Huesca, la paradoja de una provincia con poca agua potable al pie de los Pirineos
El normal acceso al agua potable se da por supuesto en los países desarrollados. Y no siempre es así, por diferentes razones que tratan de desterrarse en la medida de lo posible. La mala calidad de los suelos o las deficiencias en los sistemas de conducción y suministro son todavía problemas extendidos. En la provincia de Huesca no se es ajeno a estas circunstancias y en las últimas semanas se han producido situaciones en los dos lados de la balanza.
Los municipios de Alerre, Chimillas y Banastás se van a incorporar a la Red de Agua de Huesca, lo que les garantizará más calidad en el abastecimiento de agua de boca. Hasta ahora, los vecinos de estas zonas se surtían de manantiales subterráneos y de agua embotellada por el elevado nivel de nitratos, e incluso algunos instalaron fuentes de ósmosis en sus domicilios. La junta de gobierno local del Ayuntamiento de Huesca ha aprobado la licencia de obras que la Diputación Provincial de Huesca tiene previsto llevar a cabo.
Tras los trabajos por valor de 600.000 euros que ejecutará la institución provincial junto con los ayuntamientos implicados y el Gobierno de Aragón, el consistorio pondrá en funcionamiento el depósito de agua de Lomas de Cillas, inactivo hasta la fecha y que supone un paso más hacia el objetivo de crear una mancomunidad del agua que, de forma jurídica, permita lograr una gestión del agua potable eficiente en la propia capital oscense y en los 16 municipios de su entorno. La actuación beneficiará también al centro Manuel Artero de Valentia, que trabaja con personas con discapacidad intelectual y que también pasará a abastecerse de la Red de Agua de Huesca.
Actualmente, esta dispone de más de 133 kilómetros de tuberías que abastecen a 17 municipios y 48 núcleos de la zona, así como un servicio que implica también a la Diputación Provincial de Huesca, a la Comarca de la Hoya de Huesca, al Instituto Aragonés del Agua, a la Confederación Hidrográfica del Ebro, a la Mancomunidad de Aguas de Antillón, a la Mancomunidad de Aguas de Vadiello, al Consorcio de Aguas de Vadiello, a la Mancomunidad de Aguas de Calcón y a la Junta Central de Usuarios del río Guatizalema.
En el lado opuesto, las lluvias de las fechas recientes han provocado incidentes relacionados con el abastecimiento de agua de boca en los municipios de Laguarres y Albalate de Cinca, en Huesca. El vehículo cisterna del Servicio de Prevención, Extinción de Incendios y Salvamento de la Diputación de Huesca ha facilitado que los vecinos puedan llenar garrafas de agua para su consumo diario. Este verano se han realizado actuaciones similares por parte de esta institución, con la diferencia de que las citadas anteriormente eran las primeras ocasiones en que se hacía con agua del grifo para que los vecinos obtuviesen la que necesitaran.
Recientemente, la localidad de Lierta ha denunciado que suma ya tres años sin disponer de agua potable y que se proyecta una explotación porcina que puede contribuir a empeorar las condiciones de salubridad de este pequeño núcleo de apenas 40 habitantes perteneciente al municipio de La Sotonera, a pocos kilómetros de Huesca. Sus vecinos se han unido en una asociación que está llamando a nuevas puertas tras encontrarse con la oposición de su ayuntamiento. Se trata del último ejemplo de colectivos que tratan de frenar este tipo de explotaciones intensivas cada vez más predominantes en Aragón.
Según explican estos vecinos, desde 2018 el manantial del que tradicionalmente se abastecen de agua de boca presenta unos niveles de contaminación por nitratos incompatibles con su consumo humano. Desde el Ayuntamiento de La Sotonera, que incorpora varios núcleos de población, se plantearon una serie de obras provisionales que intentaban paliar la situación captando agua directamente del cauce del río Venia, aguas arriba del pueblo. Dada la posibilidad de que ese cauce se secara, o redujera mucho su caudal durante el verano, se mezclaron aguas de ambas procedencias con la intención de rebajar la concentración de nitratos.
la falta de agua potable por exceso de nitratos, los recortes de los servicios bancarios, las dificultades para completar las plazas del colegio por el traslado de alumnos a Ayerbe o las amenazas medioambientales de una macrogranja son algunos de los problemas que han trasmitido los vecinos de los pueblos de La Sotonera al lugarteniente del Justicia de Aragón, Javier Hernández, para alzar la voz por el “maltrato y desamparo” que sienten por vivir en el medio rural. Hernández ha tomado nota de todas las reivindicaciones y se ha comprometido a abrir expedientes para cada una de ellas.
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