“Los pactos son buenos y te obligan a no hacer solamente lo que tú quieres”
Miguel Ángel Revilla (Polaciones, 23 de enero de 1943) reconoce que su tiempo se agota. Su etapa política está a punto de concluir, después de casi cuatro décadas como protagonista de la actualidad en la comunidad autónoma. O eso dice, porque ha concurrido como cabeza de cartel del Partido Regionalista de Cantabria (PRC) en nueve ocasiones, las dos últimas ante la amenaza de su inminente retirada. Su salto a las pantallas lo ha convertido en un habitual de las tertulias televisivas y sus libros están siempre entre los más vendidos. Esa fama y reconocimiento, dice, le divierte. Sin embargo, asegura que será presidente de nuevo. “Para mí, esto es un sacrificio”. Y apunta a un sucesor: Rafael de la Sierra, su mano derecha y del que dice que “está preparado, es capaz y buena gente”.
Las posibilidades de que forme Gobierno dependerán de un hipotético pacto con los socialistas -que casi da por hecho- y la abstención de alguno de los otros grupos que pueden entrar en el Parlamento autonómico por primera vez, Ciudadanos y Podemos, ya que considera que la fuerza más votada será el PP. Habla bien de Albert Rivera y de Pablo Iglesias, con los que coincide habitualmente en televisión, y a los que reconoce el mérito de “meter miedo” a los grandes partidos.
-Es un veterano de la política y tiene décadas de experiencia en campañas electorales. ¿Cree que estas elecciones son más complicadas que otras en las que ha concurrido como candidato?
No, para mí es como las demás. Quizás, con más actos. Tengo cerca de 70 intervenciones en estos 15 días de campaña. Uno tiene unos años y eso se nota. Es la novena vez que me presento: va para 36 años en política. No veo mucha diferencia.
-¿Y le está costando más trasladar el mensaje del PRC, con tanta oferta electoral y la aparición de nuevos partidos?
Yo no prometo nada que no pueda cumplir. Tengo la ventaja de que he estado 16 años en el Gobierno, ocho como vicepresidente y ocho como presidente, y los votantes ya conocen lo que hemos hecho aquí. Dejamos a Cantabria dos puntos por encima de la media de España, entre las seis comunidades más ricas. Ahora estamos ocho puntos por debajo de esa riqueza. Dejamos a Cantabria como la segunda comunidad por detrás de Euskadi con menos paro de España, y ahora mismo hay 21.000 personas menos trabajando y 25.000 que se han ido en los últimos cuatro años. Hicimos muchísimas obras de infraestructura y modernizamos la región. Por eso decimos que sabemos gobernar. Lo que he hecho está a la vista.
-¿Y cuáles son sus prioridades para la próxima legislatura?
En una situación como ésta, en la que ha habido un deterioro tremendo del estado de bienestar, con un crecimiento brutal de la pobreza, si soy presidente diré a mi consejero de Economía que hay que hacer tres apartados intocables, a los que hay que reforzar el presupuesto. Por un lado, la educación, que ha tenido recortes fortísimos, y no invertir en esta materia es invertir en ignorancia. Es una prioridad absoluta. Después está la sanidad, que ha sufrido un palo tremendo. El copago a personas que tienen pensiones muy bajas me parece terrible en una sociedad medianamente progresista. Es una de las necesidades más importantes que hay que cubrir. La tercera, que demuestra la poca sensibilidad de este Gobierno, es la dependencia. Hay 40.000 personas en Cantabria con algún grado de dependencia y 20.000 con alguna dependencia severa. Gente mayor, enferma, que ha visto como perdía las ayudas. Esas tres cosas hay que garantizarlas.
A partir de ahí, hay que aprobar el plan eólico regional, que genera futuro, industria, actividad en la Universidad, trabajo… Y hay que recuperar el proyecto del español en Comillas. Es una vergüenza que se haya paralizado una iniciativa para la que se había comprometido un gran presupuesto, con la aportación de empresarios como Emilio Botín, César Alierta, Ricardo Fornesa… Y con la presencia del Instituto Cervantes. A la hora de reivindicar, hay dos cosas que están prometidas por el señor Rajoy: que pague el Hospital de Valdecilla, que no lo ha pagado y no hay ninguna partida presupuestaria específica. Y el AVE, con el que también se comprometió a través de una carta pública a todos los cántabros.
-Hablaba de educación, sanidad y dependencia como grandes prioridades del PRC, carteras que estuvieron en manos de sus socios del PSOE en los dos gobiernos de coalición que presidió. ¿Lo tendrá en cuenta en una hipotética negociación para llegar a acuerdos a partir del 24 de mayo?
