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Investigadores y empresas quieren demostrar que el ‘vinagre de madera’ puede desbancar al polémico glifosato

Planta de pirólisis térmica

Alicia Avilés Pozo

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La fulminante sentencia de un tribunal de California contra la multinacional Monsanto por el uso de glifosato como herbicida, y por la que deberá pagar casi 290 millones de euros, ha allanado el camino contra un producto que está en el punto de mira de expertos científicos desde hace años. El riesgo para la salud de este producto químico de amplio espectro, utilizado mayoritariamente para eliminar las llamadas ‘malas hierbas’, ha dado oxígeno a las muchas y muy variadas investigaciones sobre sus alternativas.

Con este objetivo, y bajo el nombre de CLAMBER, lleva años trabajando el equipo de la Cátedra de Medio Ambiente de la Fundación de la Universidad de Alcalá de Henares (UAH) junto con el Centro de Química Aplicada y Biotecnología. Ahora acaban de conseguir un paquete de ayudas del Programa LIFE, el instrumento financiero de la Unión Europea dedicado al medio ambiente. Con ello, podrán trabajar en la conversión de residuos leñosos y restos de poda, básicamente biomasa forestal, en bioproductos avanzados de los que ya han obtenido estupendos resultados.

Juan Luis Aguirre, director de la Cátedra, explica a eldiarioclm.es que el proyecto incluye básicamente el desarrollo de tres productos: el ‘biochar’, el betún natural junto con bio-oil, y el denominado ‘vinagre de madera’ o 'good vinegar'. En el primer caso se trata de un carbón obtenido por pirolisis (descomposición de otros elementos) que además de actuar como mejorante del suelo, tiene un alto interés desde el punto de vista del cambio climático, ya que actúa como sumidero permanente de carbono. O lo que es lo mismo, el ‘biochar’ mantiene el CO2 fijado durante cientos de años, lo que elimina la emisión a la atmósfera de este gas de efecto invernadero.

El segundo bloque lo componen productos orgánicos sustitutos de combustibles fósiles y que también contribuyen a paliar los efectos del cambio climático: el betún natural para asfaltado y un combustible natural como es el bio-oil, ya contemplado como sustituto del fuel.

Y es en el tercer caso donde entra en juego la lucha contra el glifosato. El equipo investigador trabaja con un herbicida natural llamado ‘good vinegar’ o ‘vinagre de madera’, un líquido de más de 200 compuestos que ha funcionado “a la perfección” en todas las pruebas desarrolladas.

“Tenemos la tecnología para convertir esos residuos en estos bioproductos”, afirma el catedrático coordinador de los trabajos. Además, detalla que cuentan con varios socios empresariales para probarlos en el terreno, tanto en el centro-norte de Portugal como en la provincia de Guadalajara. En este último caso contarán igualmente con el apoyo del grupo de acción local Asociación para el Desarrollo de la Alcarria Sur (ADA-Sur).

En campos de cultivo de olivo y de vid

Tanto en el caso del 'biochar' como del herbicida natural, el equipo recogerá restos de tratamientos forestales y agrícolas, biomasa sobre todo de pinos y de eucaliptos, que son los más vulnerables en incendios, y los convertirán en ‘biochar’ y en vinagre de madera en campos de cultivo de olivo y de vid. También algunos ayuntamientos, comenta Juan Luis Aguirre, podrían colaborar con la experiencia piloto.

El proyecto LIFE se inicia este mismo mes de septiembre con un coste total de 1,3 millones y por un periodo de cuatro años. El socio coordinador es la Cátedra de Medio Ambiente de la Fundación General de la UAH, junto con varias empresas industriales con las que también realizarán pruebas para instalar una futura biorrefinería.

Ante todo, se trabaja de un “proyecto demostrativo, un pilotaje” para llevar a cabo una instalación industrial y demostrar así que estos procesos son viables y “que los números salen y se pueden obtener beneficios”. El equipo de socios no es ajeno a la reciente sentencia contra Monsanto: “Es un desastre absoluto cómo se utiliza el glifosato en el campo y en las ciudades, y esta decisión judicial supone una presión positiva que ayuda a la búsqueda de un sustituto de o de vías alternativas para trabajar con las llamadas malas hierbas”.

Lo más positivo es que todo el trabajo previo está ya hecho. Ahora el Programa LIFE permitirá demostrar que es rentable. De hecho, una de las empresas socias va a realizar un estudio eco-financiero para la medir la viabilidad.

“Hay un nicho grandísimo en el tema del herbicida y hay un abuso tan absoluto del glifosato, que es una auténtica vergüenza el veneno que nos echamos a nosotros mismos solo porque es muy barato”. El equipo investigador sabe de lo que habla. No solo conoce a la perfección sus efectos sino que ya ha realizado, de la mano de la Administración regional y de empresas concesionarias, pruebas a media escala en carreteras de Castilla-La Mancha con el nuevo bioproducto, con resultados “muy satisfactorios”.

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