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Bernabé Cano, el influyente peso pesado entre los vacunados irregularmente que el PP de Alicante se resiste a dejar caer

El popular Bernabé Cano el día de su vacunación en la residencia Savia en La Nucía.

Emilio J. Salazar

Elche —

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El pasado 10 de enero, el alcalde de la Nucía publicaba en las redes sociales un artículo de una agencia de noticias –ampliamente replicado por los medios– que afirmaba que el también diputado provincial había vivido el partido de fútbol que disputó ese día el equipo de su municipio contra el Hércules “desde el banquillo como médico”.

Aún faltaban unos días para que saltara la verdadera noticia, la de su vacunación indebida en la residencia Savia el día de Reyes en un acto en el que no faltaron las cámaras de la televisión local, a las que había invitado en un nuevo alarde de su habitual manejo de la promoción personal.

No fue casual que, cuando se destapó su irregularidad, el PP, que hasta la fecha había pedido la dimisión de los dirigentes socialistas que se habían vacunado, recordó precisamente que Cano tenía derecho a la dosis porque había estado en un encuentro futbolero como médico, una ocupación que hasta la fecha no había salido a relucir puesto que, como él mismo explica en su blog personal, está en excedencia al tener dedicación exclusiva en la Diputación de Alicante.

Desde entonces, el PP de Carlos Mazón, consciente del peso que tiene el primer edil nuciero, ha pasado de intentar sacar balones fuera a estrechar el cerco contra él presionado por Cs, con los que comparten poder en la institución provincial. En un primer momento dijeron que se vacunó porque era médico de la privada, pese a que el Colegio de Médicos de Alicante había denunciado que los facultativos de la privada no estaban recibiendo la primera dosis. Después, el propio Cano adujo que Salud Pública había tomado la decisión de que se vacunara, algo desmentido por la secretaria autonómica, Isaura Navarro.

Las contradicciones se han ido sucediendo al mismo tiempo que se producían las dimisiones en las filas del PP de altos cargos que se habían vacunado cuando no les correspondía. Primero el consejero de Salud de Murcia, después el de Ceuta. Saltarse la cola empezaba a estar penado por Génova, cuyo líder, Pablo Casado, se atribuía los ceses: “La ejemplaridad que exijo es muy clara”, decía en una entrevista.

Atrás queda esta semana en la que el presidente de la Diputación, el también popular Carlos Mazón, hasta el momento su único valedor, le ha tenido que quitar la competencia de Deportes de manera definitiva en la institución, y no provisional como había hecho ante la amenaza de Cs de romper el acuerdo de gobierno, en una jugada similar a la de Murcia. También esta semana los naranjas se han unido al PSOE y han reclamado su dimisión como alcalde en el pleno de La Nucía, un cambio de postura que se le coló a Mazón en el pleno de Alicante por tener el micrófono abierto. El líder del PP provincial, cuya meta sigue apuntando a Valencia, adonde quiere llegar con la hoja de servicios limpia, volverá a estar en apuros la semana que viene cuando toda la corporación, incluidos sus socios de Cs, exijan la salida de Cano de la Diputación en otro pleno ordinario.

Poder de influencia

Cano no es una figura cualquiera en el terreno alicantino. Su poder de influencia es tal que el PP ha preferido mantener en el cargo a otros concejales y diputados vacunados antes de tiempo para no tener que hacer lo mismo con el político de la comarca de la Marina Baixa.

“Él tiene que saber muchas cosas y le tienen miedo”, asegura una fuente de la oposición socialista en el municipio. “Si canta él, que ha estado metido en varios tinglados, desde la Gürtel a la visita del Papa, podría afectar a otros”, añade.

Se refiere a las sombras de sospecha que han pesado sobre Cano, quien tuvo que reconocer la amistad personal que le unía con Álvaro Pérez 'El Bigotes' para después sortear escándalos e imputaciones varias por la contratación de una empresa vinculada a Orange Market para levantar unas instalaciones deportivas o por utilizar El Bigotes el registro municipal alicantino para optar a construir el pabellón de Fitur del que salió adjudicatario por un millón de euros.

También salió airoso de las escuchas policiales en las que al cabecilla de la trama Gürtel, Francisco Correa, se le oía decir “Bernabé nos dijo que él les iba a montar una (fiesta) de puta madre con tías en su pueblo”, o en otra en la que aseguraba que el primer edil iba a recibir una comisión por un pelotazo urbanístico en la Nucía que finalmente frenó la Generalitat Valenciana.

Todos estos problemas con la Justicia, de los que con el tiempo quedó absuelto, no impidieron al anterior presidente en la Diputación, César Sánchez, darle una vicepresidencia, cargo que perdió al principio de esta corporación con Carlos Mazón, cuyo cometido pasaba por hacer olvidar los desmanes de su antecesor. Le otorgó Deportes, una parcela que controla como pocos en la Nucía, convertido en una especie de parque temático del deporte español. Ahora le ha arrebatado esta competencia sin vuelta atrás y Cano espera que haya clemencia, aunque todos los indicadores apuntan a que reciba pronto la estocada final.

Pero le quedará su pueblo, donde lleva gobernando, va a hacer este año, dos décadas. Fue uno de los alcaldes más jóvenes de la Comunidad Valenciana en lograr la vara de mando y en las pasadas elecciones arrasó con el 64% de los votos. “Algo mal hacemos en la oposición para que siga ganando elecciones”, reconocen desde el PSOE. Tampoco ha cuajado el proyecto de Cs, que cogió fuerza hasta ser en la actualidad un partido residual.

Ante el escenario de que Cano abandone forzosamente las siglas del PP, otra fuente municipal no duda en que se presentará por otro partido “y acabará gobernando de nuevo, tiene al pueblo convencido de que tiene que ser él”.

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