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Las farmacias de Cantabria no medirán la tensión hasta nuevo aviso: “Para algo tan sencillo requerimos de muchísima protección”

Nuevos precios de referencia ahorrarán 43 millones en medicamentos de farmacias

Blanca Sáinz

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Cientos de personas -principalmente ancianos- acudían frecuentemente a sus farmacias a que les midiesen la tensión, ya fuese por enfermedades previas o por seguir cierto control de su presión arterial por consejo médico, pero como tantas otras cosas, eso también ha cambiado.

La COVID-19 convirtió las farmacias en 'trincheras' en las que, además de guantes, mascarillas y geles hidroalcohólicos, las mamparas protectoras han comenzado a ser un escudo más en la venta de medicamentos. Desde que comenzó el estado de alarma, estas decidieron que las pruebas bioquímicas -como la del azúcar-, la medición de tensión o incluso la puesta de pendientes tendrían que esperar a que la situación comenzase “a normalizarse”.

Así lo ha expresado la presidenta del Colegio de Farmacéuticos de Cantabria, Rita de la Plaza, en declaraciones a eldiario.es: “Desde el primer momento, el Ministerio de Sanidad nos dijo que el coronavirus era un riesgo inherente a nuestra profesión, así que hemos tenido que buscar nuestra propia autoprotección”, indica.

Precisamente esa autogestión ha sido la que ha llevado a las farmacias a tomar la determinación de que “de forma general”, no se lleve a la práctica esta prueba por proteger al personal “y al propio cliente”. “Para algo tan sencillo requerimos de muchísima protección: pantalla facial o gafas, bata desechable... Es imposible guardar la distancia de seguridad porque tienes que tocar a la persona”, expresa de la Plaza.

Asimismo, la presidenta reconoce que en algunos lugares sí que se están llevando a cabo estas mediciones debido a que muchos consultorios permanecen cerrados y el único sanitario es el farmacéutico. “En esas farmacias se realiza la prueba de la tensión con muchísima protección individual para poder cubrir esa labor sanitaria”, explica.

Sonia Molina Fernández es farmacéutica y propietaria de la farmacia Molina Fernández, de Santillana del Mar. Ella explica que desde que se decretó el estado de alarma muy poca gente acude a que le hagan esta prueba. “De hecho intentan pisar la farmacia el menor tiempo posible porque siguen teniendo miedo”, advierte. 

Sin embargo, en su farmacia disponen de una máquina especializada en medir la tensión sin necesidad de que el farmacéutico o el técnico acudan a ayudar: “Pueden venir y hacérselo solos, no requiere del contacto directo con el cliente”, asevera. Aún así, y en el caso de las personas mayores que puedan no saber manejarla de forma correcta, Molina explica que “en caso de necesidad”, le realizarían la prueba.

Sobre la puesta de pendientes y demás pruebas bioquímicas, Molina aclara que mientras la situación siga siendo la actual, no encuentra primordial saltarse medidas como la distancia de seguridad para este tipo de acciones.

Por lo que por el momento los ciudadanos tendrán que seguir adaptándose a esta 'nueva normalidad' en la que la distancia social -o física, como la llaman algunos- siga siendo la prioridad absoluta hasta para medirse la tensión.

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