Evidentemente, intentaríamos tener responsabilidad en alguna de esas materias. Lo que pasa es que en Cantabria hubo un tiempo en el que las prioridades no eran éstas. Lo fundamental eran las infraestructuras, porque no había carreteras, no había abastecimiento de agua. Hicimos una campaña de inversiones en obra pública que ha permitido que hoy Cantabria tenga las mejores vías de comunicación de competencia autonómica de España y solucionamos el problema del agua que era enorme. Ahora queremos estar allí donde están las necesidades de los cántabros.
-La mayoría absoluta del Partido Popular acabó con cuatro legislaturas en las que el PRC fue determinante para formar un Gobierno. ¿Teme que la irrupción de nuevas alternativas electorales acabe con la condición de bisagra de los regionalistas?
Nosotros no vamos a ser bisagra ni lo hemos sido nunca. Nosotros vamos a ser el segundo partido de Cantabria y bisagra serán aquellos que puedan determinar el voto para una de las dos alternativas. Aquí no hay más opción que el PRC o el PP. ¿Qué harán los demás? No lo sé.
-Ha atacado mucho durante la campaña a esos partidos sin candidatos reconocidos, “sin cara”, como dice en sus mítines.
No los combato, solo digo que nunca votaría a una persona que no conozco. Las siglas me parecen respetables todas, pero el candidato es fundamental. Los partidos están muy bien y los programas son todos muy buenos, pero los que lo hacen creíble y respetable son las personas. Entonces, que irrumpan partidos con personas que nadie conoce, que reciban el voto como rechazo a todos los que han gobernado, me parece un poco preocupante. De hecho, aplaudo que haya aparecido en España este movimiento que haga removerse a los dos grandes partidos. Es algo que yo había vaticinado hace dos años y medio. Que se pongan las pilas, porque hay un gran cantidad de cosas que hay que solucionar en el ámbito de la justicia, de la corrupción, de la ley electoral… Es un clamor de la gente y si los dos grandes partidos están en alternancia no lo van a cambiar nunca. Ahora, han visto que al PP le sale un partido por la derecha y al PSOE le sale otro por la izquierda, y esto hace que cambien muchas cosas. Estamos viendo que se toman medidas muy duras de regeneración política como consecuencia de este movimiento.
-Esta semana ha estado en Santander Albert Rivera. ¿Mantiene algún contacto con él?
Tengo una relación muy buena con él. Incluso, en un momento determinado me atreví a presentarlo en televisión como el futuro presidente del Gobierno de España por tres razones: es joven, tiene un discurso coherente y es catalán y español. Quizás exageré un poco. El problema de Rivera es con qué gente se rodea. Un partido de aluvión, que tiene un crecimiento exagerado en dos meses… ¡Madre mía, qué criba hay que hacer ahí para que no entre en contradicciones! Y lo digo yo, que fundé un partido en 1976 y hemos tenido de todo. Hasta que tú consigues hacer un bloque compacto, que tenga las ideas claras y defienda un programa que ha aprobado la mayoría… es muy complicado. Ese es el problema que va a tener Albert Rivera. Yo tengo su móvil, igual lo llamo...
-Estuvo reunido con él para establecer una coalición en las últimas elecciones generales, que finalmente se frustró. ¿Ya había palpado que tenía grandes aspiraciones a nivel nacional?
Sí, claro. Siempre he vaticinado que este muchacho tiene un gran futuro en España, salvo que meta la pata. Ya he visto que le ha pasado alguna vez. Hay que tener mucho cuidado, porque estar en televisión es muy bonito, pero si estás mucho es difícil no equivocarse. El otro día, por ejemplo, decía que las coaliciones no garantizan la estabilidad. Yo no estoy de acuerdo para nada. ¿Cómo puede decir eso? Se ha puesto de moda criticar las coaliciones, cuando lo nefasto son las mayorías absolutas. Está demostrado. El que tiene mayoría absoluta cae en la prepotencia con toda seguridad. No te escapas, porque la inercia del ordeno y mando es muy peligrosa. Nunca ha habido más estabilidad en Cantabria que con los gobiernos de coalición. Antes, jamás se habían aprobado los presupuestos en plazo, había habido 14 tránsfugas en una legislatura… Mi acuerdo con el PSOE fue de una estabilidad total. Nunca hubo en el Parlamento ningún problema. Siempre que haya coaliciones lógicas, claro. Hubo una coalición que estaba llamada a fracasar, que fue el tripartito catalán. Entraba en un conflicto importante. Un partido que no sea extremista puede llegar a acuerdos con todos en base a un programa. Los pactos son buenos y te obligan a no hacer solamente lo que tú quieres.
