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Siétamo veta las granjas a menos de medio kilómetro de fuentes y manantiales

Siétamo prohíbe la instalación de granjas a menos de un kilómetro de los núcleos de población de su término.

Eduardo Bayona

Zaragoza —
10 de enero de 2021 22:54 h

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Siétamo también ha dado el paso para poner coto a la expansión de la ganadería industrial y para evitar sus nocivos efectos en el medio ambiente: el ayuntamiento ha aprobado una modificación del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) para limitar la ubicación de cuadras en las inmediaciones de los núcleos de población del municipio y de las masas de agua.

La modificación de las normas urbanísticas, aprobada en un pleno extraordinario celebrado el pasado 17 de diciembre, se encuentra en fase de información pública durante un mes, periodo tras el que se pondrá en marcha la tramitación ante los órganos urbanísticos del Gobierno de Aragón, que ya han reconocido oficialmente que limitar la ganadería industrial resulta beneficioso para el medio ambiente.

Lo hicieron al avalar el veto a las macrogranjas de Sabiñánigo, otro de los municipios que, como Chimillas o Loporzano, han comenzado a poner límites a un modelo de explotación que está llevándose por delante el modelo tradicional de ganadería familiar que hasta hace un par de décadas predominaba en el campo aragonés.

La resolución aprobada por el consistorio de Siétamo prohíbe “con carácter general” la instalación de “nuevas explotaciones ganaderas en un radio de 1.000 metros de cada núcleo de población existente en el municipio y de 500 metros de las fuentes y manantiales locales”.

Esa medida tiene como finalidad evitar lo ocurrido en pueblos cercanos como Banastás, Alerre, Quizano, Chimillas, Lierta o Plasencia del Monte, donde la filtración de nitratos procedentes de la actividad ganadera hacia los acuíferos y los ríos desde los que se abastecen ha hecho que el agua del grifo deje de ser potable.

La media incluye la declaración como “fuera de ordenación” de “las granjas existentes que incumplan dicha distancia mínima”, con lo que su capacidad no podrá ser ampliada.

La protección del acuífero del Saso del Alcanadre

Paralelamente, el acuerdo plenario establece en el territorio municipal “una nueva clase de suelo no urbanizable genérico, distinta del general, que se denominará Masa de Agua Subterránea Saso de Alcanadre”, en el cual se aplicará “un régimen específico que prohibirá la implantación de nuevas granjas o la ampliación de las existentes, que quedarán fuera de ordenación”.

Por último, el pleno acordó prorrogar “la suspensión del otorgamiento de licencias de edificación de nuevas instalaciones ganaderas o ampliación de las existentes” aprobada el 19 de diciembre del año pasado, aunque limitada a las áreas clasificadas en la planificación urbanística como “Suelo No Urbanizable Genérico Masa de Agua Subterránea Saso de Alcanadre” y, también, a “las comprendidas en los radios de 1.000 metros a los núcleos de población y de 500 metros a las fuentes y manantiales locales”.

Esta última medida tiene en ambos casos una función preventiva para evitar la instalación de nuevas explotaciones ganaderas o la ampliación de las ya existentes durante el periodo de tramitación de la nueva normativa urbanística.

Una malla de masas de agua subterránea

El acuífero que el Ayuntamiento de Siétamo trata de proteger con esas decisiones ocupa una masa de 488 kilómetros cuadrados en las cuencas de los ríos Botella, Guatizalema y Alcanadre, al sur de las sierras de Santo Domingo y de Guara.

La localidad que ha tomado esta iniciativa se encuentra ubicada en el vértice noroeste de la masa de agua, en lo que podría considerarse su cabecera.

Se trata, según indican los estudios de la Confederación Hidrográfica del Ebro (CHE), de una malla de acuíferos compartimentados, aislados hidráulicamente y de pequeña extensión, con una profundidad media de unos tres metros y máximos de hasta quince, que capta sus aguas de la escorrentía de la lluvia y de los retornos de los regadíos para verterlas en los aluviales del Guatizalema y el Botella y en los glacis (pies de monte) de Siétamo, Ola, El Bodeguero-Sabardilla, la Plana de Huerto-Usón y Peralta de Alcolea, todos ellos en La Hoya de Huesca.

Se trata, según un informe del Miteco (Ministerio para la Transición Ecológica), de afloramientos de escaso caudal, con una media de en torno a 1,1 litro por segundo, que a pesar de ello “presentan bastante importancia en el funcionamiento global de la unidad [hidrogeológica], ya que representan una buena parte de la descarga” de la misma.

Los mismos informes de la CHE consideran “alta” la vulnerabilidad de la masa de agua como consecuencia de “la presión agraria” que genera “la intensa actividad agrícola y ganadera de la zona”, dos presiones que “constituyen una importante fuente de contaminación por nitratos”.

Con una tasa de ocupación de suelos de cultivo del 88%, mayoritariamente de secano al quedar limitado el regadío a la franja sur del acuífero, “la actividad ganadera también es importante con un elevado número de cabezas porcinas”, añade el organismo de cuenca.

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