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La digitalización del empleo supondrá “una segunda juventud laboral” para los mayores de 45

Parado

Carmen Bachiller

Lucio A. Muñoz es socio director de Eurogroup Human Resources en Ciudad Real. Este abogado, que dirigió una sucursal de Caja Rural en aquella provincia, ha publicado ya seis libros y el último, ‘La Cuarta Revolución Industrial en España. ¿Cómo reducir el paro estructural que está provocando este fenómeno?’ (EUNSA-Ediciones Universidad de Navarra) quiere ser “un manual orientativo que tiene bastante interés social porque ayuda a cualquier profesional del sector privado a adaptarse al siglo XXI”.

España, como el resto del mundo, está inmersa en un proceso imparable en el que la digitalización, la robotización, la implantación de sistemas Big Data, el desarrollo de la inteligencia artificial y, en general, los procesos de automatización de las áreas de negocio o de gestión, están provocando una reducción de las plantillas de las empresas. Él le ve una parte “positiva” porque “estas personas se pueden adaptar a la nueva economía desarrollando habilidades digitales para reincorporarse al trabajo”.

Apunta algún dato: en 2034 habrá desaparecido hasta un 30% de empleos tal y como hoy los conocemos para dejar paso a cerca de un  millón de “empleos digitales” en Europa. Pone como el ejemplo “más paradigmático en España” el de la banca: “Van a ganar más dinero con la digitalización que manteniendo empleados”.

“La cuarta Revolución industrial es igual que las anteriores y no hay que tener miedo. Simplemente cambiará la forma de trabajar y aparecerán empleos nuevos”. Pone también entre los ejemplos del cambio, la proliferación del trabajo ‘freelance’.

“Las empresas van a tender a externalizar servicios y procesos”. El ‘outsourcing’ será habitual porque les resultará más barato contar con servicios externos que adjudicarlos a las plantillas dentro de la propia empresa.

¿Tendemos entonces a una mayor precarización del empleo y a una mayor pobreza laboral?, le preguntamos. El consultor lo desmiente. “El servicio de los ‘freelances’ será más caro pero es temporal y ellos se pagan la Seguridad Social” y desde su punto de vista “lo que ha de aumentar es la destreza laboral. Los profesionales deben estar atentos a la evolución del mercado. No se puede pensar en un empleo fijo para toda la vida salvo que seamos funcionarios”.

Desde su perspectiva, “la precariedad laboral en España no tiene que ver con la cuarta Revolución Industrial” (que achaca a razones político-económicas). Una ‘revolución’ que introducirá un cambio progresivo por el que habrá menos empleados por cuenta ajena y más por cuenta propia.

Aboga por “utilizar las posibilidades de darse de alta como autónomo” y considera que la problemática de este colectivo  -en  España, en la actualidad, según expertos consultados por eldiario.es habría unos 160.000 falsos autónomos- “no es atribuible” a la cuarta revolución industrial.

Además, se muestra disconforme con la afirmación del profesor de la UCLM, Joaquín Aparicio Tovar, quien, en una entrevista con eldiarioclm.es apuntaba  que “ahora se busca que el empleo desaparezca como forma de integración social”.

“Eso no es achacable a la cuarta Revolución industrial que lo que hará, como las anteriores, es transformar el mercado laboral igual que está haciendo con el entorno empresarial. Y tiene que cambiar también el concepto de trabajo y la mentalidad del trabajador”.

El sistema político-económico no ayuda por su papel “destructor” del tejido empresarial

Sin embargo, Muñoz no lo ve posible debido al actual sistema político-económico al que considera “destructor del tejido empresarial”. Desde su experiencia profesional, explica, “después de 15 años en una consultora de Recursos Humanos he llegado a la conclusión de que España no es un país preparado para afrontar la cuarta Revolución Industrial” y por eso sus efectos serán “menos beneficiosos” que en otros países. “Ahora mismo montar una empresa y que funcione es complicadísimo por ese sistema que asfixia a impuestos, sobre todo a las micropymes y autónomos”.

Tampoco ve factible que el cambio en el mercado laboral debido a la digitalización vaya a producir de forma natural un avance en la igualdad laboral hombre-mujer. “Eso está más relacionado con el ámbito político o con la propia tendencia social que ya es imparable”.

Cinco claves para reducir el número de ‘parados tecnológicos’

En sus reflexiones, el consultor apunta que mientras las pequeñas y medianas empresas “hacen todo lo posible” para adaptarse, el problema, dice, está en la Administración pública que “no está haciendo nada  por ayudar”, más allá de digitalizar sus propios sistemas. Y en este último caso confía en que “sirva de ayuda a las pymes”.

Ofrece lo que considera las cinco “claves” para reducir el desempleo estructural, conformado por los denominados ‘parados tecnológicos’ porque “podrían paliar los efectos negativos” de la digitalización. En este sentido, propone mirar hacia varios modelos tecnológicos internacionales que considera “referencia”, relacionados con la reforma del sistema educativo para adaptarlo al mundo digital (modelo Finlandia), la reestructuración de la Administración Pública (modelo Estonia), la “flexisegurización” del mercado laboral (modelo Austria),  la creación de valles tecnológicos empresariales, como estrategia público-estatal (modelo Canadá) y la conexión de la universidad con el entorno empresarial (modelo EEUU).

No se olvida del colectivo más “damnificado”, el de los mayores de 45 años. “Son los más desfasados, los que más problemas pueden tener. Muchos de ellos aún no tienen la vida solucionada y tal y como están las pensiones…”. Por eso recomienda “reinventarse”.

Propone comenzar por la formación porque “nunca hay que hundirse por no estar adaptados a esta economía digital porque tienen muchas ventajas competitivas”. Se refiere  al hecho de que los trabajadores entre los 45 y los 55 años “están en su máximo nivel de productividad”, por la experiencia acumulada. Tampoco debe frenarles sus cargas familiares.

Lucio A. A Muñoz recuerda que se producirá “un retraso” en la edad de jubilación, entre otras cosas por cuestiones demográficas, y presagia que para ellos “hay una segunda juventud laboral”. Recomienda aceptar nuevos empleos pese a la “devaluación salarial” y “empezar de cero porque aunque ellos no lo crean tienen un perfil atractivo para las empresas”.

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