-También decía Albert Rivera recientemente que el cambio político tiene que llegar con gente que ha nacido en democracia. Eso le jubila a usted y a la inmensa mayoría de los políticos actuales…
¡Eso es otro disparate! Lo que daría yo por tener diez años menos, pero hay que combinar la experiencia con la juventud. Eso lo saben muy bien en otros países, donde valoran más a la gente mayor. ¿Por qué no puede haber en política gente veterana con lucidez y una trayectoria impecable? Eso que ha dicho es otra metedura de pata.
-¿Ve a Ciudadanos como una marca blanca del PP o cree que tendrá autonomía propia y facilitará gobiernos de todos los colores?
No lo sé. Vamos a verlo. Creo que Ciudadanos, por estrategia política, no va a enseñar esa carta en ningún sitio, porque donde tiene puesto el objetivo Albert Rivera es en las elecciones generales. Y creo que va a ir por Madrid. Él no puede quemarse ahora en un apoyo al Partido Popular. Su discurso, en la parte que a mí más me gusta, habla de la regeneración política y acabar con toda esta corrupción. Me parece muy poco lógico que vaya a permitir que el PP subsista en una serie de comunidades, como Madrid o Valencia, donde ha estado el foco más importante mientras gobernaban. Va a tener mucho cuidado para no mojarse. Otra cosa es que, como ha cogido a gente variopinta en 15 días, va a tener problemas con indisciplinas en algunos sitios. Seguro.
-¿Y cree que Podemos se está desinflando o tiene margen para remontar?
Creo que Pablo Iglesias es consciente de que el “tic, tac, tic, tac” no es a corto plazo ni mucho menos. Ha tenido la típica contradicción que te da votos por un lado y te los quita por otro. Creo que él es muy de izquierdas, y al decir que su partido no es ni de izquierdas ni de derechas y que su modelo es la socialdemocracia, mucha de esa gente que yo he conocido en las manifestaciones está defraudada. Recuerdo cuando su obsesión era el referéndum sobre la monarquía constitucional. Ahora no se toca ese tema.
El gran mérito de Pablo Iglesias es que ha conseguido meter miedo a los grandes partidos. Eso les ha hecho cambiar el paso, cuando han visto que aquí no hay nada garantizado al estilo de Inglaterra o Estados Unidos. Lo ha hecho saltar por los aires. Es una persona muy inteligente, muy preparada, con un discurso que cala, pero no se puede contentar a todos. Va a ser un partido importante en esta etapa, con una presencia notable, pero no al nivel de que sea siquiera la segunda fuerza política. Dara y quitará gobiernos, pero no es el papel que Pablo Iglesias tenía al inicio, que se llegó a creer las encuestas que le daban la posibilidad de ser el próximo presidente de España.
-En Cantabria tienen como candidato a un exregionalista. ¿Eso facilita un posible diálogo?
Sé que iba de número siete u ocho en Rionansa… Lo saludé el otro día y parece un chaval normal. Conocía a su padre. De todas formas, no van a tener los resultados que les dan las encuestas aquí en Cantabria. Tendrán bastante menos, porque en unas elecciones autonómicas y municipales cuentan bastante más las personas. Nosotros llevamos 102 candidaturas en los 102 municipios y estamos en más de 400 juntas vecinales. En los pueblos no me encuentro a esos partidos, y también los pueblos suman.
-¿El Partido Popular volverá a ganar las elecciones?
Sí, ganará el PP a años luz de la mayoría absoluta. Ignacio Diego ya ha rectificado, porque primero había dicho que no pactaría con nadie. Si no lo hace, ya se ha eliminado. Creo que va a ser complicado que ningún partido se moje ahora con el PP. Los nuevos, que tienen la vista puesta en las generales, difícil. Nosotros sí estamos dispuestos a hacer pactos. Con el PP, desde luego, imposible, dada la trayectoria personal de los diputados y del presidente, que es muy importante. Ignacio Diego es una persona que tiene una inquina específica hacia el PRC y mi persona. Es un hombre bronco, incluso maleducado, prepotente… Tiene todos los rasgos de lo que yo detesto en política. He convivido con un presidente del PP, José Joaquín Martínez Sieso, que era un caballero. Otros, como José Antonio Rodríguez, eran muy respetables. No diría lo mismo de Juan Hormaechea. Pero éste es una persona muy complicada y no hay feeling ninguno. Creo que no va a haber ni llamada. Las opciones son o que siga este señor o que yo sea presidente.
-Salvo sorpresa mayúscula, para que Miguel Ángel Revilla vuelva a ser presidente de Cantabria necesitará algo más que los votos del PSOE.
Bueno, se puede votar en una segunda vuelta en la que logremos más votos que la primera opción…
-¿Ha hablado de esa posibilidad con la candidata socialista?
