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El caso de difteria refuerza la defensa de la vacunación y abre un debate sobre su obligatoriedad

Blanca Blay / Caralp Mariné

Sólo 24 horas después de que se haya comunicado oficialmente el ingreso de un menor de 6 años, vecino de Olot, en la UCI pediátrica del Hospital Vall d'Hebron para que se le trate la difteria diagnosticada, se han activado todas las alarmas y se ha abierto el debate sobre la vacunación. Porque, tal y como informó ayer el Departament de Salut en una nota de prensa, el paciente -que se encuentra hospitalizado en estado grave- no habría sido vacunado a pesar de las recomendaciones de seguimiento de los calendarios oficiales fijados por Salut.

La forma más efectiva de evitar la enfermedad es mantener un elevado nivel de vacunación en la población. En este sentido, desde la Agència de Salut Pública de Catalunya recuerdan, ante el hecho de que el menor ingresado no estuviera vacunado, “la importancia de cumplir con el calendario vacunal para evitar la reemergencia de enfermedades graves” que prácticamente habían desaparecido en el territorio .

El debate sobre la vacunación

El doctor Amós García, presidente de la Asociación Española de Vacunología, se muestra poco partidario de obligar a los padres a vacunar a los hijos, ya que, como asegura a este diario, el porcentaje de familias que siguen las indicaciones del Ministerio de Sanidad son superiores al 95%. “Cualquier medida que obligue a tomar una actitud no es razonable”. “Evidentemente cuando hay una situación de riesgo clara para la salud pública de la ciudadanía, hay que tomar las medidas urgentes necesarias”, matiza, aunque considera que en el resto de situaciones hay que respetar el “concepto de vida” de cada uno.

Por su parte, el doctor Fernando Moraga reivindica el derecho del niño a ser vacunado y dice que “este derecho no lo pueden sacar los padres, ya que no tienen derecho a no vacunar a los hijos”. Aunque es consciente que hay un 3% de padres que deciden no vacunar a los hijos, asegura que la gran mayoría sí lo hace. “Se deberían establecer unos organismos que velen por la vacunación de estos niños” hijos de familias no partidarias de vacunar, asegura.

“Reivindicar otra vez la vacunación indica que algo estamos haciendo mal”, lamenta García, que hace autocrítica respecto a no conseguir que el porcentaje de vacunación sea del 100%. El presidente de la Asociación Española de Vacunología explica que se produce la paradoja de que no ver la eficacia de las vacunas podría ser una de las explicaciones que lleva a algunas personas a no vacunarse: “ya no vemos las enfermedades que antes formaban parte de nuestra cultura, de las formas de enfermar o de morir, no las vemos gracias a las vacunas y este no ver significa que en muchas ocasiones se baje la guardia ”. En este sentido, insiste en que “no hay que bajar la guardia” ante enfermedades transmisibles.

“Respetando profundamente las actitudes vitales de cualquier persona, pero creo que es mi obligación reforzar el discurso que la ciencia en lugar de manera absolutamente nítida y clara y es que las vacunas han sido las grandes herramientas de que ha dispuesto el sistema sanitario y que han posibilitado que generaciones y generaciones posteriores hayan nacido mucho más sanas y mucho más felices ”, comenta.

En la misma línea, el presidente de la Societat Catalana de Pediatria remarca a Catalunya Plural que “los posibles riesgos o reacciones a las vacunas son muy inferiores a los riesgos de no vacunar”, apunta, y asegura que los grupos antivacunas no tienen evidencias científicas para desmentirlo.

En Catalunya no había habido ningún caso de difteria, una enfermedad infecciosa que se transmite por vía respiratoria, desde 1983. El último en todo el estado español fue detectado en 1987 y la enfermedad se consideraba hasta ahora erradicada en todo el territorio. De hecho este ha sido uno de los motivos por los que, una vez se confirmó la difteria en el menor, se ha tardado dos días en conseguir la medicación necesaria para el tratamiento, que ha tenido que llegar en avión desde Rusia.

La activación de todos los protocolos

La Agència de Salut Pública de Catalunya (ASPCAT) recibió la notificación de un posible caso de difteria el pasado 28 de mayo. Aunque el menor ya había comenzado a presentar síntomas el día 23 de mayo, la patología no se le confirmó hasta hacerle mandar las pruebas correspondientes en el Centro Nacional de Microbiología del Instituto Carlos III de Madrid. Desde la ASPCAT se está coordinando la adopción de medidas de control adecuadas, consistentes en la administración de medicación preventiva y refuerzo de vacunación para evitar la aparición de la enfermedad en las personas que han mantenido contacto estrecho con el paciente.

Según explica a este diario el doctor Fernando Moraga, presidente de la Societat Catalana de Pediatria, el niño habría contagiado la enfermedad a través de la transmisión respiratoria de otra persona portadora de la bacteria Corynebacterium diphtheriae. “La vacunación prevé el desarrollo de la enfermedad pero no prevé que se tenga la bacteria”, matiza Moraga. El protocolo a seguir ahora es hacer un estudio de contactos a través del cual se realizarán pruebas de frotis de la faringe a todas las personas que han estado en contacto con el niño. Según la doctora Magda Campins Martí, jefa del Servicio de Medicina Preventiva y Epidemiología de Vall d'Hebron, ya se ha dado un tratamiento de antibióticos a las personas que han estado en contacto directo con el niño. Además, recuerda que aparte de las seis vacunas que el pediatra pone a menores para prevenir la difteria los adultos deben revacunar cada 10 años de tétanos y difteria.

La presencia de la difteria en el mundo

En España, la vacunación contra la difteria se inició en 1945, momento a partir del cual los niveles de incidencia anual -el 1941 era de 1.000 casos por cada 100.000- cayeron bruscamente -0,10 casos por el mismo número de habitantes.

Actualmente, la difteria es una enfermedad que presenta casos contados en los países desarrollados, ya que hay elevados niveles de vacunación. Sin embargo, según un estudio del Centro Nacional de Epidemiología del Instituto de Salud Carlos III, la epidemia de difteria que tuvo lugar durante los años noventa a los nuevos estados independientes de la anterior Unión Soviética “ha recordado que la enfermedad puede volver a emerger entre la población susceptible”. Entre los factores que contribuyeron a la expansión de la epidemia, apunta el texto, está la disminución de las coberturas de vacunación infantil o el deterioro de las condiciones socioeconómicas.

Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), la difteria afecta a gente de todas las edades pero sobre todo en niños no inmunizados. En el año 2000, se registraron 30.000 casos y 3.000 muertes en todo el mundo por difteria. Según datos de la organización, en 2013 cerca del 84% de los niños en todo el mundo fueron vacunados contra la difteria, el tétanos y la tos ferina.

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