si no lo tiene que incluir en el Consejo de Gobierno- y la campaña de Casado ha sido simplona y zafia, un insulto a la inteligencia. Lo que iba a ser un jalón en el camino de Casado a la Moncloa se ha convertido en un revés que ha restado parte de la escasa credibilidad que le quedaba a la dirección de los populares. Ha sido un desastre y nadie quiere que el desastre comprometa su futuro político.

¿Qué modelo tiene Feijóo para España? ¿Propone restringir derechos y libertades? ¿Qué tipo de Estado del Bienestar -sanidad, educación, protección social…- piensa defender? ¿Cómo pretende combatir la desigualdad? 

Una cuestión clave en la política del nuevo PP va a ser su relación con Vox. Entre los populares hay dirigentes con clara afinidad ideológica con el partido de Abascal, Ayuso justifica los gobiernos con Vox y Cayetana Álvarez de Toledo reclama que se presente en el próximo congreso una ponencia ideológica que defina -hacia la derecha- al partido.

¿Buscará Feijóo un espacio diferenciado de Vox? ¿Aceptará gobiernos de coalición con la extrema derecha?

También en el orden interno va a tener una ardua tarea el nuevo presidente. Isabel Díaz Ayuso -siempre Ayuso- no está por la labor de tener un congreso tranquilo, quiere sangre, que se expulse a los que le han acusado de una actuación, al menos, poco ética en relación a las comisiones cobradas por su hermano. El problema para Ayuso es que las “irregularidades” de su Gobierno no se limitan al caso de su hermano. Según Infolibre, a Ariete Seguridad SA, empresa de una exconcejala del PP, le han concedido, desde 2019, contratos por valor de casi 24 millones de euros, de ellos, como mínimo 12, por procedimientos negociados sin publicidad o de emergencia. Todo esto incumpliendo la ley que obliga a las Administraciones a garantizar que los contratistas “cumplen las obligaciones aplicables en materia medioambiental, social o laboral”. Y Ariete lleva desde 2013 con tres convenios considerados ilegales por los tribunales.

En relación con lo interno las dudas son pocas a corto plazo. Parece claro que el acuerdo entre Ayuso y Feijóo para eliminar a Casado contempla la presidencia del partido en Madrid para la primera y la del Partido Popular para el segundo. Hasta aquí se va a seguir el guion, pero Ayuso no se conformará con eso.

Más difícil es entender la fe, tanto del futuro presidente del partido como del organizador del congreso, Esteban González Pons, en la honorabilidad de la presidenta de Madrid, sobre todo después de compararse con Rita Barberá, a la que el Tribunal Supremo imputó por delito de blanqueo en el caso Taula y que no fue juzgada porque murió antes. La dirección del PP le pidió que renunciase como senadora, pero Barberá prefirió darse de baja en el partido y conservar su puesto en el Senado. Todo un ejemplo de honorabilidad en el que se ve reflejada Diaz Ayuso y que parece ser que convence a la nueva dirección del partido.

El PP no solo no tiene previsto profundizar en la ética de sus comportamientos, sino que ni siquiera piensa aclarar los indicios de corrupción, de ilegalidad. Los populares están en transición, van a tener un congreso que cambiará la dirección, pero no les va a servir ni para regenerarse ni para tener paz interna.

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