No, no, no. Mi relación con Eva Díaz Tezanos no es buena, es buenísima. Yo no hago más que elogios de esa persona. Es una persona muy preparada y me encanta cómo ha trabajado en un área como la educación siendo yo presidente. Lo hizo de maravilla y porque sea una rival no dejo de reconocer sus méritos. A mí me encantaría que estuviera en mi partido. Con esa persona, seguro de que si hay voluntad de que haya un cambio, vamos a llegar a acuerdos para hacer un programa en cuestión de dos horas. Ya sé cómo piensa y cómo funciona.
-Hablaba antes de regeneración democrática, un discurso que se ha impuesto en esta campaña electoral. ¿No es contradictorio y difícil de encajar eso en el PRC, con usted al frente del partido desde hace más de tres décadas?
A mí me hubiera encantado que hubiera otra alternativa. Me he pasado tres años animando a los compañeros a buscar una persona que me sustituya. Son muchos años, la familia… Ahora tengo otras actividades fuera de la política que son muy gratificantes: soy un escritor que vende muchos libros, tengo peticiones para dar más de 200 pregones por toda España, y eso es muy divertido. La gente te da palmadas y es más bonito que estar en el despacho a las nueve de la mañana recibiendo a colectivos que vienen a pedir que les aumentes el sueldo. A mí los compañeros me han votado por unanimidad en unas primarias puras y duras. Son conscientes de que en una situación complicada, mi presencia para garantizar ese voto personal que tengo era imprescindible. ¿Y cómo me voy a negar? Yo fundé esté partido con 100 personas. Y tampoco puedo decir que no a los 100.000 que me votaron en las últimas elecciones. Te puedes ir cuando tienes una debacle electoral, pero no porque ya no seas presidente. Para mí, esto es un sacrificio. Lo fácil sería irme y estar en una segunda fila asesorando.
-Ha dicho que esta va a ser su última legislatura, aunque también es verdad que lo ha dicho unas cuantas veces…
Hombre, ahora es por razones biológicas. ¡Por favor! Yo no quiero andar por ahí como Fraga, con una cachava. No, no, no. Esto se acabó.
-¿Y cómo va a ser el día después de que se vaya Miguel Ángel Revilla en el PRC?
Hay un equipo de gente extraordinaria. Yo no he hecho nada en esta campaña. La organización funciona perfectamente. En cualquier pueblo de Cantabria hay regionalistas y tenemos un grupo parlamentario de lujo. Y tenemos un portavoz que no lo tiene nadie, que es Rafael de la Sierra, que lleva muchísimos años en política, está preparado, es capaz, buena gente… Yo estoy preparando el relevo y he trasladado la mayoría de los poderes del partido a Rafael de la Sierra. Es el secretario de Organización, es el que ha hecho la lista regional y estoy en la fase de dejar el partido en las mejores condiciones posibles.
-Es decir, que por fin tiene sucesor.
Sucesor no, porque tendrá que ganárselo en un congreso si decide presentarse.
-Otro de sus hombres de confianza, Francisco Javier López Marcano, está a punto de sentarse en el banquillo acusado de malversación de caudales públicos por la venta del Racing de Santander. ¿Cómo valora el auto de la magistrada Paz Hidalgo?
Es un tema complicado. Hay que tener mucho cuidado con lo que dices, pero qué casualidad que esta jueza, del tercer turno y presentada por el Partido Popular, haya defendido varias querellas y las haya perdido en el Tribunal Supremo. La guerra que se ha iniciado contra Javier… Ahora está en una situación en la que, probablemente, en el momento en el que se convoque juicio oral por cargos de corrupción, exigiremos el cese como diputado, tal y como dice nuestro código ético. Vamos a esperar a ver qué pasa. Nosotros solo intentamos salvar al Racing. Nadie se ha llevado un euro. Si tenemos en cuenta lo que ha tenido que pasar por otros casos en los que ha sido absuelto…
-¿Se arrepiente del papel que jugó su Gobierno en la venta del Racing?
Por descontado. Si volviera el reloj para atrás, no haría lo mismo.
-Antes explicaba el arraigo que tiene el PRC en el ámbito rural. ¿Santander sigue siendo la asignatura pendiente?
Está claro. Esta campaña estaré mucho en la capital. Santander es una ciudad un poco distinta, más conservadora que el resto de la comunidad. Ahí está la clave.
-¿Cómo se ve el 25 de mayo?
No necesito esperar tanto, lo sabré esa misma noche. Yo las vanidades ya las he cubierto, he sido presidente ocho años, pero me temo que me va a tocar volver a coger el timón del barco.
-¿Y aguantaría toda la legislatura o se plantea hacer un relevo?
Si estoy bien de salud, sí aguantaría. Tengo problemas de riñón, pero si estoy bien, estaré hasta el final.