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La joven Juliana vuelve a mostrar su rostro en Santander casi nueve siglos después de morir

Juliana, nombre ficticio de una santanderina de mediados del siglo XII cuyo rostro fue reconstruido mediante técnicas digitales por Cicero Moraes.

Javier Fernández Rubio

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La han llamado Juliana y ahora tendría 880 años, una santanderina de mediados del siglo XII cuyos restos se han encontrado en la necrópolis de la catedral y cuya fisonomía ha podido ser reconstruida gracias a las técnicas de la antropología forense, la documentación histórica y, sobre todo, mediante las técnicas de reconstrucción digital.

Juliana –o Illana, como ha sido rebautizada por el equipo formado por los arqueólogos Lino Mantecón y Javier Marcos, así como por la antropóloga forense Silvia Carnicero–, vivió en Santander, y murió a mediados del siglo XII, en torno a 1160, con entre 20 y 30 años de edad. Sus restos fueron encontrados en la capa más profunda de la necrópolis que se excava en la calle Los Azogues, pegada a los muros de la catedral y donde ya han sido localizados los restos de un centenar de individuos. Ella hizo la número 52.

Juliana, Illana o más prosaicamente 'el individuo número 52', fue seleccionada por ofrecer la osamenta mejor conservada, con un cráneo prácticamente intacto y una dentadura perfecta, algo que ha llamado la atención de los especialistas, ya que es algo insólito. Estos han conseguido, recurriendo a ADN y otros técnicas, en un proceso en el que ha intervenido un laboratorio estadounidense, establecer su edad de fallecimiento, su sexo y otras características como la clase social a la que pertenecía (alta).

Otros detalles se siguen estudiando como la alimentación que ingería y las causas de su fallecimiento. Pero para reconstruir su rostro digitalmente tuvieron que salir de Santander y se dirigieron a Brasil. De allí procede una autoridad mundial en la reconstrucción facial: el brasileño Cicero Moraes.

Para que Moraes pudiera reconstruir el rostro de Juliana, primero se tuvo que realizar en Santander un escaneo en tres dimensiones del cráneo con un láser de última generación. Eso se hizo en una empresa especializada de La Albericia.

Con los datos obtenidos, el científico brasileño aplicó capas de músculo y piel al cráneo digitalizado y con características precisamente ubicadas en las tres dimensiones espaciales, recurriendo para ello a sofisticados programas digitales, lo que antes se hacía con un modelado artístico. Ello ha ofrecido un elevado grado de objetividad en el resultado, que se complementa con decisiones más subjetivas como la longitud de las pestañas, el color del pelo o la forma de las cejas.

Paralelamente, se estudió el contexto social. Para la vestimenta se recurrió a documentos y también esculturas existentes en iglesias de Cantabria y de fuera de la comunidad, como San Martín de Elines, la propia catedral o la iglesia de Santa María de Bareyo, interesante por su capitel de 'Las tres marías', que recoge a la perfección los tocados y la túnica talar de la época. Del propio yacimiento de Los Azogues se han tomado referencia de hallazgos como alfileres utilizados para amortajar a los inhumados.

Solo faltaba ponerle un nombre. Los arqueólogos optaron por un guiño histórico, recurriendo a la memoria de Illana (Juliana) Garçía Puente, por la sencilla razón de que existió en una época muy similar y quedó registro de ella en la documentación de la venta de una casa contigua a la necrópolis. La documentación se encuentra en el Archivo Catedralicio y el documento está fechado en 1302.

Aunque propiamente Illana o Juliana no fuera quien sus restos sirvieron actualmente para su reconstrucción fisionómica, sí que anduvo lo suficientemente cerca como para haber sido testigo del enterramiento de una mujer de 25 años cuyo rostro ha retornado desde la Edad Media.

Obras junto a la catedral

Los trabajos de recuperación del entorno de la catedral están siendo acometidos por la empresa Rucecan, la cual es la que financia los trabajos de investigación arqueológica, que han tenido que desarrollarse en dos fases, dada la abundancia de restos que se han hallado en la necrópolis ubicada junto al ábside.

Los trabajos de excavación prácticamente han terminado y los arqueólogos se centran ahora en documentar los restos hallados y estudiar las circunstancias en que vivieron y murieron las personas enterradas.

La reconstrucción facial de Juliana ha sido presentada públicamente este jueves por la alcaldesa de Santander, Gema Igual; el concejal de Fomento, César Díaz, y el obispo de la Diócesis, Manuel Sánchez Monge.

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