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Los ecologistas denuncian que las espumas del Tajo confirman el estado crítico del río

Plataforma Tajo Toledo

Francisca Bravo Miranda

El pasado sábado, el río Tajo amaneció cubierto con una espuma gruesa. De casi un metro de altura, aseguraba la Plataforma en Defensa del río en Toledo. La situación levantó las voces de indignación de colectivos y ciudadanos a lo largo de la región, que tachaban el estado del río como “vergonzoso” y una “cloaca”. Las administraciones reaccionaron, pero en distintos niveles.

El Ayuntamiento de Toledo, gobernado por Milagros Tolón (PSOE), mostró una reacción contundente, anunciando que estudiarían la situación del río en conjunto con la Junta de Comunidades para estudiar posibles acciones legales para intentar determinar las causas de lo sucedido. La misma Tolón aseguraba en su cuenta de Twitter que “no voy a permitir la situación límite que presenta el Tajo hoy. Iré donde tenga que ir en la defensa del río”.

El Consistorio también ha anunciado la convocatoria “urgente” del Consejo de la Ciudad de Toledo por el Tajo, que se reunirá a la “mayor brevedad posible” con el Gobierno de Castilla-La Mancha. De este modo, el Consejo pretende analizar la situación del río y su “perpetuo” atentado medioambiental. Las espumas son un signo para la institución del estado “agonizante” del Tajo.

Por su parte, el consejero de Medio Ambiente de Castilla-La Mancha anunció a través de un tuit que el estado se debía al bajo caudal del río, y el Gobierno además señaló que tanto el servicio del SEPRONA como de los Agentes Medioambientales investigaban para descartar un vertido en la región. El domingo, el delegado del Gobierno, José Julián Gregorio, acudía a visitar el río y acusó al Ejecutivo regional de no haber defendido “jamás” el Tajo.

La respuesta de Castilla-La Mancha no se hizo esperar: Elena de la Cruz, consejera de Fomento, aseguró el mismo domingo que la situación no se debía a ningún vertido en la región y que el caudal del río no llegaba al legal, quedándose en los 8,5 hm3/segundo. La Confederación del Tajo, sin embargo, aseguraba que el caudal triplicaba los límites legales. De la Cruz aseguró también que no se descartaban acciones legales.

Cuarenta años sufriendo las espumas

Alejandro Cano, de la Plataforma de Defensa del Tajo, recuerda que la aparición de espumas puede situarse hace ya 40 años, pocos después de la prohibición de baño en el río a lo largo de toda la provincia de Toledo el 19 de junio de 1972. “Fue un espectáculo dantesco”, asegura el activista, que se repite de forma “regular” cada par de años, si bien Cano puntualiza que no tan altas como las de este sábado. Desde la Plataforma recuerdan que la contaminación está en el río, con o sin espuma

Miguel Ángel Sánchez, concejal de Ganemos Talavera y exportavoz de la Plataforma local en Defensa del río, coincide ante esta postura y recuerda que las espumas fueron una estampa “típica” de los 80', hasta que se quitaron los componentes que provocaban la reacción. Ahora, décadas después, surgen cuando se juntan diversos factores, como las lluvias que propician la suelta de aguas residuales acumuladas en las depuradoras, a lo que también se debe unir la bajada de temperaturas.

“Es algo normal, las espumas son una muestra mas de que el río está en mal estado, al límite”, asegura el naturalista. “Lo que debe preocupar es la calidad físico química del Tajo que es espeluznante, puedes ver cuan turbia está el agua. Los compuestos que no pasan por las depuradoras. Las espumas son las guindas del pastel, pero el veneno va en el agua”, explica Sánchez.

La actitud de los políticos

Ante las reacciones de los representantes políticos de España y la región, Miguel Ángel Sánchez señala que las contradicciones y los ataques se deben a que “nadie” quiere tener la cuota de responsabilidad en lo que pasa con el Tajo. “Es que es terrorífico que tras 50 años se esté igual y la situación ha empeorado”, señala. En cuanto a la Junta de Comunidades, Sánchez asegura que se debe controlar de forma “más contundente” la calidad del agua en Jarama y también la de Aranjuez.

“Castilla-La Mancha debería haber acabado hace muchos años con un gran número de depuradoras y haberlas modernizado. La responsabilidad es de todos”, afirma. Alejandro Cano, por su parte, tacha la actitud de las administraciones como de “absoluta vergüenza”, y ha culpado a los políticos de “no estar a la altura”. “Parece que no tienen sentido de Estado”, concluye el activista.

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